'Scandal' me atrapa y me confunde
Mirándolo bien, todos son malos malísimos en esta serie de la ABC que emite en España la cadena Fox.Merecen lo peor. Por eso me resisto a ver cómo termina la segunda temporada de Scandal cuya estrella esKerry Washington, laprimera protagonista negra de una serie dramática de televisión en casi cuarenta años en EE UU. De hecho, escribo esto mientras el Iplus graba el último capítulo a mis espaldas [anoche]. ¿Qué habrán ideado los guionistas para salir de tanto pespunte de relaciones sentimentales, tanto amaño electoral, espionaje y juego sucio político vistos durante las dos temporadas que ahora acaban? ¿Sabremos quién es Albatros al fin, la mano que mueve los hilos? ¿Triunfará el amor multirracial? ¿Se divorciará el presidente Grant dando un vuelco a la Casa Blanca o todo será ilusión hipotecada por el interés nacional?¿Salvarán el honor de los malos que nos caen bien o habrá un giro a mayor gloria de los buenos y el puro gris de la cómoda vida...? Pero, ¿en verdad hay buenos aquí?
¡Ay! Me costará desengancharme y esperar hasta la tercera entrega, ya confirmada, de esta serie de Shonda Rhimes (famosa creadora de, entre otros, Anatomía de Grey). Me he acostumbrado a la vida de alta tensión de Olivia Pope (Washington);a los lujosos despachos; a las flaquezas del jefe del país más poderoso de la tierra (pelín calzonazos el presidente Fitzgerald Grant, el imponente Tony Goldwyn); a los lloriqueos y celos de Mellie, la Primera Dama cornuda pero fiel (Bellamie Young); a los secretos y la ambición del asesor Cyrus (Jeff Perris); a los espías ejecutando salvajadas o haciendo desaparecer al más pintado; al equipo que Pope dirige, siempre dispuestos e impecablemente vestidos... Y a esos polvos quieroynopuedo en los cuartos de la Casa Blanca quebrados siempre por la amargura y la duda existencial... Les he cogido gusto, para qué nos vamos a engañar.
Y se ve que tal debilidad no sólo es mía, porque pocas series subieron tanto de la primera entrega a la segunda. Nueve millones hizo en EE UU este último capítulo que ahora me espera. Dicen las estadísticas de Nielsen que las amas de casa afronorteamericanas están entusiasmadas con la protagonista,Kerry Washington(1977, y del Bronx, New York). El rol merecido de altura que siempre soñaron. Guapa, independiente, profesional, ambiciosa, poderosa y negra. Mujer del siglo XXI. Y doy por hecho que algunos amos de casa también. Vean estas portadas en Elley UpDowncomo ejemplos, aunque abundan otras, al igual que fotos, galerías sobre suevolución en el vestiry otros asuntos colaterales. Kerry se ha convertido en fashion icon en nada.
Olivia Pope, alias Kerry Washington, o viceversa, conoce bien su capital eróticoy lo usa, vaya si lo usa, dentro y fuera de pantalla. Si usted lo duda, haga la prueba: observe a su pareja, la que quiera que sea, mientras ve la serie, obsérvela bien, y ya me dirá qué cree que está pensando cuando ella aparece mohína. Yo misma me atreví a decir un día: "Pero, ese gesto desencajado de boca la afea". Silencio. Dio igual. Su magnetismo tira de la serie sin remedio. Igual que ha empujado las redes sociales desde el momento en que pusieron sus ojos en ella.
La neoyorquina fue secundaria en algunos capítulos de series como la impagableBoston Legal;apareció junto a Angelina Jolie (era una de sus chicas de su empresa) enMr. and Mrs. Smith;interpretó a la esposa de Ray Charles enRay... Y lo que es más importante,Tarantino la usó en su última entrega,Django desencadenado.Su entrada en campaña junto a Eva Longoria y Scarlett Johanssonen pro de Obama también jugó un papel importante en su popularidad. Lo que Michelle Obama piensa de ella y de la serie no me consta.
Pero volvamos a la ficción. ¿Cómo habrá acabado la temporada de Scandal?Estoy en ascuas.
Rebobinemos. El planazo no podía pintar mejor desde el minuto uno del capítulo inicial. Aunque pocos confiaban en continuidad. La competencia entre series es brutal. Olivia Pope, de palmito afroamericano bien aderezado y amplio currículo, es una experta en arreglar entuertos, una resuelve-marrones públicos y privados; el amoniaco sexy de la mugre y los escándalos de las altas esferas. Dirige un equipo de fieles expertos, hackers, abogados, limpiadores multitask... que se hacen llamar entre ellos "gladiadores". Y como tales se consideran y comportan: no preguntan, actúan; no ponen en duda a su jefa, obedecen. Sepan lo que sepan, vean lo que vean, ellos callan. Se respetan mutuamente. Son a cada cual más delincuente y fiero -eso vamos sabiendo día tras día-, pero no importa, son cool, bien estupendos. Con vidas tormentosas y un pasado más que oscuro casi negro, Olivia los salvó un día y ellos son fieles. Son perros.
El pasado 17 de mayo los actores hicieron lectura pública del guión del último capítulo de la segunda temporada en laAcademia de Television en Hollywoody respondieron a las preguntas del público.
Mi preferido, por lo anodino y por sus trajes, es Harrison (Columbus Short). Compañero ideal: ejecuta y nunca duda, es capaz de venderse a sí mismo si con eso la jefa está a salvo (yo creo que la ama, y eso lo explotaría) y da unos discursos sobre la vida y la lealtad que ya quisieran algunos. Del desaliñado, atormentado, neurótico, genial, sádico y sucio hacker Huck (Guillermo Diaz) solo puedo recordar que interpretó al narcotraficante Guillermo enWeeds,otra serie con protagonista femenina fascinante: Nancy, esa madre amantísima y moderna que vende marihuana para sobrevivir y es capaz de superarse a sí misma y sorprender cada día.Katie Lowesinterpreta aQuinn Perkins y llega a dar miedo de lo rápido que aprende con Huck a hurgar en la mierda de este mundo (que habrá lío futuro, es seguro). Eltop hiperdramático lo pone Cyrus (asesor presidencial, gay, político frustrado, y supuesto amigo, my grande Jeff Perry).
Por supuesto, está cantado que a Cyrus un día le dará un infarto. Y le da. Es parte del cargo.
La serie está basada en la historia real de Judy Smith, antigua miembro del equipo de la Casa Blanca con George H.W. Bush, reputada experta en resolución de crisis y conflictos (como el deMonica Lewinsky). En la imagen, la creadora de la serie Shonda Rhimes, Kerry Washington y Smith, coproductora de 'Scandal'.
Dicho queda: la jefa y alma de todo esto es Olivia, eficiente y fría en apariencia, sufre de amores presidenciales y ese es su talón de Aquiles; de mente ágil, se mueve con poderío entre intereses y deseos, hay cierta ética en ella, edulcorada pero hay. No fuma pero sí bebe, es romántica a su pesar, pero no se la conoce rastro de ambición maternal; odia ser segundo plato, pero lo matrimonial lo menciona poco. Un callejón sin salida donde el trabajo lo es todo. Para Olivia la palabra cliente es el fin de cualquier duda. No importa cuán sucio sea el asunto a tratar, ella es la mejor y lo resolverá. Aunque el lodo te puede ahogar. Construir el personaje debe haber sido fácil con tanto pedazito de cliché, pero interpretarlo y atrapar con él es cuestión a alabar...
¿Sobrevivirá Olivia o será sacrificada por amor a la lírica? ¿Se convertirá en Primera Dama tras el divorcio presidencial y la aceptará la conservadora sociedad estadounidense? ¿Se les acabarán los recursos a los guionistas y empezarán a dar volteretas sobre las intrigas y lo ya visto? Todo esto se plantea y algo ha sucedido ya en algunos capítulos.
Me siento pues a ver el desenlace. Espero respuestas.
Y pasados unos minutos, algunas tengo. Sé quien es Albatros. Aprendo algo más del juego de espejos. Y con una conclusión me quedo: aunque tu profesión sea resolver grandes problemas ajenos, asegúrate de tener los propios bajo control, porque hasta en las mejores familias hay lo suficiente bajo la alfombra como para que venga Shonda Rhimes y construya una serie con ello. Y buena.
Ah y con la frase de la imagen, la dice Huck en este último capítulo y esde gran utilidad, sin duda: "Si quieres matar a alguien con seguridad, hazlo tú mismo".
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