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Entrevista:

Tuñón de Lara: "El mayor peligro es hacer una Constitución para la mitad de los españoles"

Pregunta. ¿Qué razones han movido al Centro de Investigaciones Hispánicas de la Universidad de Pau a dedicar este noveno coloquio al tema constitucional?Respuesta. La circunstancia de que en este momento se encuentre nuestro país redactando una Constitución evocaba inevitablemente la consideración de la historia de nuestras constituciones. Y era muy importante que este análisis histórico se hiciese desde la perspectiva con que va a contemplarse en el presente coloquio. Toda Constitución tiene dos vertientes: la Constitución legal, escrita, y la Constitución real, la praxis política, la correlación real de fuerzas de poder. Se trata de considerar con atención y con interés práctico todo el cúmulo de experiencias que nos proporciona el tema constitucional desde principios del siglo XIX hasta nuestros días.

P. ¿Qué conclusiones de carácter general, a su juicio, pueden extraerse de este estudio?

R. Por supuesto, el peligro de hacer una Constitución para una mitad de los españoles, lo que conllevaría la frustración de la otra mitad, que tendría que situarse inevitablemente en contra.

P. Constantemente se producen críticas muy duras contra lo que ha venido en llamarse el «juego parlamentario».

R. La crítica es siempre legítima. Pero hay que desconfiar de las exageraciones en este terreno y, sobre todo, analizar con minuciosidad hacia dónde apuntan realmente tales críticas. En estos momentos es importante discernir cuándo se está disparando contra determinados aspectos de ese «juego» y cuándo contra el parlamentarisino y, al mismo tiempo, contra la democracia. No obstante, no debe olvidarse que la democracia no es tal si no se produce desde abajo y no se ejerce en todos los niveles: la vida local, sindical, de los barrios, en la enseñanza y en la cultura.

P. No hace mucho, desde cierta tribuna pública se ha afirmado que los procesos constituyentes desembocan inevitablemente en contiendas civiles.

R. Eso es una vulgarización histórica, basada en argumentos muy endebles que no puede afirmarse que se apoyen en la historia. De todos modos, ya he dicho que el peligro procede únicamente del hecho de que una parte del país se empeñe en hacer «su» Constitución, «su» programa. Nadie quiere, pienso yo, una guerra civil. Es una dramatización perniciosa, repito, sin solidez histórica. Sería absurdo tratar de explicar ahora la más tre menda de nuestras contiendas civiles como una consecuencia de la Constitución del 31. La última guerra civil fue, precisamente, un problema de Constitución real, de querer solucionar por la fuerza una crisis larga del bloque social dominante.

En el momento actual hay que insistir hasta la saciedad en pedirle a todos los grupos que antepongan los intereses del pueblo a sus propias concepciones programáticas Verdaderamente, lo que hace más delicado el momento presente es el enquistamiento de residuos importantes de la dictadura dentro del aparato actual del Estado. Ahí es donde está el peligro real. No se concibe la consolidación de una democracia teniendo como factores operacionales gran parte de los que permitieron una dictadura tan prolongada. Hay que ser muy in genuos para no darse cuenta de que son esos residuos los que trabajan en contra de la estabilización de la democracia.

P. ¿Y en el terreno de la enseñanza? ¿No cree usted que hay un evidente retraso en la actualización de sus contenidos y métodos?

R. Sé que este curso ha habido textos de historia en la escuela con el mismo contenido y enfoque de la dictadura. Puede tratarse de una simple pasividad no intencionada. Pero la pasividad en este terreno se convierte en grave culpa. Debe tenerse en cuenta que el período histórico de la dictadura es lo suficientemente largo como para que los historiadores estemos en condiciones de aportar a la escuela un análisis crítico de gran parte del mismo. Como profesional pienso que los últimos diez o quince años suponen una cierta dificultad para el análisis, que, en todo caso, es absolutamente posible sobre todo el conjunto.

P. Por último, ¿cuáles son las perspectivas futuras de estos coloquios y, en general, de la labor del Centro de Investigaciones Hispánicas de la Universidad de Pau?

R. El próximo coloquio va a suponer un notable ensanchamiento del campo de investigación histórica en que nos hemos mantenido durante estos primeros diez años, qu han estado reducidos al estudio de la época contemporánea. El tema del coloquio del próximo año (Los grupos sociales y su comportamiento, desde la Edad Media hasta el siglo XX), abre la posibilidad de que se incorporen a nuestro trabajo los especialistas de todas las épocas.

Por otra parte, el Centro de Investigaciones Hispánicas, el Grupo de Estudios de la Corona de Aragón y el Instituto Jurídico Franco-Español se van a coordinar en un gran Centro de Estudios de los Países Ibéricos en la Universidad de Pau.

Estamos realmente esperanzados y entusiasmados con este proyecto, que va a ser posible gracias a la inestimable ayuda del entro Nacional de Investigaciones Francesas. Pero, además, existe la decisión de crear el Centro de Documentación de Historia Contemporánea de España, que funcionará en Pau, y, en Bayona, el Centro de Estudios Vascos. Estos y otros proyectos, en el marco de una fuerte corriente de coordinación y colaboración constantes entre las universidades de Pau y de Burdeos. En esta última existen muchas posibilidades de que llegue a tener su sede la Casa de los Países Ibéricos, que tendría en Pau su prolongación, con unos ambiciosos planes de reforzamiento de la investigación de estudios hispánicos que posibiliten, además, la colaboración con las universidades españolas, con las más próximas por lo menos.

En otro orden de cosas, ya ha empezado a organizarse un archivo de la palabra, que radicará en el Centro de Documentación de Historia Contemporánea de España. Asimismo, nuestro boletín va a dejar de ser una publicación de carácter estrictamente bibliográfico para convertirse en algo mucho más importante, pues se ocupará de recoger ensayos de historia contemporánea, literatura, historia de la prensa, etcétera.

Es importante señalar la intervención de los profesores franceses que van a trabajar en esta transformación. Entre otros, Fucco-Chala, antiguo decano de la facultad de Letras de Pau y especialista en historia de la Edad Media de Aragón y Navarra, y el profesor Barrere, con una larga experiencia en el estudio de la literatura y, particularmente, en la investigación de los fenómenos de la subcultura del siglo XX.

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