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Monseñor Lefébvre, exhausto tras los últimos acontecimientos

Monseñor Marcel Lefébvre ha renunciado voluntariamente a oficiar una nueva misa integrista según el rito de San Pío V anunciada para el próximo viernes en una capilla privada de la localidad holandesa de Stein. El arzobispo dimisionario de la diócesis francesa de Tulle, suspendido a divinis por el Papa, que el pasado domingo celebró una misa en contra de la prohibición expresa de Roma y por la que podría ser excomulgado, tampoco viajará hoy jueves a la aldea belga de Stefferhausen, cerca de Lieja, 250 habitantes, donde asímismo tenía previsto celebrar otra misa en el curso de la cual iba a administrar el Sacramento de la Confirmación a 12 niños del citado pueblo.

Ambas misas, la de Stein y la de Stefferhausen, habían sido desautorizadas por los obispos de las respectivas diócesis, aunque monseñor Lefébvre había mantenido hasta primera hora de la tarde de ayer su intención de celebrarla contra cualquier tipo de prohibiciones y contra las amenazas que pesan sobre él.

Pequeño respiro

Con lo que en medios eclesiásticos de Bruselas se califica como una actitud sensata del ex arzobispo francés, la decisión de Lefébvre parece proporcionar al Vaticano un pequeño respiro dentro del período de reflexión previo a la decisión que la Santa Sede tendrá que tomar sobre el reciente comportamiento claramente rebelde del jefe de fila de los integristas eclesiásticos.Sin embargo, el portavoz autorizado de monseñor Lefébvre para toda Bélgica, el abogado señor Waillez, se apresuró a declarar al enviado especial de EL PAIS, ante el continuo goteo de noticias que se referían a una posible reconsideración de la postura del ex arzobispo, que monseñor Lefébvre se encuentra muy cansado, algo enfermo y que los médicos le habían recomendado dos o tres días de descanso absoluto y riguroso y que era esa, y solamente esa, la razón por la que habían decidido suspender la celebración de las misas del jueves y del viernes. «Monseñor -añadió- está dispuesto a seguir siendo consecuente con su postura hasta el final. Y el próximo domingo estará presente en Beçancon (Francia), donde uno de los sacerdotes ordenados por él recientemente en el seminario suizo de Econe, celebrará su primera misa». Misa que tendrá lugar igualmente según el rito de San Pío V, proscrito por el Vaticano y misa que provocará otra nueva fricción con la Santa Sede porque el nuevo sacerdote está, como Lefébvre, suspendido a divinis por Pablo VI.

Se especula con que al término de la misa de Becançon monseñor Lefébvre dirigirá unas palabras a los asistentes.

Paradero desconocido

Mientras tanto, parece como si Marcel Lefébvre se hubiera evaporado, como si estuviera efectivamente replanteándose su postura o como si el Vaticano le hubiera insinuado en privado la decisión tomada al respecto y aún no hecha pública. Decisión que podría ser la reducción del ex arzobispo al estado laical, previa a la de excomunión.Esa es la razón por la que ninguno de los muchos periodistas que siguen de cerca el caso Lefébvre han podido averiguar con exactitud su paradero. Las últimas declaraciones suyas efectuadas ayer al matutino bruselense La Lanterne fueron hechas a través de un intermediario -el señor Hendrickx, uno de sus más destacados partidarios- y ya hoy se ha hecho saber a EL PAIS que no habrá nuevas declaraciones porque, según el portavoz aludido al principio de la crónica, «Marcel Lefébvre ha hecho ya excesivas manifestaciones y ahora se ha sometido a un período de absoluto descanso». El y sus adláteres se han estado moviendo de un lado a otro de Bélgica con un sigilo más bien propio de espías. Esta tarde en las redacciones de los periódicos de Bruselas se especulaba con que podría estar en cuatro o cinco sitios distintos. Mientras tanto en el seminario de Econe se comunicaba a EL PAIS que monseñor Lefébvre estaría tres semanas ausente de su domicilio habitual. Se ha podido averiguar que el ex arzobispo estuvo el lunes, martes y miércoles en Bruselas y Charleroi, días durante los cuales ofició misa, siempre según el proscrito rito integrista, en la pequeña localidad de Braine l'Allend, a 25 kilómetros de Bruselas; y que desde esta tarde se encuentra en Francia, posiblemente en un pueblo cercano a Lille, donde vive uno de sus hermanos. Allí estaría sometido a un período de reflexión.

Monseñor Lefébvre, setenta y un años, aspecto de distinguido y sereno campesino francés, que ayer declaraba a La Lanterne: «no conozco la influencia del Papa en los cambios que sacuden actualmente a la Iglesia. Pero si él se identifica con estos cambios entonces yo creo que es un cismático. Yo prefiero decir que Pablo VI es un misterio para mí antes que discutir lo que realmente es», tiene el proyecto de abrir un seminario, también al margen del Vaticano, en lengua española, posiblemente en alguna ciudad argentina.

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