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El alcalde de París rechaza un edificio de Ricardo Bofill

El arquitecto catalán Ricardo Bofill, según sus colaboradores más allegados, estimó que no debía hacer declaración alguna tras la interrupción de la construcción del edificio que, desde hace varios meses, realizaba en el que fue célebre «vientre de París», es decir, en el mercado de Les Halles. Ayer, el alcalde de la capital, Jacques Chirac, se entrevistó con el arquitecto para anunciarle su decisión de interrumpir las obras. De creer a buenas fuentes, el señor Chirac indicó que, en el plazo de un mes, probablemente, le confiaría al señor Bofill «obras dignas de su competencia y de su calidad».Las diez hectáreas del recinto de Les Halles, actualmente conocidas con el mote de «el agujero», porque se han convertido en un socavón inmenso, son desde hace ocho años un campo de batalla donde pelean en la villa de París arquitectos, constructores, el Estado, las asociaciones de vecinos y todos ellos en definitiva, con más o menos posibilidades, con mejor o peor intención, pleitean la misma causa: el estilo de urbanización del corazón histórico de la capital que, cara al futuro, determinará en gran parte la política urbanística para el resto de París.

Desde que, en 1970, fue adoptado el programa de construcciones, la batalla de Les Halles no ha conocido respiro. El arquitecto catalán fue encargado de realizar un edificio de 250 viviendas sociales. La maqueta fue criticada, pero en abril del año en curso, por fin, se le autorizó para comenzar la construcción. Desde hace dos años, sin embargo, el nuevo alcalde de París, señor Chirac, no ha perdido ni una sola ocasión para manifestar sus reticencias respecto a la obra del creador del taller de arquitectura.

Según un comunicado de la alcaldía de París, las razones que justificarían la decisión del. señor Chirac están dictadas por la política urbanística que, en lo sucesivo, orientará todas las obras que se realicen en la capital, rehabilitación de los barrios viejos y respeto máximo del pasado. Esta política, en opinión del señor Chirac, conlleva la eliminación de todo proyecto que tienda al monumentalismo, «defecto» del que se acusa al edificio del señor Bofill. En el caso concreto de Les Halles, dado el éxito fulgurante que ha conseguido el Centro de Cultura Georges Pompidou y teniendo en cuenta que está próximo al antiguo «vientre de París», el alcalde desea unir estas dos zonas por la red de calles peatonales más amplia de Europa. Y esto último excluiría todo tipo de urbanización monumental susceptible, por los servicios y necesidades que implica, de obstaculizar la noción de recreo que parece ser debiera caracterizar el casco de París. Las asociaciones de vecinos del barrio tampoco habían acogido favorablemente el proyecto del arquitecto catalán y, ahora, seguramente han sido halagadas por la decisión del señor Chirac.

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