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Polémica en torno a la caza

Caza real con animales de granja

Medio Ambiente suelta en un coto público perdices para don Juan Carlos

La Encomienda de Mudela es una enorme finca adscrita al Ministerio de Medio Ambiente en la provincia de Ciudad Real en la que el Rey acostumbra a cazar perdices. Desde 1999, gracias a un concurso negociado y sin publicidad, la gestión cinegética del coto la lleva Agrocinegética Modelo. Esta empresa pertenece al grupo Altube, del empresario Patxi Garmendia, líder en la cría de perdices y amigo del monarca. "Es una finca ejemplar, con una gestión excelente. Allí criamos y soltamos entre 5.000 y 10.000 perdices al año, dependiendo de la temporada", explica Garmendia. Los gastos salen del presupuesto de Parques Nacionales, aunque el uso es casi exclusivo de la Casa del Rey. El catering, por ejemplo, lo gestiona Paradores (otra empresa pública) por 105.600 euros, según la adjudicación del 16 de noviembre de 2006.

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Garmendia es el líder de un sector, el de la cría de perdices en granja para ser cazadas, en expansión. Cría al año 2,5 millones, un 40% del mercado. Pero la suelta de estas aves de granja conlleva problemas ambientales. Un estudio realizado en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) del CSIC detectó en julio pasado que transmitían parásitos a la perdiz roja autóctona.

Para limitar estas infecciones, Medio Ambiente y Agricultura redactaron un "real decreto por el que se establecen los requisitos de sanidad animal para el movimiento de animales de explotaciones cinegéticas". Christian Gortázar, director del IREC, explica que la norma pretendía imponer a la caza el control sanitario que ya se aplica a los movimientos de ganado: "No tiene justificación que si un ganadero mueve una vaca tenga que asegurarse de que no extiende algunas enfermedades y que a su lado tenga un coto que mueve jabalíes o perdices sin control". El Gobierno ha bloqueado la tramitación del decreto ante la protesta de los cazadores, que consideran que la norma haría inviable la caza y el movimiento de animales.

Además, las perdices criadas amenazan la pureza genética de la autóctona, según la Federación de Caza, ya que las traídas del Este mediterráneo se pueden hibridar con la autóctona y reducen la biodiversidad. Garmendia niega estos problemas y afirma que el aumento de perdices mejora otras poblaciones como las rapaces. Theo Oberhuber, de Ecologistas en Acción, critica las repoblaciones para la caza: "La prueba de que no se hacen bien y de que el fin es cinegético y no de conservación es que se tienen que hacer todos los años".

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