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El Gobierno Andreotti no será fácil

El Gobierno Andreotti nace bajo el signo de la fragilidad y precisamente por eso con la probabilidad de convertirse en algo consistente y permanente. Esta parece ser una condición de la democracia.La fragilidad le viene de que tendrá que navegar gracias a la abstención determinante de los comunistas. Por primera vez en treinta años de vida democrática, desde que Togliatti salió del Gobierno de Gasperi en 1947, la Democracia Cristiana tendrá que contar con esta abstención determinante o lo que es lo mismo perder el monopolio del poder.

Respecto a la situación de emergencia que querían los comunistas el paso ha sido breve, pero lo que cuenta es que esa abstención no haya sido pactada. La Democracia Cristiana permanece, de este modo, fiel a su dectorado de no confundir el papel de mayoría y oposición. Y, por otra parte, el Partido Comunista ha hecho saber que la abstención la comunicará en el Parlamento, cuando haya escuchado el discurso programático de Andreotti.

No se trata de problemas de forma, sino de una línea política que sin duda alguna dará una fisonomía nueva al Gobierno Andreotti y que será, acaso, razón intrínseca de su posible fuerza. Se trata de la nueva relación que el Gobierno tendrá que mantener con un Parlamento, donde los comunistas controlan puestos clave.

Es verdad que el poner fin a la discriminación anticomunista no soluciona los problemas del futuro, cuando el Partido Comunista, que hoy deja de ser un mero grupo de oposición, logre ser, a pleno derecho un grupo de mayoría. A la abstención comunista se ha sumado la abstención socialista, socialdemocrática, republicana y acaso la liberal, pero nadie puede asegurar hoy que contra lo que un diario conservador llama «este fatalismo pernicioso» no se pueda rebelar o no surja en el seno de la Democracia Cristiana y de sus tradicionales aliados un movimiento de protesta que retire a Andreotti el total consenso de hoy.

Andreotti va despacio. El miércoles por la tarde presentará su Gobierno al Senado y una semana después lo hará en el Parlamento. Lo apoyarán sólo la Democracia Cristiana y los tres diputados de lengua alemana del Sudtirolek Volks Volkspartei. En contra tendrá decididamente a los neofascistas y Derecha Nacional, como, por otra parte, la extrema izquierda de Democracia Proletaria ve en la política comunista una actitud de cedimiento y concesión, análoga a la que tuvieron los socialistas cuando aceptaron el centro-izquierda.

La fragilidad de Andreotti es una solución provisional de emergencia y por eso ha obedecido a la petición de los grupos parlamentarios democristianos de la Cámara y del Senado para que no embarcara en su Gabinete a los tres ex premiers Aldo Moro, Mariano Rumor y Emilio Colombo, que son piezas de recambio importantes para un Gobierno de coalición en el caso en que la Democracia Cristiana se decidiera a colaborar de nuevo con los socialistas y al mismo tiempo pudiera rechazar el abrazo mortal con los comunistas.

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