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El Giro será un duelo Chaves-Nibali

La caída de Kruijswijk y el mal de altura de Valverde dejan la maglia rosa en el cuerpo del colombiano

Chaves de rosa, en el podio de Risoul.
Chaves de rosa, en el podio de Risoul.Alessandro di Meo (AP)

Los campeones llegan solos. No hay crónica de la del ciclismo que no hable de las montañas y de Coppi, de Merckx, de Ocaña, y que no recuerde el triunfo de la soledad, su grandeza. Los derrotados también pedalean solos. Eran hasta ahora, en este Giro que se apura para llegar a Turín el domingo a través de las montañas más altas, los que todo lo perdían en un día malo, en un mareo de altura, en una distracción, Valverde, Nibali, Chaves, los únicos con los que se podía poetizar recrdando la solitaria grandeza del ser humano solo ante todo, desnudo como la mirada translúcida sin gafas de Steven Kruijswijk, solitario en el descenso del Agnello gigante, que mira al miedo de frente, y a su destino, y no desvía la vista de sus ojos claros, después de una caída tremenda que no le rompe la maglia rosa hermosa ahora con manchas más rojas de sangre de su portador, pero rompe su sueño. Kruijswijk está solo, sin compañeros de equipo, sin nadie con el que compartir su dolor, y es grande en la derrota rota y en sus brazos quemados por el hielo del túnel de nieve que era el Agnello a más de 2.700 metros, donde las nubes son perpetuas. Lucha por sobrevivir, mientras delante, lobos grises en el col del Cordero (Agnello), Nibali y Chaves bajan locos hacia la victoria, y el Giro prometido se desvanece cuando más brilla el sol, cuando apareció Nibali grande, y a su rueda, rezando, Chaves.

CLASIFICACIONES

ETAPA:

1. V. Nibali (ITA/AST) 4h 19m 54s

2. M. Nieve (SKY) a 51s

3. E. Chaves (COL/OGE) a 53s

4. D. Ulissi (ITA/LAM) a 1m 02s

5. R. Majka (POL/TNK) a 2m 14s

6. A. Valverde (MOV) a 2m 14s

...

16. S. Kruijswijk (HOL/TLJ) a 4m 54s

GENERAL:

1. E. Chaves (COL/OGE) 78h 14m 20s

2. Vincenzo Nibali (ITA/AST) a 44s
3. S. Kruijswijk (HOL/TLJ) a 1m 05s

4. A. VALVERDE (MOV) a 1m 48s

5. R. Majka (POL/TNK) a 3m 59s

En el corazón de los grandes Alpes ciclistas, donde confluyen el comienzo de los gigantes Vars e Izoard, al pie de la subida final a Risoul, el Giro encontró en su penúltima etapa su campeón verdadero, que no fue Chaves, pese a que el colombiano diminuto vista ya maglia rosa, sino Nibali reencontrado, que atacó ligero como si fuera en moto a cinco kilómetros de la cumbre de los colombianos, allí donde dos veces Nairo ganó el Tour del Porvenir, y logró que en este Giro saliera por fin pudiera hacerse la foto de un campeón solo ganando. Detrás de Chaves, líder, Nibali hambriento acecha a 44s, Kruijswijk ha caído a 1m5s del rosa que tan bien casaba con su pelo rojo y sus pecas y Valverde, está casi 2m más cerca cronométricamente del líder que la víspera, pero mentalmente igual de lejos.

Fue la impaciencia de Chaves, que corre con la nariz tapada y antibióticos desde hace días y se quita los mocos que no le dejan respirar indisimulado con la mano mientras no deja de pedalear y habla raro, la que desencadenó la acción. Fue la caída de Kruijswijk la que generó el drama, fue la grandeza de Nibali la que dio sentido al dolor del holandés, al sudor de Chaves, al atontamiento en que la altura sume a Valverde, los oídos taponados, las piernas de algodón, la náusea.

Todos los equipos, salvo el LottoNL de Kruijswijk, había enviado hombres a la vanguardia y diseminados por el ascenso y el descenso esperaban el momento de intervenir. Para atacar, para defender, para llorar como Ilnur Zakarin, otra víctima de la locura del descenso que Nibali contagió, el nervio. El ruso peleón se cayó contra la piedra lavada por miles de años de paso de un arroyo de montaña y milagrosamente solo se rompió una clavícula. Después de la aceleración de los Orica de Chaves y el remate del cerebral colombiano mortal para Valverde en los últimos metros de la subida a la Cima Coppi, los tres, Nibali, Chaves y Kruijswijk iniciaron juntos en trío la bajada, la parte más vertical y peligrosa, entre muros de nieve borrosos por las nubes bajas y riachuelos de agua corriendo por el asfalto quebrado. “Nibali empezó a bajar como un loco y yo también fui un loco siguiéndole. No le quería dejar ni un metro”, dijo Chaves, el segundo colombiano después de Nairo que viste de rosa en los tres últimos años, y que puede ganar el Giro. En la locura, el tercero, el holandés de tan anchos hombros, tomó mal una curva y dio una voltereta contra el hielo. Cuando, kilómetros después, su equipo logró cambiarle la bicicleta rota, el Giro ya se alejaba más de un minuto en el pedaleo incontenible de Nibali y Chaves y sus compañeros de equipo adelantados, empezando por Scarponi, que habían parado para guiarles.

Chaves ganó el rosa en el lugar en el que quizás perdió el Giro. Al último ataque de Nibali, el ciclista que volvió a fiarse solo de sus piernas, justo cuando ya Kruijswijk a la deriva estaba a 3m, y entre medias, en su propia deriva, Valverde, que nunca se rindió, Chaves asfixiado de mocos ya no pudo resistir. Fueron los cinco kilómetros de soledad y grandeza de Nibali, a la conquista de su segundo Giro que quizás complete el sábado; los cinco kilómetros de soledad ( a veces compartida con el inoxidable Nieve) y grandeza derrotada, pero no rendida, nunca, de Chaves, el colombiano que sueña, y cree que los sueños se cumplen. “En la última etapa alpina daré el todo por el todo”, dijo.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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