Esquerra amenaza con plantar a Mas si no pregunta por la independencia
Los republicanos anuncian movilizaciones para forzar a CiU a aceptar sus postulados El presidente catalán aún confía en un acuerdo de última hora
Esquerra Republicana dio ayer el mayor toque de atención al presidente de la Generalitat, Artur Mas, desde que se convirtió en socio parlamentario de Convergència i Unió para iniciar el proceso soberanista. Los republicanos amenazaron con descolgarse del grupo de partidos que respaldan la consulta si el referéndum no sirve para preguntar explícitamente por la independencia. Una amenaza que, de cumplirse, implicaría la ruptura del pacto que sustenta al gobierno a media legislatura y dejaría muy maltrecho el proceso soberanista.
De momento, el aviso de los republicanos es solo una advertencia para evitar que el empuje de Iniciativa y Unió, partidarias de una pregunta que abra más opciones que la independencia, convenza a Mas de la necesidad de descafeinar la consulta. “En un acuerdo por una mala pregunta ERC no estará”, dejó claro la portavoz del partido, Anna Simó. Y una buena pregunta, añadió la portavoz es “clara, honesta, de respuesta sí o no y que todo el mundo entienda. La gente salió a la calle por la independencia y se le debe preguntar sobre esto”. Los republicanos adoptan la misma posición que la Candidatura d'Unitat Popular, la CUP, cuyos tres diputados solo se sumarán al acuerdo si la pregunta de la consulta usa la palabra independencia o término análogo.
ERC marca su posición al inicio de una semana en la que quiere exhibir su fuerza e importancia en el proceso soberanista. Los republicanos han organizado el sábado un gran acto encabezado por su líder, Oriol Junqueras, para marcar músculo en plena negociación final para concretar la consulta. En estos días Mas se reunirá con todos los partidos que defienden el derecho a decidir para cerrar la pregunta y la fecha del referéndum independentista.
El presidente de la Generalitat aseguró al resto de dirigentes de su partido que ya tiene una propuesta en mente, aunque no la ha desvelado a ninguna de las formaciones, ni a su socio. ERC apremió a Mas a proponer su formulación, e hizo extensiva la petición a Iniciativa: “Que se posicionen. Somos la única formación política que hemos hecho una propuesta. O es una pregunta que no convencerá absolutamente a nadie o no la han encontrado”, analizó Simó, que pidió a Mas que busque el consenso. “Estamos a la espera de que el presidente reúna a los partidos”, apostilló.
El malestar de los republicanos fue creciendo la semana pasada a medida que Mas e Iniciativa escenificaban un acercamiento público. Tras prometer que no dejaría fuera a los ecosocialistas del proceso, el presidente catalán subrayó el jueves que la consulta debía incluir el posicionamiento de los federalistas, en clara referencia a ICV. “Hay gente que quiere que Cataluña se constituya en un Estado y otros que creen que debe haber alguna otra asociación con el Estado español. A esta gente no la tenemos que perder para la causa”, dijo Mas, que insistió: “Seríamos muy miopes si la perdiésemos”. Esquerra no está dispuesta a que el consenso vaya en detrimento de la claridad de la consulta. “Una mala pregunta pararía el proceso soberanista, lo hipotecaría durante décadas”, insistió Simó.
Los republicanos jugarán sus bazas para presionar al Gobierno de Mas. Para el partido de Junqueras, Mas está en medio de una cuerda que tiran, por un lado, los partidarios de descafeinar la consulta; y por otro los republicanos y movimientos como la Asamblea Nacional Catalana.
“En un acuerdo por una mala pregunta ERC no estará”, advierte Anna Simó
Para tirar de esta cuerda, ERC abonó una idea que lanzó la Asamblea Nacional Catalana —organizadora de las multitudinarias manifestaciones del 11 de septiembre de 2012 y 2013— hace una semana: movilizar a los independentistas en caso de que la pregunta propuesta por Mas no hable de independencia. Simó evitó llamar a la movilización, pero si envío un mensaje para “concienciar a los ciudadanos de su poder”.
Si la manifestación independentista de la Diada de 2012 sirvió para que Mas avanzara elecciones y marcara el rumbo del proceso soberanista, ERC considera que una nueva movilización puede ayudar a su objetivo. “De la ciudadanía depende que haya fecha y pregunta hornada antes de que acabe el período de sesiones del Parlament”, abundó Simó.
En la advertencia de los republicanos también hay elementos de equilibrio entre movimientos secesionistas: abonando la amenaza de la Asamblea Nacional Catalana, ERC evita que el sector más radical del secesionismo, que ha organizado una protesta para el próximo domingo, se apodere de la reinvidicación de una pregunta explícita sobre la independencia.
Los republicanos recelan del acercamiento entre CiU e Iniciativa
Entre las armas de ERC también se cuentan los Presupuestos de la Generalitat, que se votarán la semana que viene en el Parlament. Las cuentas dependen de los republicanos, que han amenazado en varias ocasiones con retrasar la votación si Mas no cumplía con su promesa de fijar la consulta a final de año.
Pese a las amenazas, los dirigentes republicanos confían en que finalmente haya un acuerdo. La tesis de los partidos que defienden el derecho a decidir es que el pacto será difícil de muñir, pero se producirá aunque sea el día que finaliza el plazo marcado por el Parlamento autónomo: el 31 de diciembre.
En esa fecha los partidos deben haber concretado la fecha, la pregunta, y la vía para solicitar la convocatoria de la consulta al Congreso de los Diputados. CiU, ERC, Iniciativa y la CUP deben concretar su intención de solicitar la cesión de la competencia del referéndum apelando al artículo 150.2 de la Constitución. Un paso que Esquerra considera un trámite porque da por sentado que la respuesta del Gobierno será una negativa rotunda.
A medida que pasan los días la preocupación en Convergència Democràtica, el partido de Artur Mas, va en aumento. Los nacionalistas entienden que Esquerra Republicana quiera aprovechar al máximo el escaparate que le brinda la negociación de la pregunta y que intente agotar la oportunidad para que la pregunta que defienda la Generalitat sea de máximos, o sea, sobre la independencia. Sin embargo, en las filas del Gobierno catalán dan por sentado que al final la pregunta no podrá ser tan rotunda: interrogará sobre si se desea la plena soberanía de Cataluña o sobre si Cataluña debe ser un estado soberano, opciones del gusto de Unió e Iniciativa. Aún así, el Ejecutivo catalán espera que Esquerra lo acepte por una cuestión de responsabilidad. “Si somos incapaces de acordar la pregunta entonces todo salta por los aires”, insiste Artur Mas una y otra vez.
Sin embargo, la prioridad de CiU a día de hoy son los Presupuestos de la Generalitat. Una vez éstos queden aprobados definitivamente, la próxima semana, Mas intensificará las negociaciones para la consulta.
Convergència Democràtica no considera que haya espacio real para el desacuerdo. De entrada porque el acuerdo sobre la pregunta no garantiza en absoluto que la consulta se acabe celebrando. Mas ya advirtió en el Parlamento autónomo que solo planteará el referéndum si es acordado o tolerado por el Estado y el Gobierno de Mariano Rajoy no parece dispuesto ni a una cosa ni a la otra. Sin embargo, si los partidos catalanes no consiguen consensuar una pregunta lanzarán una imagen de división tan importante que difícilmente podrá continuar adelante el proceso soberanista. Mas espera que el conjunto de partidos catalanistas acaben por ceder en parte para lograr el acuerdo. Para lograrlo prevé lanzar una contundente petición de unidad a través de una entrevista televisada el próximo lunes.
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