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El recuerdo del holocausto judío puede impedir el renacimiento de los fascismos

Juan Cruz

El recuerdo del holocausto en el que perecieron, asesinados por los nazis, seis millones de judíos, durante la última guerra mundial, puede servir para prevenir cualquiera de los brotes de signo racista o totalitario, o de los fascismos en general, que se observan ya en algunos países del mundo, y en concreto en algunos de los países democráticos, dijo a EL PAÍS en una entrevista el profesor Edy Kaufman, de la Universidad de Tel Aviv, en el Estado de Israel. El señor Kaufman vino a Madrid invitado por la comunidad judía española para participar en la conmemoración del ghetto de Varsovia, símbolo de la resistencia judía frente a la brutal represión iniciada por Hitler.

Edy Kaufman da clases sobre el tema de los derechos humanos en la mencionada Universidad israelí. Ahora marcha a América Latina para hablar con los integrantes jóvenes de las comunidades judías allí existentes, acerca del acuerdo de paz que su país y Egipto acaban de ratificar. Sobre estos acuerdos, y sobre el enfrentamiento que Israel mantiene con los palestinos, el profesor Kaufman prefiere no pronunciarse en la prensa, dada su condición de miembro del ejecutivo de la Organización Amnistía Internacional, que prohíbe a sus integrantes hacer declaraciones acerca de temas que atañan a los países a los que se hallen ligados.En su intervención en la indicada conmemoración del ghetto de Varsovia, el profesor Kaufman hizo una relación de las posibles causas del holocausto que costó la vida a seis millones de judíos. Ninguno de estos seis criterios enumerados por él parece enteramente aceptable, por las razones que veremos.

En primer lugar, se ha dicho que el holocausto fue propio de un régimen fascista, antimarxista y antiliberal. Sin embargo, dice el profesor Kaufman, «en Italia funcionó un régimen similar y la situación de los judíos fue distinta allí. Por tanto, la existencia de un régimen fascista explica sólo en parte esa represión en Alemania».

El profesor Kaufman tampoco acepta que aquella matanza hubiera sido originada «sólo porque el de Hitler fuera un régimen totalitario. No es una explicación suficiente. Téngase en cuenta que la mayor parte del exterminio se desarrolló en secreto, denominándolo, simplemente, como solución final. En los regímenes totalitarios, sin embargo, las ejecuciones se dan a conocer y se habla de ellas, para que sirvan de escarmiento. En esta clase de regímenes, además, se favorece la regeneración, la expiación de los pecados, mientras que en la Alemania de Hitler los judíos eran asesinados por el mero hecho de ser judíos: un pecado para el cual no había regeneración».

Razones económicas

La razón económica, barajada para explicar el holocausto, tampoco es suficientemente válida, dice el profesor Kaufman. «Si los nazis pretendían acabar con los judíos para apoderarse de la banca, ¿por qué, en lugar de usarlos corno fuerza gratuita de trabajo, los exterminaban? ¿Por qué utilízaban para transportarlos ferrocarriles que escaseaban para el transporte bélico?»La suerte de los judíos no fue exclusiva. Otro pueblo, el gitano, también sufrió los objetivos de exterminio mantenidos por Hitler. «Pero a los gitanos se les exterminó porque eran considerados como parásitos. A los judíos se les persiguió porque eran un germen contagioso que había que exterminar.»

«La persecución de los judíos -dice en quinto lugar el profesor Kaufman- no tuvo tampoco su base en las reivindicaciones que ese pueblo hubiera planteado. No era una minoría nacional que pidiera autodeterminación o algo parecido. No era el caso de los armenios, que en base a aquellas reivindicaciones fueron exterminados por los turcos.»

El sexto criterio utilizado para explicar la matanza de los judíos, el criterio de la raza superior, es el que mejor traduce la significación del holocausto. «Himmler, el brazo derecho de Hitler, se preguntaba qué hacer con los polacos o los rusos. Para él, los integrantes de ambos pueblos eran como animales que había que conquistar y domesticar. Los judíos, sin embargo, pertenecían a una raza inferior, eran una antirraza, un cáncer, "bacilo causante de una infección fatal", según el propio Himmler. Los nazis, entre cuyos líderes había una dimensión irracional, patológica, consideraban que los judíos protagonizaban lo malvado y eran parte de una conspiración judeo-marxista-capitalista.»

Esa explicación del holocausto, cree el profesor Kaufman, no se ha repetido en la historia de los pueblos. «El hecho de que un pequeño grupo de líderes psicópatas hubieran sido seguidos por una masa enorme indica que en el fondo de esa masa latía un antisemitismo básico.»

«La experiencia histórica del holocausto ha hecho del pueblo judío una comunidad escéptica ante la solidaridad exterior. Por otra parte, el pueblo judío ha aprendido la lección y ahora dice nunca jamás volverá a pasar algo así: no se va a esperar al último momento para refugiarse de nuevo en el ghetto de Varsovia. En el futuro no va a haber paralelo, quiero creer, pero el sentimiento de autodefensa que se siente puede convertirse, en efecto, en una cautela excesiva.»

Para considerar las lecciones del holocausto ha servido en los últimos tiempos, dice el profesor Kaufman, la proyección en la República Federal de Alemania, Estados Unidos e Israel (en España no se ha querido emitir todavía) de la película. «Esta tuvo un enorme impacto en Israel. La vieja generación, la que se sintió protagonista de aquellos horrores, pensó que la tragedia fue mucho más grave que lo que se vio por televisión, medio que ha comercializado el tema. Otros miembros de esa generación se sintieron hondamente emocionados. La respuesta de los jóvenes fue una pregunta a sus padres y abuelos: ¿cómo lo permitieron, cómo esperaron hasta el último momento para refugiarse, para huir?»

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