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El peso del ‘cuatro’

Cesc, en su regreso a Londres, intenta encontrar su sitio en el equipo azulgrana

Ramon Besa
Cesc, durante el entrenamiento del Barcelona en Stamford Bridge.
Cesc, durante el entrenamiento del Barcelona en Stamford Bridge.Kirsty Wigglesworth (AP)

A Cesc Fàbregas todavía se le mide por sus goles y, como no marca desde enero en la Liga y desde febrero en la Copa, se suceden las preguntas sobre el estado de forma del que fuera líder del Arsenal. El excapitán de los gunners, venerado en el fútbol inglés, parece ahora un aprendiz de centrocampista en el Barça. Aunque formado en La Masia, compañero de Messi y Piqué en un cadete invicto, a Cesc le está costando pillar el software de Pep Guardiola. El proceso de adaptación, por tanto, no solo es un asunto personal, sino de integración en el equipo.

 Hay quien le mira de forma distinta simplemente porque, al parecer, un día acudió con un Ferrari prestado al entrenamiento y ha empezado a presentar a su compañera, nada que no sea corriente en un futbolista famoso. También hubo suspicacias por su suplencia en Milán y ante el Athletic. Aunque se le vio un rato preparándose, unas molestias en el sacro sirvieron para explicar su ausencia. Jugó Keita en San Siro, cambio que serviría para entender alguna explicación de Guardiola, que se desvive por los jugadores de equipo como Seydou.

No es que Cesc sea un mal compañero. Al contrario. Le pasa lo que a Piqué, Alves o Messi: su sentido de la competitividad es tan extremo que a veces se confunde con el egoísmo. Y ya se sabe lo que piensa el técnico: “La clave de un vestuario está en el control de los egos”. Y en el Barça no hay más rey que Messi, que igual juega en la punta del rombo que de falso nueve, según el despliegue. A Cesc le viene mejor el 3-4-3, cuando puede intercambiar la posición con Messi, que el 4-3-3, un dibujo que normalmente le exige ejercer de volante.

“Aunque hubo momentos en los

“Si no marco, parece que juego mal”, recordaba hace poco; “actuar de interior significa tener más disciplina, mantener la posición, ser paciente... Agota pillar los movimientos. Arriba me siento más libre, domino el juego rápido y el fútbol con nervio”. Los números le avalan: aún es el segundo goleador, con 15 tantos, nueve en la Liga y uno en la Champions, tras Messi. Cesc ayuda a ganar con sus llegadas, su profundidad y su capacidad para alborotar y desordenar al rival, con su vértigo y sus tantos. Tiene alma de delantero y disfruta como enganche o falso ariete.

Ahora, sin embargo, le ha salido competencia con Alexis y a veces, de acuerdo con el guion del partido, la necesidad de abrir el juego con Cuenca o Tello le ha relegado a la suplencia o al puesto de interior. Aún le cuesta ejercer de centrocampista y el equipo lo acusa porque pierde control. Ya lo avisó nada más llegar al Camp Nou: “No vengo a retirar a Xavi, sino a jugar con Xavi”. La historia de siempre en el Barça. Xavi estuvo a punto de ser destruido por el recuerdo de Guardiola y hubo un tiempo en que se debatía sobre la incompatibilidad de Xavi con Iniesta.

Ahora le toca entrar a Cesc. El peso del cuatro no es fácil de sobrellevar en el Camp Nou. “Me gustan los retos imposibles”, advirtió. La hinchada todavía recuerda sus estupendos partidos del inicio de la temporada ante el Madrid. “Corrió por seis”, proclamó Guardiola. No es fácil dar con el equilibrio. No siempre conviene juntar a los buenos, sino que se imponen equilibrios en función de su estado de forma. Acostumbrado a las jornadas navideñas inglesas, no le vino nada bien parar en diciembre y, en cambio, dispone de una mayor continuidad porque ya no se lesiona.

A los 25 años, Cesc aspira a recuperar viejas sensaciones en su regreso a su admirado Londres. No es casualidad que haya viajado con sus abuelos. Quiere recuperar el protagonismo y dejar de ser el punto de mira de videoaficionados como el del sábado, que le pilló incrustado en la barrera del Levante, de cara a la portería, intentando despistar a Munúa con sus aspavientos para facilitar el tiro de Messi. Ya lo hacía en el Arsenal para ayudar a Van Persie. Ocurre que entonces era una celebridad y hoy necesita reencontrar la chispa y ganarse el puesto en el Barça.

“Fiché por el Barça para aprender, mejorar tácticamente, saber cuando tomar las decisiones... Aunque hubo momentos en los que me sentí perdido, he madurado y me siento en condiciones de afrontar retos como el de ganar la Champions, el trofeo que más me ilusiona. No me escondo”, afirmó ante la prensa inglesa sin saber si hoy será titular; “antes, sin embargo, hay que ganar al Chelsea, que vuelve a ser el Chelsea, como cuando yo estaba en el Arsenal. Le dominas, creas ocasiones y, en la primera contra, gol de Drogba. La película de siempre. Son unos killers”.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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