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Libia y Argelia se unen a un nuevo frente sirio-palestino

La formación de un frente sirio-palestino al que se unirán Libia, Argelia y Yemen del Sur, y la adopción de un documento relativo a la unificación de las diversas ramas de la resistencia palestina son las únicas decisiones importantes de la cumbre restringida de Trípoli, que concluyó ayer sin que pudiera evitarse la división entre sus participantes. Irak se ha negado a firmar la declaración final ante lo que considera la actitud ambigua del dirigente sirio Hafez el Assad hacia Egipto.

La «carta de Trípoli» se caracteriza por su tono moderado, habiendo fracasado la proposición del llamado «frente del rechazo», formado por Bagdad y las tendencias duras del movimiento palestino, que deseaban incluir en el documento la negativa a toda solución negociada del conflicto árabe-israelí y la ruptura total de relaciones diplomáticas con Egipto.La declaración final rinde cuenta de las diversas resoluciones adoptadas en el curso de los trabajos de la cumbre, que se resumen en cuatro puntos: la condena de la visita del presidente Sadat a Israel y la lucha contra las consecuencias de ese viaje; la «congelación» -no ruptura- de las relaciones diplomáticas y políticas de los países participantes en la conferencia con el Gobierno egipcio; su negativa a participar a las reuniones árabes que puedan celebrarse en El Cairo, y la constitución del citado frente sirio-palestino.

Con anterioridad, las organizaciones de la resistencia palestina reunidas en Trípoli habían adoptado un documento de seis puntos, concerniente a la unificación de sus diferentes ramas. En el mencionado documento se reafirma su rechazo a las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, debido a que no reconocen los derechos nacionales del pueblo palestino.

La constitución de un frente único de liberación palestino ha sido presentada como la prueba de que los dirigentes de los movimientos rivales que acudieron a la cita de Trípoli han dado prueba de realismo y superado sus divergencias ideológicas. Pero si ése es el convencimiento general de la prensa argelina, lo cierto es que la simple hilación de lo ocurrido en Libia demuestra que continúa persistiendo un amplio vacío entre la «moderación» de Arafat, apoyada por Damasco, y la «radicalización» de sus enconados contrincantes Habache, Hawameth y Jubril.

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