"No sé lo que es una playa en agosto"
Dolores Ayllón decidió lo que iba a hacer con su vida a los 19 años y a 15 metros de altura. Encaramada a una torreta metálica de vigilancia contra incendios forestales en mitad de la Sierra Sur de Sevilla. La culpa la tuvo una emisora de radio, a través de la que Ayllón, entonces encargada solo de detectar los primeros focos en el monte, escuchaba cómo se comunicaban los expertos durante las labores de extinción. "Quiero ser técnica en extinción, me propuse".
Y lo consiguió. Este es su segundo año como directora del operativo contra los incendios forestales de Andalucía (Infoca), en el que trabajan en la temporada de máximo riesgo 4.800 personas, la inmensa mayoría, hombres. Es la única mujer que está al frente de un programa de este tipo en toda España y una de las personas clave que este verano de calor se enfrenta al peligro del fuego.
Es la única española al frente de un macroplán de extinción de fuegos
Habla más que come. Tiene 39 años y, de vez en cuando, se le cuela una z donde tendría que estar una s. El acento delata su origen: Coripe, el pequeño pueblo del sur de la provincia de Sevilla donde nació y adonde se escapa casi todos los fines de semana. "No me gusta Sevilla, bueno, no me gustan las ciudades". Pese a haber llegado a ser la directora del Infoca, allí, en Coripe, muchos de los 1.200 habitantes la siguen conociendo como la chica de la torreta.
Prueba la ensaladilla y el carpaccio de aguacate. El bacalao casi ni lo mira. Se excusa: "Hasta las cinco de la tarde no como". Y son las tres. A las cinco es cuando termina el trabajo en la sede central del operativo y se marcha a su casa del municipio de Burguillos. Y, luego, pendiente del móvil 24 horas.
Lo de la torreta sorprendió bastante en Coripe. Hace dos décadas de aquello y de ese tipo de trabajos se encargaban solo los hombres. Pero ella había decidido pasar su verano así. Turnos de seis horas en mitad de la nada solo con unos prismáticos. Pendiente del humo durante el día y de algún resplandor durante las noches. Era la única mujer vigilante en toda la provincia de Sevilla. "Los compañeros me trataron muy bien. Pero en el pueblo pensaban que no iba a aguantar ni dos semanas. Al final, aguanté cinco veranos. (...) Soy muy orgullosa y nunca tiro la toalla".
Mientras trabajaba y ascendía fue estudiando: es diplomada en Ingeniería Técnica Forestal y licenciada en Ingeniería de Montes y en Ciencias Ambientales. Y tiene una ristra de cursos, espe-cializaciones y maestrías. En uno de esos seminarios le prohibieron cruzar los brazos. "Transmite inseguridad", responde al fotógrafo.
Este consejo de comunicación no verbal se lo dieron para transmitir seguridad en un incendio. "Tienes que hablar a los retenes con las llamas detrás". "Tranquilidad y liderazgo" es lo que tienen que percibir. "Hay que ser más listos que el fuego", resume Ayllón, quien ha entregado su vida a esta "vocación". Cuenta los años por campañas contra incendios: "No sé lo que es una playa en agosto. (...) Si tuviera una familia no podría haber llegado hasta aquí. No me arrepiento, solo ahora pienso que me gustaría tener algo más de tiempo para mí".
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