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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hacia una política sexual

AYER QUEDÓ despenalizada la venta y publicidad de anticonceptivos. Dada la modernidad de los anovulatorios, esta es, en la práctica, la primera vez que los españoles tienen libre acceso a los sistemas comercializados de control de natalidad. Aunque bien es verdad que la ley, una vez más, llega a remolque de usos sociales ya ampliamente establecidos. En cualquier caso, es un paso adelante que pone fin al «tabú» de la doble moral de la sociedad biempensante y que presidía el espíritu de algunas de nuestras leyes; tabú con el que este mismo periódico ha tenido la desdicha de tropezar en más de una ocasión.La despenalización de los anticonceptivos -y su regulación sanitaria- entraña la aceptación de que existe una legítima moral civil en materia sexual a la que deben atenerse todos los ciudadanos que no se sientan obligados por su conciencia religiosa, también legítima y digna del máximo respeto, pero que no debe ser aplicada indiscriminadamente a toda la población. Una moral civil que rescata para las mujeres la administración genésica de sus cuerpos y para la paternidad responsable el libre albedrío sobre la organización numérica de las familias.

Ahora lo importante es una adecuada política de información administrada imparcialmente por el Estado. Información en un sentido «higiénico» y exenta de dogmatismos malthusianos o religiosos. No se trata de influir indirectamente sobre la población para conseguir en tal año reordenación del territorio sobre la base de tantos millones de españoles, ni de hacer agitar sobre la cabeza de los ciudadanos consideraciones propias del subjetivismo religioso o de la moralina de usos y costumbres propias de la paleontología sociológica. Lo importante es una labor amplia de divulgación médica, estrictamente científica, que erradique toda la miseria sexual derivada de un atrabiliario entendimiento del sexto punto de la ley mosaica. Y que evite accidentes y manipulaciones peligrosas. La Seguridad Social puede y debe estar en vanguardia de una acción así, que implica una verdadera política sexual en nuestro país.

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