_
_
_
_
_

Aires nuevos, resultado viejo para el Atlético

El equipo rojiblanco se impone 1-0 al Getafe en un partido exigente en el que João Félix acabó tocado tras protagonizar una jugada 'maradoniana'

Ladislao J. Moñino
Morata se anticipa a Djené para hacer el único gol del duelo.
Morata se anticipa a Djené para hacer el único gol del duelo.Angel Martinez (Getty)

Renovado y chispeante de inicio para empezar a mandar en el partido y con la piel de siempre para terminar de ganarlo, el Atlético sumó su primera victoria en un duelo exigente desde la solidez del equipo que tenía enfrente.

Los aires de cambio generacional los delataba la edad media de la alineación dispuesta por Simeone, 23,8 años de media. Un equipo aún con acné que tuvo que medirse contra quizá el bloque más perrero de Primera, con un promedio de 28 años. Una legión de veteranos resabiados encabezados por Jorge Molina (37) y escoltado por los 31 de Damián Suárez, Fajr , Nyon y los 30 de Jaime Mata. Todos apegados a una idea de juego de morder mucho y conceder poco.

Más información
Aduriz, goles al doblar la esquina de la treintena
El Madrid reanima hasta a Bale
El efusivo recibimiento a Aduriz en el vestuario

A la complejidad de un encuentro de mucho cabeceo y pocas rendijas tuvo que medirse este nuevo Atlético que destiló novedades y certezas. La primera, que Llorente tendrá que ganarse el puesto. Simeone escogió a Thomas como ancla de un atrevido 4-4-2 con Lemar como vértice del rombo. En punta Morata y el esperado João Félix. El chico interiorizó pronto en qué clase de partido estaba. Le tocó saltar a por un par de peinadas. Y Cabrera le dio el bautizo con un codazo en la cara en otro intento por prolongar una pelota larga. Fajr le daría la confirmación en el tobillo izquierdo en el segundo tiempo. Rozó el gol el rutilante fichaje en las primeras sacudidas del Atlético. No llegó por media bota a un centro de Koke, recogedor de un toque muy punzante de primeras de Trippier. Es en los laterales donde se respira más vida. Los centrocampistas lo saben y los buscan.

Con el Getafe cerrado por dentro para ponerle los grilletes a João Félix, Lemar y Morata, Trippier y Lodi estaban para hacer el campo ancho. Saúl, revoleras incluidas, fue el más consciente de ello. Afiló un pase con el exterior muy bueno para Trippier, el nuevo dueño de la banda derecha. Thomas también le dio carrete en la jugada del gol. Ganado el costado y el espacio para meter la rosca, hizo volar un centro muy inglés tocado y al corazón del área. Allí se dejó vencer Morata para con el impuso meter la frente, girar el cuello y enviar la pelota junto a la base del poste más alejada de Soria. Un gol muy de nueve, una especialidad muy propia que Morata domina mejor que los lanzamientos los penaltis. Apenas habían pasado 20 minutos y la renovada efervescencia rojiblanca mandaba en el marcador y en el juego. El partido parecía que terminaba de romperse a su favor con la expulsión de Jorge Molina. Otra víctima como Modric de la nueva norma que castiga los pisotones en el talón con roja directa. Si el Getafe no había cambiado con el gol en contra, menos tenía pinta de hacerlo en inferioridad numérica. Sucedió que al poco Lodi también se fue a la caseta, con una segunda amarilla cuando menos discutible.

Diez contra diez, el partido ya se puso muy de entrenador. Simeone y Bordalás formaron en 4-4-1 y así se fueron al descanso y salieron de él. La consigna de Simeone fue ya regalar poco y la de Bordalás arriesgar lo justo. Le dio algo más de vuelo a la banda izquierda metiendo a Raúl Carnero, pero no fue a por el partido de verdad hasta que no dio entrada a Ángel por Damián, al que da cierta grima verle jugar como centrocampista por delante del lateral. En ese contexto, João Félix desparramó en una carrera todo el precio de su fichaje. Un caño a Arambarri y un mano a mano de piernas contra Bruno al que retrató y le arañó un penalti. La maradoniana jugada levantó al Metropolitano, extasiado ante la galopada del niño. Morata le enseñó demasiado su golpeo a Soria. Más de un aficionado pensó en el chaval como posible lanzador, pero se impuso las ganas de alimentar la voracidad y la autoconfianza del goleador por encima de un especialista.

Poco tardó Simeone en entender que tenía que ponerse el traje italiano. Lo hizo de manera progresiva. Quitó a Thomas por Mario Hermoso para sacar a Saúl del lateral izquierdo y metió a Llorente por João Félix, tocado. A Lemar también terminó sentándole para que Vitolo estirara al equipo con esas conducciones que tanto alivian cuando sufre. Y sufrir sufrió el Atlético para no perder el aroma de lo añejo. Un pepinazo de Ángel se estampó cerca de la cruceta. Vitolo tuvo la sentencia tras una contra bien llevada por Morata. Pero Soria también se empeñó en mantener otra vieja seña del Atlético de Simeone. El 1-0.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_