La mujer más rica de Alemania deja más de cien mil millones de pesetas de herencia
El día de Navidad por la mañana, la servidumbre de la lujosa residencia de la familia Quandt, en Bad Homburgo, un castillo con veintitrés habitaciones, descubría muertos en la cama a los señores de la casa. Inge Quandt, de 48 años, parecía haber sufrido un infarto. A su lado, su tercer marido, el banquero Hans-Hilman von Halem, de 46 años, yacía cubierto el rostro por una toalla empapada de sangre. En su mano mantenía aún el revólver con el que se había disparado un tiro en la boca. Inge era la mujer más rica de Alemania y un eslabón en una fatídica historia familiar que se remonta al Tercer Reich.Hace casi once años justamente, el primer marido de Inge Quandt, Harald, se estrellaba el 23 de diciembre de 1967 en su avioneta, cerca de Turín. Harald fue el único superviviente de los hijos de Magda Quandt, esposa de Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler. Magda y su marido decidieron asesinar a cinco de sus hijos, cuando dieron por perdida la existencia del Reich, y se suicidaron poco antes de que entraran en Berlín los aliados. Harald se libró de este final por encontrarse prisionero de los soviéticos. El primer marido de Magda había accedido a otorgar a Goebbels la mano de su mujer, a cambio de ciertas ventajas económicas que harían posible la construcción de un imperio, basado al principio en la fabricación de textiles y después en la producción de armamento.
Al finalizar la guerra Günther Quandt logró superar la barrera de la desnazificación «gracias a sus múltiples conocimientos comprometedores para terceras personas», según Friedrich Kroeck, experto en la historia de las grandes familias de la época. Este imperio, diría el mismo experto, «no merecio desde luego los honores de la santidad».
Su hijo lograría incrementar el potencial de los Quandt por procedimientos similares a los de su padre, muerto trágicamente en 1954. Al perecer también Harald a bordo de su avioneta, su mujer, Inge, heredó una fabulosa fortuna basada en cuatro consorcios y cuatro productos básicos: las empresas Industrieweke de Karls Ruhe, Varta, de Francfort, la metalurgia Busch-Jaeger-Duerener y la fábrica de coches BMW, de Munich. Los productos son las baterías Varta, el automóvil BMW, los alimentos infantiles Milupa y las armas Mauser.
Inge Quandt, madre de cinco hijas, decidió concentrarse en la bolsa y declinar todo compromiso empresarial. Los 4.000 millones de marcos anuales (unos 160.000 milloñes de pesetas), de beneficios empezaron a crecer proporcionalmente a la racionalización de las empresas en que la señora Quandt era accionista mayoritaria: de 110.000 trabajadores sus fábricas redujeron sus plantillas hasta limitarse a 40.000 el número actual de sus empleados. Mientras las cinco hijas aguardan la apertura del testamento, este fin de semana (el entierro del matrimonio Quandt tendrá lugar el próximo día 2 de enero), los representantes de los trabajadores han reclamado garantías de que no se procederá a nuevos despidos. Un portavoz de la empresa ha manifestado que no se introducirán transformaciones sustanciales en los consorcios controlados por la familia.
Sin embargo, los medios financieros parecen seguros de que la enorme fortuna de Inge Quandt se distribuirá sin condiciones entre sus cinco herederas, más, quizá, una hija de cinco años de su tercer marido habida en un anterior matrimonio de éste. La difunta multimillonaria conmocionó los medios financieros en diciembre de 1974 cuando vendió al jeque de Kuwait un paquete de acciones que poseía en la empresa Daimler-Benz y cuyo valor se remontaba a 800 millones de marcos (32.000 millones de pesetas), el 14% del capital base de los fabricantes del coche Mercedes.
En cuanto a las herederas, la mayor, Katharina, de veintiocho anos, tiene tres hijos, y está casada con un fotógrafo de Hamburgo. Gabriele, de veintiséis, estudia Sociología y en más de una ocasión ha hecho declaraciones públicas contra su acaudalada familia. Anette, de veinticuatro años, está casada con un marino hamburgués y trabaja en un hogar de ancianos. Bettina, de quince, va todavía al instituto. Fatricia, de once años, estudia bachillerato y no llegó a conocer a su padre, Harald, ya que este murió diez semanas después de su nacimiento. Tres mil millones de marcos, (120.000 millones de pesetas), la fortuna calculada del patrimonio en acciones de los Quandt, deberá ser suya antes del último día del año.
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