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Reportaje:

Los pingüinos pierden el sur y aparecen en Río

129 aves antárticas perdidas llegan a las playas de Copacabana e Ipanema

Juan Arias

Debilitados, con hipotermia y encima, fuente de polémica. Los más de cien de pingüinos que están llegando desde junio a las playas de Río de Janeiro han desatado la polémica en la ciudad brasileña. ¿Rescatarlos o dejarlos a su suerte? Y, si se opta por el rescate, ¿compensan tantos esfuerzos y costes el salvarlos y llevarlos en avión hasta la Patagonia, su lugar de origen?

En el invierno de Río, todos los años solía llegar hasta sus famosas playas de Copacabana, Ipanema o Leblón algún pingüino despistado desde el Estrecho de Magallanes. Eran pocos y constituían un acontecimiento. Los cariocas bautizaban a cada uno con nombres de famosos y algunos se los llevaban a casa. Pero este año, desde junio han llegado 129, decenas más de lo habitual, y 70 han muerto ya.

Ante la avalancha de pingüinos, a los que recogen los bomberos para trasladarlos al zoológico de Niteroi, las autoridades polemizan sobre si el cuerpo de bomberos debe rescatarlos o abandonarlos a su suerte. La mayoría de las autoridades del Estado de Río optó por el rescate. Y los pingüinos están siendo tratados como reyes por especialistas, que los colocan junto a estufas para calentarlos, y no en hielo como hace la gente que se los lleva a sus casas. Los cuidan y medican veterinarios especializados. El 20% del presupuesto del zoo de Niteroi está destinado a salvarlos.

Los expertos no se ponen de acuerdo acerca de los motivos que impulsan a estos pingüinos, generalmente jóvenes -de un año de edad- hasta las costas de Brasil. Según la zoóloga Dee Boersma, catedrática de la Universidad de Washington, la causa es el calentamiento global del planeta. "Los pingüinos nos están mandando una señal de que el clima de la tierra está cambiado", ha afirmado Boersma después de destacar que las aguas del mar de Río se han enfriado un grado en 30 años. Para el biólogo Sandro Araujo, la causa es la pesca sin control que les deja sin alimento y les obliga a buscarlo en la costa, como hacen tiburones o ballenas.

Estos pingüinos irán primero al Centro de Rehabilitación de Animales Marinos en Río Grande do Sur y de allí serán trasladados, dentro de un mes, en avión hasta la Patagonia. El biólogo Marcelo Azipilman se ha preguntado, levantando una polémica en un país con tanta hambre como Brasil, si es justo gastar tanto para cuidar y llevar en avión hasta la Patagonia a un puñado de pingüinos. La gente de la calle, con fuerte sentido ecológico, los defiende: son muy fofos (tiernos) y tienen derecho a vivir.

Liberación de pingüinos en una playa de Punta del Este (Uruguay).
Liberación de pingüinos en una playa de Punta del Este (Uruguay).REUTERS

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