El Barcelona firma una tarde redonda ante Las Palmas
Luis Enrique tira de las rotaciones y el conjunto azulgrana responde a las mil maravillas, con un juego preciso y dinámico que doblega con expresividad al cuadro canario
El Barça salió a jugar a la hora del té y se marcó un partido exquisito cuando la tarde pedía un trago de whisky en el Camp Nou. Hacía un frío que pelaba en la grada y en el palco Bartomeu resoplaba después de intentar desenredar el inexplicable lío en el que se ha metido por la renovación de Leo Messi. El equipo se puso a jugar a fútbol, indiferente con la junta y la prensa, y los goles cayeron dulcemente, como si empezara un cuento de hadas después de una semana en que ardió Troya. A los azulgrana les salió un partido tan redondo y pulcro que incluso marcó Aleix Vidal y salió Alcácer mientras descansaba Luis Suárez. El uruguayo ha recuperado el tino, Busquets pareció Busquets, marcó naturalmente Messi y por fin triunfaron los dos interiores: Rafinha y André Gomes. Ni pío dijo La UD Las Palmas después de que el Barça le quitara la pelota.
Aunque el periodismo de datos ayuda a descifrar también algunos misterios del fútbol, entender la política de rotaciones de Luis Enrique no siempre resulta sencillo, sobre todo cuando en una misma alineación de La Liga comparece Aleix Vidal y se ausenta Neymar. No formó el tridente, descansaron Piqué, Iniesta y Sergi Roberto, los puestos de interior correspondieron a André Gomes y Rafinha, reapareció Arda y en cambio continúa sin haber noticias de Rakitic cuando el paisaje invitaba precisamente a recuperar al exvolante del Sevilla. A simple vista pareció que de la mezcla de titulares y suplentes había salido un equipo más físico que técnico, dispuesto a atacar los espacios, rápido y vertical, menos amable con el toque y el desequilibrio, por más omnipresente que sea Messi. Acertó de lleno Luis Enrique.
Hay partidos que aparentemente se resuelven con la sola presencia de Messi. No fue el caso ante el Las Palmas, un plantel exquisito en la conservación de la pelota, repleto de medios muy finos, como Jonathan Viera o Roque Mesa, y rematado por la potencia de Boateng. A cambio, le falta hueso y pegada, muy sometido desde la salida por los azulgrana, que se desplegaron de manera estupenda, aplicados y concentrados, excelentes en la presión, reiterativos en las llegadas al marco de Javi Varas. Alrededor de Busquets, el plan de Luis Enrique funcionó tan bien que al cuarto de hora ya ganaba por 1-0, gol de Luis Suárez, que enganchó un remate en el primer palo después de un centro de André Gomes, habilitado por la profundidad de Aleix Vidal.
André Gomes, Messi y Rafinha perdonaron el segundo antes del descanso en unos momentos muy buenos del Barça. Las recuperaciones de Arda, los desmarques de André Gomes y los pases filtrados de Aleix Vidal desestabilizaron al Las Palmas. Los barcelonistas atacaban sin descanso y defendían de manera tan fiera que tomaron tres tarjetas en media hora y nadie protestó a Undiano Mallenco. Apretaba de manera sincronizada el equipo, tocaba sin error Busquets y sobresalía por fin André Gomes, menos indefinido que de costumbre, fabuloso en el despliegue, doblemente errático por el contrario en el disparo franco ante Javi Varas. Al Barcelona únicamente le faltaba acierto frente al meta contrario. Incluso se venció Leo Messi en un mano a mano y un poco antes en una jugada primorosa que no encontró portería ni tampoco la puntera de Rafinha.
Sol tras la tormenta
Ocurrió que el 10 le rebanó el cuero a Varas, regateó a dos defensas de espaldas al marco, se dio después media vuelta y su pase lateral con la diestra, mitad centro y mitad tiro, no encontró rematador para suerte del portero del Las Palmas. Excelente en lo difícil, Varas falló en lo fácil, precisamente cuando había despabilado su equipo en el inicio de la segunda parte, y no perdonó Messi: no atinó el arquero a rechazar un balón centrado por Rafinha y el 10 remachó a la red para contar su primer gol contra los canarios, el único equipo al que no había batido todavía en Primera División.
Resuelta la contienda y dimitida la UD, arramblada por un Barça muy intenso y preciso en el juego de fuera hacia dentro, el partido se convirtió en un carrusel de felicitaciones muy a gusto de Luis Enrique: volvió a marcar Luis Suárez; se reencontró también con el gol Arda; se vio de nuevo a Rakitic, al que le prodigaron una nueva ovación; reapareció Alcácer, excelente en la asistencia que le dio a Aleix Vidal, poderoso en el ir y venir, y certero en el tiro del 5-0; y no tomó ningún gol Ter Stegen.
Los titulares pudieron descansar y los suplentes se reivindicaron, la mayoría partícipes de un marcador rehabilitador en el Camp Nou. Acabada la jornada, a los culers les dieron ganas incluso de ver hoy a ver qué pasa en el Sevilla-Madrid. El sol siempre sale después de la tormenta, incluso en el siempre convulso estadio del Barcelona.
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