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Oficiales bolivianos piden la destitución de los generales nombrados por Natusch

La crisis militar latente en Bolivia desde los últimos días del golpe del 1 de noviembre ha salido violentamente a la luz con un manifiesto de generales, jefes y oficiales, en el que se pide el cese inmediato del alto mando nombrado por el destituido coronel Alberto Natusch. Los militares firmantes desconocen desde ayer a la cúpula castrense que ha sobrevivido a la caída de Natusch.

Este abierto enfrentamiento entre dos fracciones del Ejército es la primera situación de gravedad que debe afrontar el Gobierno constitucional de la presidenta Lidia Gueiler a sólo dos días de su formación y cuando se había declarado en «sesión permanente» para discutir y promulgar un programa que saque a la economía boliviana de su estado de coma.

Delitos de "lesa patria"

La presidenta Gueiler recibió ayer por la mañana a un grupo caracterizado de los militares llamados institucionalistas, entre los que figuran el general Terrazas, ex jefe del Alto Estado Mayor; el coronel Raúl López Leyton y el teniente coronel Gary Prado; los dos últimos, ex ministros del Gobierno del general Padilla. La delegación militar, que afirma contar con el apoyo del 80% de los oficiales y suboficiales de todas las guarniciones, ha pedido la destitución del alto mando actual, al que acusan de delitos de «lesa patria» y «lesa institución» y su sustitución por militares de vocación democrática.La presidencia de la República ha convocado una reunión urgente del Parlamento para estudiar la crisis. Según fuentes bien informadas, el alto mando actual habría llegado a amenazar al poder ejecutivo para mantenerse en sus funciones, a la vez que ha difundido una circular interna en la que se presenta su posible relevo como una maniobra socialista para dividir irreversiblemente a las fuerzas armadas.

Abucheos contra generales

La cúpula militar designada por el coronel Natusch tras su golpe de Estado, y con cuya ayuda se sostuvo dieciséis días, incluye como elementos fundamentales al general Edén Castillt, jefe supremo, y a los también generales Augusto Calderón, jefe de Estado Mayor; Luis García Mesa, jefe del Ejército, y Jaime Miño de Guzmán, jefe de la Fuerza Aérea; contralmirante Walter Núñez, jefe de la Armada, y general Oscar Larrain, ex ministro de Defensa. Todos ellos fueron intensamente abucheados en el palacio presidencial el lunes, con ocasión de la toma de posesión del Gobierno constitucional.La fracción democrática autora del ultimátum a la presidenta Gueiler ha sugerido la figura del general David Padilla, ex jefe de Estado y autor del traspaso del poder a los civiles en agosto, como aglutinante de las fuerzas armadas. El general Padilla no era localizable anoche por teléfono ni tampoco algunos militares del llamado grupo generacional.

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