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La cuestión comunista sigue dividiendo a la DC italiana

La asamblea conjunta de diputados y senadores democristianos concluyó anoche un debate que duró dos días enteros sobre el nudo político de la crisis italiana: aceptar a los comunistas en una mayoría explícita de gobierno o anticipar las elecciones. Dos documentos opuestos de otras tantas tendencias fueron el resultado de la reunión.

Aunque el parecer de los parlamentarios no sea vinculante, pesará mucho en la decisión final que la ejecutiva del partido tiene que adoptar hoy. Para el jueves o viernes, de la reunión en la cumbre, con los secretarios de los seis partidos constitucionales, se espera la solución final de la crisis más larga de Gobierno en la historia de la República. Los pesimistas opinan que a la Democracia Cristiana le interesaría el dar todavía más largas a la crisis hasta ver los resultados de las elecciones francesas.Ayer cerró el debate democristiano el presidente del partido, Aldo Moro, reiterando de nuevo su negativa a las elecciones anticipadas y defendiendo conciliador una nueva política de confrontación con los comunistas, que exige plazos largos porque se trata de adoptar decisiones de grave repercusión para el país. En síntesis, dos grandes partidos, el comunista y el democristiano, se dan batalla. No sólo han influido en esta confrontación los resultados de las elecciones del 20 de junio del 76, sino el referéndum sobre el divorcio y sobre todo la negativa de los socialistas a considerar definitivamente cerrada la experiencia de centro-izquierda.

De los 398 parlamentarios democristianos (262 diputados y 136 senadores), sobre el papel casi un tercio, es decir, unos 130, se opone a la línea política de Moro y de Andreotti de aceptar a los comunistas en una mayoría de emergencia.

En el debate de ayer se concretizaron en sendos documentos las dos líneas fundamentales del partido: la intransigente del documento de «los 100» y la conciliadora de un documento firmado por «doroteos», «fanfanianos» y algunos diputados de «Fuerza Nueva». El documento de «los 100» pide un acuerdo programático definido y delimitado, niega la inclusión de los comunistas en una mayoría política y se apela al respeto de los electores y afiliados al partido. Pide que se aplacen la solución del problema de la desmilitarización, sindicalización de la fuerza pública hasta momentos de mayor paz civil

El documento de mediación propone una tregua entre todos Ios partidos constitucionales por solidaridad con el país, que no altere ni deforme la identidad de los partidos. Un Gobierno a término de corto plazo podría congelar la grave situación hasta después de las elecciones del presidente de la República a fines de año. Un Gobierno de emergencia -según esta tendencia- sería un chantaje par el electorado democristiano, que tiene que dejarse amedrantar por la intransigencia comunista que nace de la incertidumbre democristiana.

La intransigencia comunista, si embargo, asume formas extremas de posibilismo y adaptación a la situación, como demuestra el discurso del secretario del partido, Enrico Berlinger, pronunciado el domingo pasado en Turín ante 10.000 militantes obreros, en el que propuso que los comunistas tendrán que ser a la vez conservadores y revolucionarios. Según Berlinger, no se llega a una solución de la crisis de Gobierno a causa de las «maniobras no claras» que vienen del interior y del exterior de la Democracia Cristiana.

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