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Debate en el Parlamento británico sobre el reprocesamiento nuclear

Antes de una semana comenzará en el Parlamento británico un debate de urgencia sobre la construcción de una gran planta para el reprocesamiento de combustible nuclear en el noroeste de Inglaterra. Un informe oficial hecho público tras meses de investigación, se muestra favorable a llevar adelante en Windscale, Cumbria, un proyecto de 1.200 millones de dólares que daría a este país autonomía en su programa nuclear y llevaría al Gobierno de Londres a una colisión frontal con la doctrina del presidente Carter, que quiere el monopolio norteamericano de las plantas de reprocesamiento de residuos atómicos.

La Casa Blanca, que quiere impedir a toda costa que terceros países se doten de autosuficiencia nuclear y alega para ello los riesgos de una proliferación atómica incontrolada, estaría estudiando la manera de limitar la iniciativa británica. Una buena parte del combustible extranjero que se regenerarla en Windscale tiene origen norteamericano y no puede ser manipulado sin el consentimiento expreso de Washington.El ministro del Medio Ambiente británico, Peter Shore, dijo en la presentación del informe a los periodistas que la construcción de la planta de Windscale, que se da como segura a pesar de la oposición de un buen número de diputados y de organizaciones ecologistas, no sería contraria a los intereses del presidente Carter, sino que los reforzaría. En opinión de Shore, el volumen previsto para este complejo, capaz de atender a unas necesidades dobles que las británicas, disminuirá el interés de otros Gobiernos por tener su propia planta y ayudará a reducir el riesgo de proliferación nuclear.

Los más significativos defensores del proyecto, que en opinión de los ecologistas compromete la seguridad de las futuras generaciones británicas, son los Departamentos de Empleo, Hacienda y Energía. Su tesis es que la construcción de Windscale asegurará el futuro de la industria atómica, creará nuevos puestos de trabajo en un área económicamente deprimida y mejorará la balanza de pagos mediante los contratos para procesar residuos nucleares de otros países. Las primeras estimaciones cifran en novecientos millones de libras el montante de los acuerdos de exportación previsibles

Necesidad de un centro de tratamiento

El informe encargado por el Gobierno y cuya elaboración ha sido presidida por un juez, se inclina por la autosuficiencia británica en el ciclo nuclear y por la construcción de una planta que permita atender peticiones extranjeras. Su dictamen es que las 3.000 toneladas de desperdicios nucleares ya acumulados, más los que continúan produciéndose, hacen aconsejables cuantitativamente un centro propio de tratamiento. Desde un punto de vista político -y siempre según sus redactores- la dependencia exterior en este terreno podría tener consecuencias gravísimas, como la crisis petrolífera ha puesto de manifiesto en otra parcela energética.

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