Acusaciones políticas soviéticas a la "Bienal del disenso"
La Bienal de Venecia había partido con el propósito de dedicarse exclusivamente al disenso cultural en la Unión Soviética y en la Europa oriental, pero sobre la marcha se ha politizado. Han contribuido a ello sobre todo las protestas de Moscú, el ostracismo soviético, que ha negado incluso el visado a algunos disidentes o simples participantes, y los atáques periódicos de la prensa soviética. El lenguaje soviético es duro, directamente insultante. En el último ataque de la agencia Tass, donde los organizadores de la Bienal son definidos « barrenderos que han recogido la basura de los llamados disidentes, es decir, de renegados y apátridas de cualquier ralea».El tema dominante de debates históricos, de exposiciones y documentarios es en el fondo la muerte de Marx. François Fejto se ha preguntado sobre la muerte de Stalin. Stalin ha muerto, pero el estalinismo ha sobrevivido en formas puestas al día. El primer seminario histórico ha estado dedicado a «Libertad y socialismo: momentos históricos del disenso», articulado sobre la «difícil muerte de Stalin» y sobre «el nuevo disenso y los derechos civiles».
De hecho, la Bienal, además de ser un escaparate sobre el problema del disenso en el Este, es una apasionada afirmación de los derechos humanos.
Visitando las muestras de los artistas del disenso se advierte que no se trata sólo de un puñado de basura, como quieren los soviéticos. «Los disidentes son muchos, más de lo que se cree», ha dicho el matemático Leónidas Pliusc, que ha experimentado la siquiatría de estado en la Unión Soviética. Testimonio elocuente lo constituye la colección de samidat o folios escritos a máquina, a ocho o diez ejemplares, para difundir las obras prohibidas. Obras como División cáncer, de Soizenitsín; Él fiel ruslan, de VIadimov; Moscú sobre la vodka, de Erofeev, y otras obras provienen de los samizdat, que quiere decir «yo publico por mi cuenta». Pliusc dice: «El disidente es una persona que piensa ... ; yo pienso, luego trato de comunicar. Yo pienso que pienso con mi cabeza.»
Algunos exiliados rusos y, sobre todo, checoslovacos nue han venido a Venecia creen que el eurocomunismo ayuda al disenso. Otros acusan a los eurocomunistas de excesiva prudencia y de hacer poco por los disidentes. Los comunistas italianos participan a regañadientes en las manifestaciones y debates, rechazando que comunismo y totalitarismo se identifiquen. Los comunistas han acusado a los socialistas de haberse prestado a una maniobra antisoviética de estilo socialdemocrático. El secretario socialista Bettino Craxi ha replicado que es «hipócrita» la acusación de haberse servido de un hecho cultural para fines políticos.
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