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La Administración Nixon buscó medios para desacreditar al periodista Jack Anderson

El comité de inteligencia del Senado de los Estados Unidos anunció ayer que no había encontrado evidencias de que existiera un plan para asesinar al columnista Jack Anderson por parte de altos funcionarios de la Administración Nixon. Sin embargo, el comité confirmó la existencia de planes para intentar drogar al periodista, buscando desacreditarle.A principios de 1972, funcionarios de la Casa Blanca consultaron con un antiguo médico de la CIA sobre la mejor forma de administrar una droga al columnista Jack Anderson, que había criticado duramente al presidente Nixon, para desacreditarle públicamente al hacerle decir incoherencias en una intervención en radio o televisión.

Uno de los métodos que llegó a estudiarse consistía en extender la droga sobre el volante del automóvil de Anderson, para que fuera absorbida por la piel durante el trayecto desde la casa del periodista al estudio de radio o televisión. El plan preveía que la droga haría efecto en plena transmisión del programa de Anderson.

El columnista, que publica diariamente en más de un centenar de periódicos en los Estados Unidos, y tiene varios programas en la radio y la televisión, calificó de «ridículo» este intento de drogarle, ya que manifestó «todas mis intervenciones en radio y televisión están grabadas previamente a ser emitidas», y cualquier alteración podría haber sido corregida antes de la emisión.

Charles W. Colson, un consejero especial de Nixon, fue quien dio la orden de drogar al periodista. Colson, que también estuvo implicado en el escándalo Watergate, se indignó al leer varios artículos de Jack Anderson, en los que se criticaba a la Administración republicana, y ordenó a Howard Hunt que buscara el modo de administrar una droga a Anderson.

Hunt declaró ante el comité que creía que Colson actuaba de acuerdo con el jefe ejecutivo o que, quizá, Colson, como miembro del alto staff presidencial, estaba actuando por su cuenta para buscar solución a un problema que irritaba a su jefe.

En su declaración, Colson negó haber dado la orden de drogar al columnista, pero reconoció que el presidente Nixon le había preguntado «muchas veces» cómo se podría desacreditar a Anderson. Por su parte, Hunt reconoció que había estado planeando drogar a Anderson en colaboración con un antiguo médico de la CIA, pero que no había intentado asesinarle.

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