Detectado el objeto celeste más lejano a la Tierra
Un estallido a 13.000 millones de años luz da pistas sobre los primeros astros
Dos equipos de astrónomos han detectado un estallido de rayos gamma, una explosión de altísima energía, que se produjo hace unos 13.000 millones de años y cuya radiación ha viajado desde entonces a la velocidad de la luz hasta ser detectada en la Tierra el pasado 23 de abril. El fenómeno, catalogado como GRB 090423, corresponde a una edad muy joven del universo: sólo habrían pasado unos 630 millones desde el Big Bang inicial.
El récord anterior de distancia de un objeto también lo tenía uno de estos estallidos, pero era 150 millones de años posterior. El hallazgo se presenta hoy en dos artículos publicados en la revista Nature, de dos equipos en los que participan científicos españoles.
"Estamos hablando de una estrella antigua, que ya no existe. La energía de su explosión y su luz ha estado viajando durante mucho tiempo por el espacio, desde una era en que aún no existían el Sol o la Tierra", explica Alberto Castro-Tirado, del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Estos estallidos de rayos gamma son aún poco comprendidos por los científicos, pero en los últimos años ha mejorado notablemente la capacidad de detectarlos y observarlos. Se cree que se originan en estrellas mucho más masivas que el Sol que, al acabar su vida por quedarse sin combustible, estallan y colapsan hasta formar un agujero negro o una estrella de neutrones, generándose chorros de altísima energía. Uno de esos chorros, orientado hacia la Tierra, es lo que se ve de un estallido de rayos gamma.
Para los expertos supone información sobre las fases tempranas de la evolución del cosmos en que se formarían las primeras generaciones de estrellas.
Como nadie es capaz de predecir, por ahora, dónde se va a ver en el cielo un estallido de estos, se ha creado toda una red de telescopios para detectarlos y, en cuanto se ve uno, avisar a otros observatorios para que hagan su seguimiento y análisis.
El GRB 090423 fue detectado por el telescopio en órbita Swift, de la NASA, pero para su investigación se han utilizado numerosos observatorios, incluidos los grandes VLT (Chile) y el Gemini Norte (Hawai). También la estación española Bootes-3, situada en Nueva Zelanda y operada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, así como el telescopio italiano Galileo, en La Palma, han participado en estos estudios.
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