Javier Fernández tropieza dos veces en la final de Grand Prix; Hanyu roza la perfección
El español, que persigue el único grande que le falta, tendrá que remontar tras quedar tercero en el programa corto
Le va la marcha. Le espabilan los obstáculos. Javier Fernández está obligado a remontar el sábado si quiere conquistar el único grande que le falta, sin contar los Juegos, la final del Grand Prix que se celebra en Marsella. Allí emergió este jueves un gran Yuzuru Hanyu con un corto que rozó la perfección. El español solo logró la tercera máxima nota, por detrás también del canadiense Patrick Chan (99,76) y a 15 puntos del japonés. En el Mundial del año pasado ya le remontó 12 puntos. Es una diferencia salvable. El reto es descomunal.
El madrileño de 25 años, campeón del mundo en 2015 y 2016, se tropezó dos veces: en el segundo cuádruple, tipo Salchow, cuando se trastabilló hasta rozar la caída; y luego en el triple axel (tres vueltas y media), donde ya tuvo que apoyar las dos manos en el hielo. Esto mermó una puntuación que se quedó en 91,76 (su mejor marca es 102,54). Salvó la combinación cuádruple Toe + Triple Toe con la que inicia un programa acompañado de la guitarra de Paco de Lucía, pero su rostro cuando acabó la música reflejaba el desconcierto tras los fallos, la rabia; lo que se le viene encima.
Peor se le puso el panorama cuando Yuzuru Hanyu, 22 años, su máximo rival y compañero de entrenamientos, mostró su mejor versión de la temporada. Clavó la combinación cuádruple Salchow + triple bucle y solo se desestabilizó un poco en el cuádruple bucle, un salto no picado, complejísimo. Él es el único que lo aterriza en competición. Sumó 106,53, muy cerca de su mejor marca personal, la que consiguió en este mismo campeonato el año pasado, en Barcelona (110.95).
En la final del Grand Prix solo compiten los seis mejores patinadores del mundo y la lucha por la supremacía de este deporte cada vez es menos entre dos. A Fernández y a Hanyu, que se han disputado a pulso los títulos de los últimos tres años, le han salido dos competidores que quieren acabar con esa bicefalia. Un joven talento, Shoma Uno, japonés de 18 años; y un experto que quiere recuperar la gloria, Patrick Chan, tres veces campeón del mundo (2011, 2012 y 2013). El primero quedó cuarto (86,82) lejos de los favoritos tras irse al suelo y no poder realizar la combinación cuádruple + triple. Chan, por su parte, se vio beneficiado por un programa más conservador, con solo un cuádruple, pero que realizó sin fallos (99,76).
Daniel Peinado, hasta este año el entrenador de Javier Fernández cuando está en España y no en Canadá, donde se prepara habitualmente, asegura que su pupilo es el primero que sabe que los de atrás aprietan fuerte. Sobre todo Hanyu y Uno. Vienen con elementos técnicos más fuertes, un cuádruple más en el largo, aunque aún no dominen el riesgo. Ni siquiera a Hanyu se le ha visto cómodo con esta estrategia esta temporada. El título está en su mano, pero ya sabe lo que es verse remontar por Fernández. El libre del sábado decidirá.
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