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Artur Mas deja Marruecos sin entrevistarse con el rey

El presidente de la Generalitat anuncia un viaje a EE UU de apoyo a la industria biomédica catalana

Miquel Noguer
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, hoy en Tánger en el encuentro con responsables del programa Xics-Focus (Fundació FCB-Casals d´Infants del Raval).
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, hoy en Tánger en el encuentro con responsables del programa Xics-Focus (Fundació FCB-Casals d´Infants del Raval).JORDI BEDMAR

“La influencia y los intereses comerciales del rey y de algunos de sus asesores” son palpables “en cada gran proyecto inmobiliario” en Marruecos. El consejero comercial de Estados Unidos, adscrito al Consulado norteamericano en Casablanca, llegó a esta conclusión en 2010 tras reunirse con empresarios y ejecutivos de empresas pertenecientes a la familia real. Así queda reflejado en los cables que Wikileaks hizo públicos el año pasado. Además, un ejecutivo de los que dirigen las empresas del rey de Marruecos, Mohamed VI, explicaba a través de estos documentos que en ese país para hacer negocios solo hay tres interlocutores válidos: Fouad Alí el Himma, íntimo amigo del monarca y líder del Partido Autenticidad y Modernidad; Mounir Majidi, secretario particular de Mohamed VI, y el propio rey. “Hablar con cualquier otra persona es una pérdida de tiempo”, advirtió este ejecutivo a los diplomáticos norteamericanos.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, finalizó ayer viaje oficial de tres días a Marruecos, que tenía un claro objetivo comercial, sin haber alcanzado estos centros de poder. Pese a los esfuerzos de la Secretaría de Exteriores de la Generalitat, el monarca no ha concedido al presidente catalán la audiencia que, sin embargo, sí ofreció a Pasqual Maragall en la visita que realizó a Marruecos en 2004. Anteriormente, Jordi Pujol ya se había reunido tanto con el actual monarca, en 2001, como con su padre, Hassan II, en 1994.

El otro presidente que no tuvo suerte en su visita a Marruecos fue José Montilla, quien no logró ser recibido por Mohamed VI. Mas y su equipo restaron ayer trascendencia al hecho de que el monarca no lo recibiera, que achacaron a los imponderables de la agenda real. “Ya nos dijeron que el rey se había ido de viaje. Ha estado más de tres semanas fuera del país, llegó el miércoles por la noche y quedó muy poco margen para que esta visita se pudiese hacer”, razonó ayer el presidente horas antes de abandonar Marruecos en un vuelo de línea regular desde Tánger.

Mas destacó que en cuatro días de viaje por Marruecos ha mantenido “contactos de primerísimo nivel” con el presidente del Gobierno marroquí, Abdelilah Benkirán, y con más de una decena de ministros, además de los encuentros institucionales mantenidos por los consejeros Lluís Recoder, Francesc Xavier Mena y Josep Maria Pelegrí.

Por todo ello, Mas considera que se puede dar “por mucho más que aprobado” este viaje, eminentemente económico, a nivel de contactos con autoridades. Hubo muchas reuniones, encuentros y foros, aunque estos no se han traducido en contratos a corto plazo. De hecho, la mayor parte de los 120 empresarios que acompañaron a Mas en su visita a Marruecos representaban a compañías que ya tienen algún tipo de presencia en Marruecos o ya exportan a este mercado. Con todo, el ambiente en la delegación empresarial era optimista y varios ejecutivos aseguraban en los corrillos que Marruecos es un mercado que cada día proporciona más garantías y seguridad jurídica.

La falta de acciones comerciales concretas y acuerdos de calado generó ayer las primeras voces críticas en Cataluña. El Partit dels Socialistes (PSC) no tardó en criticar que Mas regresara de Marruecos “con las manos vacías”. El diputado Jaume Collboni aseguró que el viaje del presidente ha sido más “un acto de gesticulación que una ofensiva comercial para abrir mercados”.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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