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Reportaje:Vida&Artes

¿Le juzga el juez o le juzga el circo?

La confesión ante las cámaras de la esposa del acusado de matar a Mari Luz alerta de los excesos del sensacionalismo - Los magistrados dicen que se abstraen de la presión mediática

Ni la policía ni los jueces han sido capaces de descubrir la verdad. El equipo del programa de Ana Rosa Quintana -líder de la mañana con Telecinco- sí. Eso es lo que ha publicitado la cadena que dirige Paolo Vasile desde el pasado viernes, cuando Isabel García, la esposa del presunto asesino de la niña onubense Mari Luz, declaró entre síncopes que su marido, Santiago del Valle, se había "cargao" a la menor "accidentadamente" porque la criatura "se había escapao". Isabel García es una discapacitada psíquica que ahora vive en un centro de caridad y que acumula una cierta experiencia en comparecencias televisivas desde que su marido, condenado por abusar sexualmente de la hija de ambos y condenado también por el mismo delito con niñas distintas en Gijón y Sevilla, se convirtió en sospechoso de la violación y muerte de Mari Luz Cortés, ocurrida en marzo de 2008. La confesión de la mujer ante las cámaras de Telecinco, contradiciendo su testimonio ante el tribunal, ¿es una exclusiva periodística que a cualquier medio le hubiera gustado difundir? ¿O se trata de una vuelta de tuerca en la zafiedad que algunos expertos atribuyen a esa cadena privada?

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Para los responsables de Cuarzo TV, la productora de El programa de Ana Rosa, la confesión de García ha sido un éxito sin precedentes. No obtuvo la audiencia esperada porque el viernes cerraron los colegios y los niños se convirtieron en los dueños del mando a distancia. Pero ello no mermó la satisfacción del programa por haber "culminado una investigación en la que el equipo ha estado trabajando durante tres años, desde que Mari Luz desapareció".

En un editorial leído ayer por Quintana ante las cámaras, la periodista añadía: "Dimos la noticia que todo periodista hubiera querido dar. Por eso, quiero dar las gracias a todos los compañeros, tanto de Telecinco como de otros medios, que se han puesto en contacto conmigo y con otros miembros del equipo durante el fin de semana, para darnos la enhorabuena por el trabajo realizado". Un trabajo cuestionado sin embargo, por expertos en televisión, ética y representantes de los jueces.

El más contundente es el filósofo y catedrático de Ética Fernando Savater: "En estas ocasiones no se puede usar la palabra ética. Estamos hablando de unos sinvergüenzas, unos pícaros que se han aprovechado de una deficiente mental en estado de extrema necesidad económica. No han hecho un ejercicio de periodismo, sino una sinvergonzonada".

Una persona vinculada a la cadena que insistió en no ser identificada comentó ayer que ellos se limitaron a contar la "verdad oculta" del caso Mari Luz, que les sorprendió la confesión y que un vídeo que alguien de dentro hizo llegar a El Mundo que no les deja en buen lugar es "una tergiversación de los hechos". En dicha grabación se ve a Isabel García sin resuello, sentada en el césped de un parque de la avenida de Brasilia de Madrid, diciendo que no se encuentra bien y pidiendo que no le graben más. La reportera no le hace caso y mientras va a por un vaso de agua la cámara sigue filmando a la mujer en el suelo, en estado de histeria. En determinado momento habla por el móvil y cuando empieza a decir dónde se encuentra la reportera la conmina a callar, le advierte de que no puede dar pistas a nadie para no reventar la exclusiva. La mujer obedece y acata las indicaciones disciplinadamente.

Esa secuencia pertenece, según la citada fuente, al final del contacto entre los periodistas de Cuarzo y la esposa del pederasta. Y que ellos se limitaron a ayudar: "Llamamos al Samur, le explicamos los síntomas de Isabel y ellos se negaron a ayudarnos. Nos dijeron que sus ambulancias y sus profesionales están para casos más serios. Así que la trasladamos nosotros a una cafetería próxima a tomar un batido para reponerse. Después, nos pidió ir a la policía a confesar y la acompañamos. Eso es todo". García ingresó horas después en la cárcel de Soto del Real (Madrid) imputada por los posibles delitos de falso testimonio -en sus primeras comparecencias televisivas y durante el juicio acusó a su cuñada de la muerte de Mari Luz y defendió la inocencia de su marido- y omisión del deber de socorro a la víctima. Una juez de instrucción de Madrid ha abierto diligencias a Telecinco para averiguar si hubo presión psicológica o económica para conducir a Isabel García a efectuar una denuncia falsa.

La cadena salió al paso: "Parece que las exclusivas de unos medios valen más que las de otros. Ahora resulta que fotografiar a una persona que sale de un quirófano en el trayecto a su habitación sí es ético [en alusión a la fotografía de portada de El Mundo con Esperanza Aguirre en camilla], pero la exclusiva del programa de Quintana, no".

La pregunta a la mencionada fuente sobre si en algún momento habían a advertido a la mujer de que confesar la autoría del marido significaba autoinculparse de varios delitos quedó sin respuesta, al igual que otras fuentes callaron al ser preguntadas por la cuantía de lo pagado por la exclusiva. "Puede que fuera dinero en efectivo o tal vez solo obtuvo a cambio la satisfacción de aparecer en la tele con la Ana Rosa, acudir a hoteles y restaurantes de lujo y ser el centro de atención de un colectivo durante unas horas".

Parte de la profesión periodística se avergüenza de lo ocurrido. Para el catedrático de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid Manuel Núñez Encabo, contenidos como los vistos en El programa de Ana Rosa son "una afrenta al ejercicio del periodismo" y marcan un camino que conduce "al límite de la vulneración de los derechos fundamentales y de la dignidad de la persona", una apelación similar a que realizada por la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas Españoles (FAPE), Elsa González.

Núñez Encabo, que actualmente preside la Comisión de Quejas y Deontología del Periodismo, lamenta que los contenidos de algunos medios informativos se hayan convertido en un objeto de mercado y las personas en mercancías, y afirma que los medios audiovisuales y especialmente la televisión se parece al Oeste americano, donde todo es posible. "El primero que saca la pistola y dispara se adueña de la audiencia. Por eso no duda en utilizar el morbo".

Impulsor del Código Deontológico del Consejo de Europa, recuerda que una de las primeras exigencias del manual del periodista es el respeto a la verdad y que una información no es veraz si no está contrastada con las fuentes. "En este caso, la fuente de información no es la mujer que apareció en el programa sino el proceso judicial, que quedó visto para sentencia el pasado viernes. La televisión está sustituyendo a los jueces y eso es muy grave". Núñez Encabo cree que en situaciones como ésta se hace más necesario que nunca un Consejo Audiovisual, órgano regulador de la televisión cuya creación está prevista en la ley pero cuyo nacimiento está hoy por hoy bloqueado por los políticos.

Para el analista Eduardo García Matilla, el caso de las niñas de Alcàsser fue "el punto de inflexión". También lamenta que aún no se haya creado el Consejo Audiovisual que regule contenidos "inaceptables". Para García Matilla, "cuanto más sensacionalismo y escándalo mejor, más audiencia". "Es una dinámica peligrosísima; una locura, pero esa es la tendencia. Se demoniza a Telecinco porque quizá es la cadena que más se pasa, pero otras tampoco se libran". La opinión de Savater es más directa que la de los analistas: "Es una televisión hecha por bribones para imbéciles", asegura el autor de Ética para Amador.

El medios judiciales la reflexión no es más benévola, aunque la condición de magistrados inclina a la cautela. José Luis Ramírez, portavoz de Jueces para la Democracia, cree que "la retractación de García forma parte del circo mediático", y niega cualquier validez jurídica a lo declarado en Telecinco "porque de la misma manera que acusó a su marido en esa cadena puede ir a otra televisión y acusar del crimen al primero que se le ocurra". Los jueces niegan toda credibilidad a testimonios como el de El programa de Ana Rosa. Solo confían en las declaraciones respaldadas por las garantías del sistema judicial.

"La justicia española, al igual que cualquier sistema judicial democrático, presume la inocencia del acusado hasta que se pruebe la culpa en un juicio justo, con defensa, publicidad, testigos, pruebas de cargo, hechos constatados. Eso no se hace en un plató de televisión. Eso lo hacen las instituciones del Estado", señala José Antonio Ballesteros, exportavoz de la Asociación de la Magistratura, al tiempo que concede categoría de anécdota a lo ocurrido el viernes por la mañana en Telecinco. "No es ninguna novedad. Que los medios traten de influir en los jueces es tema viejo. No nos dejamos influir. No le damos ninguna importancia. Forma parte del espectáculo televisivo".

Sin embargo, tanto Ballesteros como Ramírez sí consideran que la profesión debería asumir cierta autorregulación que impidiera sobrepasar límites y evitar "vicios que deterioran el sistema democrático", sostiene Ramírez, quien opina que muchos telespectadores de Telecinco "han tragado el anzuelo de que los tribunales están llenos de artimañas que esconden la verdad y que menos mal que ahí están ellos para esclarecer crímenes y salvar la justicia".

Con información de Isabel Gallo.

Santiago del Valle, acusado en el <i>caso Mari Luz,</i> llega al juzgado.
Santiago del Valle, acusado en el caso Mari Luz, llega al juzgado.ALEJANDRO RUESGA

Condenados en pantalla

- Caso Arny (noviembre, 1995). Una investigación por un supuesto caso de prostitución de menores en el bar Arny de Sevilla salpicó a todos los gais famosos que habían pasado -o no- por el local. Presentadores de televisión, humoristas, cantantes y altos cargos fueron la excusa para que algunos de los implicados (entre ellos algunos menores supuestamente prostituidos) hicieran una rentable ronda por los platós. En 1998, 32 de los 48 acusados, entre ellos los más conocidos públicamente, fueron absueltos.

- Caso Wanninkhof (octubre, 1999). La desaparición de la joven Rocío Wanninkhof en Mijas (Málaga) fue todo un espectáculo. El hecho de que una de las acusadas fuera Dolores Vázquez, que había tenido una relación con la madre de la chica, estimuló la curiosidad y los prejuicios. Vázquez fue condenada en 2001 por un jurado popular, aunque desde 2000 se sospechaba de que las pruebas no eran concluyentes. En 2003 desapareció otra chica, Sonia Carabantes, y la investigación llevó en 2003 a Tony Alexander King.

- Niñas de Alcàsser. La desaparición primero y el hallazgo después de los cadáveres de las tres niñas de Alcàsser (Valencia) en 1992 anduvo en los platós incluso después de dictarse sentencia. La investigación y el posterior juicio duraron más de cinco años, en los que los programas nocturnos dedicaron amplio espacio a los familiares de las víctimas y a los acusados (en 1997 el director del desaparecido diario Ya, José María de Juana, admitió que había publicado una entrevista falsa con Antonio Anglés, uno de los acusados del crimen). El protagonismo fue tal que en 1997 el Consejo General del Poder Judicial emitió una nota condenando el juicio paralelo. La sombra del trabajo que hizo el presentador Pepe Navarro con el caso en su programa Esta noche cruzamos el Mississippi (Telecinco) fue decisiva para que cancelaran su siguiente programa, La sonrisa del pelícano (Antena 3), ante el temor de que se repitiera el juicio mediático en el caso Banesto.

- Marta del Castillo. El juicio por la desaparición de la chica en febrero de 2009 todavía no ha concluido, pero el seguimiento de las andanzas de Miguel Carcaño o El Cuco ha ocupado una importante porción de los programas de televisión informativos y los nocturnos. En este caso, además, se ha incorporado el uso de las nuevas tecnologías, con rastreo de las redes sociales a las que estaban suscritos los encausados incluido.

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