Zidane se pone el mono de trabajo
El técnico del Madrid, que se encontró a una plantilla en mal estado físico, lidera la puesta a punto del equipo y deja los trabajos personalizados de potencia y velocidad
Zinedine Zidane se ha puesto el mono de trabajo. Dicen todos —el último ha sido Raúl— que sus mensajes llegan fácilmente a la plantilla, por ser quien es y por su pasado. No sólo de mensajes vive Zidane. O al menos, no sólo de darlos. Eso de “correr y trabajar juntos” se lo ha tomado muy en serio el técnico francés al que esta semana se le ha visto encabezar el grupo durante las carreras continuas en la ciudad deportiva.
Las cargas de trabajo que ha distribuido el cuerpo técnico a lo largo de la semana van disminuyendo según se acerca el partido. Los martes y los miércoles se hace trabajo de esfuerzo dentro y fuera del campo (con rampas, dominadas y ejercicios con arrastre de pesas incluidos); los jueves están enfocados en la resistencia (con y sin balón) y los viernes se baja un poco el ritmo para preparar la táctica.
Para ello Zidane cuenta con Bernardo Requena, que llegó al club hace dos años como recuperador y que ahora se encarga de la preparación física (Benítez tenía su propio preparador: Paco de Miguel). El otro ayudante del técnico es Hamidou Msaidie que fichó la temporada pasada para el Castilla. Hamidou se encarga de recopilar y controlar los datos físicos de los jugadores.
El objetivo de Zidane, que lleva tres semanas con la primera plantilla, es que el equipo esté a tope a finales de mes para afrontar los octavos de la Champions en buenas condiciones. “Ya estoy viendo los frutos del trabajo que estamos haciendo, reviso los datos de los entrenamientos y veo que cada semana hay una evolución. Mi idea era tener un buen nivel físico después de la tercera semana. Luego iremos subiendo el trabajo y estaremos mejor”, aseguró ayer después del último entrenamiento previo al partido contra el Betis de esta noche.
Uno de los motivos por los que Florentino Pérez se quejaba de Carlo Ancelotti era porque el equipo no se entrenaba lo suficiente y que por eso tuvo dos meses de apagón a comienzos de 2015 y no consiguió reengancharse a la pelea por la Liga. Eso era lo que le contaba el doctor Olmo, que vigilaba de cerca los métodos de trabajo de Ancelotti. Rafa Benítez, según el presidente, era el técnico ideal para revertir esa situación y curar el desgaste sufrido por la plantilla. Resulta que a su llegada, tras el despido de Benítez, Zidane se encontró a un grupo en mal estado físico.
No lo oculta el técnico francés. Después de la victoria contra el Sporting le preguntaron si el Madrid ya estaba jugando como él quería. “Siempre se puede mejorar y físicamente tenemos que mejorar mucho, vamos a trabajar para estar mejor”, contestó. Lo repitió de nuevo cuando le preguntaron si, después de dos semanas en el banquillo, se esperaba que las cosas salieran tan bien. “Físicamente tenemos que mejorar y vamos a hacerlo”.
En la plantilla hay quien ha hecho autocrítica. “No dimos los resultados esperados. Cada persona tiene sus puntos de vista sobre los resultados, pero a mí me parece que no estábamos bien físicamente. Hicimos una pretemporada rápida. Volando por Australia y China. Viajamos más que entrenamos. Es un problema porque luego no hay tiempo para recuperar lo perdido”, declaró Modric a Sportske Novosti.
Requena vigila la resistencia
Eliminado el Madrid de la Copa por la alineación indebida de Cheryshev, Zidane ha aprovechado el mes de enero para empezar de cero. A su lado está Bernardo Requena, considerado uno de los mejores preparadores físicos de España. Requena trabajó con Joaquín Caparrós (en el Sevilla, Athletic y Neuchâtel) hasta hace dos años cuando recibió la llamada del Madrid.
“Es un estudioso y siempre está investigando”, es lo primero que dice Caparrós cuando se le pregunta por Requena del que destaca su juventud (38 años) y su afán por los estudios. “Es un adelantado a su tiempo. Está mirando datos todo el rato y siempre va por delante con el tema de la recuperación, de las lesiones, y también del esfuerzo. A mí siempre me venía proponiendo ideas”, cuenta el técnico de Utrera.
En el Sevilla y en el Athletic el equipo contaba con un preparador físico; Requena se encargaba de hacer un trabajo personalizado de fuerza y velocidad. “En el Sevilla estaba volcado con Baptista, Alves y Sergio Ramos; en el Athletic con Llorente, Iraola y Muniain”, cuenta Caparrós. En el Madrid hace las dos cosas. Trabajo colectivo para mejorar la resistencia —Zidane quiere que el equipo aguante el ritmo en las segundas partes— y trabajos individuales de potencia y velocidad.
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