Carmelo Soria fue interrogado, hasta morir, por la policía chilena
Las autoridades chilenas intentaron encubrir el asesinato del funcionario de las Naciones Unidas Carmelo Soria, simulando un accidente de automóvil, cuando en realidad la muerte estuvo producida por golpes o torturas, según evidencias que posee el cuartel general de la ONU en Nueva York, y que fueron reveladas ayer por el diario The Washington Post.
Carmelo Soria Espinosa, 54 años, jefe de publicaciones del CELADE, una división de la comisión económica de la ONU para Latinoamérica, fue encontrado muerto a mediados de julio pasado, cerca de Santiago de Chile, donde vivía. Aparentemente, la muerte del funcionario de la ONU, nacido en España y emigrado a Chile en 1947, porque era el país más democrático del mundo, se produjo al despeñarse su automóvil por un barranco.
La viuda y los hijos de Carmelo Soria pidieron una investigación a las autoridades chilenas, lo que les valió ser sometidos a vigilancia policíaca y recibir varias llamadas telefónicas amenazadoras. En la actualidad, la familia del funcionario asesinado vive en España.
Carmelo Soria, que poseía doble nacionalidad, chilena y Española, así como inmunidad diplomática, dada su condición de funcionario de un organismo internacional, estuvo sometido a vigilancia por la policía política chilena (DINA) varios meses antes de su muerte, según afirmaron sus familiares y amigos.
La versión oficial de las autoridades chilenas fue que Carmelo Soria había muerto al caer su automóvil a un barranco, porque conducía en estado de embriaguez. Sin embargo, numerosos indicios hicieron sospechar de esta versión.
En primer lugar, según sus. amigos y familiares, Soria no bebía, a causa de un problema médico. Además el automóvil fue hallado en el fondo de un precipicio con las puertas herméticamente cerradas, mientras que el cuerpo de Carmelo Soria apareció en el río, a casi un kilómetro del lugar del supuesto accidente. Un informe médico dictaminó que el cuerpo había estado en el agua menos de doce horas, mientras que el automóvil fue encontrado por lo menos veintidós horas antes de que lo fuera el cadáver. En la carretera que bordea el precipicio, de unos sesenta metros de profundidad, no se encontraron huellas de frenada de neumáticos.
Tres médicos que tuvieron acceso al informe de la autopsia señalaron que Soria murió veinticuatro horas después de que su coche cayera al canal, y que las heridas que sufría eran más propias de golpes y estrangulamiento que las que podría producir un accidente de automóvil de este tipo. La autopsia oficial, que no fue hecha pública, decía que Soria murió a causa de lesiones en la zona cervical y en la columna vertebral, y que presentaba masivas hemorragias cerebrales.
Los médicos que examinaron esté informe manifestaron que, si bien un accidente automovilístico puede producir algunas de esas lesiones, es imposible que produzca el conjunto de ellas. Por el contrario, todo indica que Carmelo Soria fue golpeado en la cabeza y pecho, estrangulado lentamente y que murió de varios golpes en la nuca.
Carmelo Soria tenía muchos amigos entre intelectuales y profesionales de ideología izquierdista, entre ellos el poeta Pablo Neruda, que murió en 1973, días después de que la junta militar derrocara al Gobierno constitucional de Salvador Allende. Antes de que se anunciara la muerte de Carmelo Soria en los periódicos se recibió una llamada telefónica en su casa en la que una voz anónima dijo: Eso os pasa por ser izquierditas. Entre los funcionarios de la ONU en Chile, según el Washington Post, se criticó que el organismo internacional no haya tomado enérgicas medidas en los cinco meses transcurridos desde el asesinato.
Las autoridades chilenas aseguran tener abierta una investigación sobre la muerte de Soria, que será enviada a la ONU una vez completada, lo que no se sabe cuándo sucederá.
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