El Bachillerato recupera peso en la pública tras una década de caída
Directores y patronal señalan la crisis económica como la causa principal - En el primer ciclo infantil hay un giro similar de caída del sector privado
El número de alumnos de Bachillerato en los institutos públicos españoles creció en 18.862 el año pasado; y en los colegios privados, en 93. Después de una década en la que la escuela privada iba ganando terreno año a año en esta etapa, el curso pasado aumentó el porcentaje de bachilleres que estudian en los centros públicos un 1,17% respecto al año anterior, hasta el 73,2%, según los datos del Ministerio de Educación.
La ecuación es la siguiente: la crisis, entre otras cosas, empuja a más estudiantes a seguir su formación y, como en la pública es gratis, el aumento se concentra ahí. Sobre todo teniendo en cuenta que el Bachillerato solo está subvencionado de forma general en los colegios privados concertados en cuatro comunidades (Comunidad Valenciana, País Vasco, Navarra y Baleares) y que, en el resto, solo lo está en un puñado de centros a los que se les aceptó en los ochenta como un derecho adquirido.
Las familias gastan el doble en la privada subvencionada
Más de la mitad de los niños están por primera vez en guarderías públicas
En Cataluña, Madrid y Andalucía, la estatal creció más que la media
Algunos padres confiesan motivos económicos para dejar la concertada
También ganó terreno la pública en otras etapas con poca concertada: el primer ciclo de infantil (hasta tres años) y la FP de grado medio, aunque lo cierto es que en estos niveles las fluctuaciones han sido mayores en los últimos años y hay otros condicionantes, aparte del económico, que han influido. Por ejemplo, el aumento de la oferta pública de escuelas infantiles.
Los directores de los institutos insisten además en que tal vez las familias aprecian más la calidad de la enseñanza -y del profesorado- de la pública, pero la explicación económica es la primera que señalan Carles Mata, Manuel Román Segura y José Antonio Martínez, responsables de sendos centros en Cataluña, Andalucía y Madrid, respectivamente. En esas tres comunidades -que concentran a la mitad de los bachilleres de España-, el porcentaje de alumnos de esta etapa que estudian en la pública ha crecido por encima de la media de España, llegando al 1,8% en Madrid.
Si bien Mata (responsable de Axia, asociación de directivos catalanes) no ha notado un gran aumento de la demanda de plazas en los centros públicos, Segura y Martínez, sí. De hecho, Martínez, presidente de la asociación estatal de directores de centros públicos Fedadi, cuenta cómo hay padres que le han confesado que, efectivamente, piden una plaza en su centro porque en el concertado tenían que empezar a pagar una matrícula en Bachillerato.
Esta etapa posobligatoria (16 y 17 años) no está subvencionada de forma generalizada aunque los conciertos alcanzan al 10% de los bachilleres, según datos del Consejo Escolar del Estado. Así, haciendo media entre los que tienen y no tienen subvención, la matrícula en esos centros cuesta 657 euros al año por alumno (que con el resto de gastos y servicios complementarios se coloca en algo más de 1.500), según una encuesta del INE publicada el año pasado. En los centros totalmente privados se pagan más de 2.300 euros solo por las clases lectivas. En la pública, con matrícula gratis, las familias se dejan en todos los gastos complementarios unos 727 euros al año por cada bachiller, justo la mitad que en un concertado (siempre teniendo en cuenta que se trata de una encuesta y de medias entre las zonas y colegios más caros y los más baratos).
Por ejemplo, en Madrid, la mensualidad que debe pagar un alumno de Bachillerato en un privado concertado hasta esa etapa es de unos 300 ó 350 euros, dice Emilio Díaz, el responsable madrileño de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE), mayoritaria en la concertada. Díaz reclama que se acepten los conciertos de forma generalizada en el Bachillerato en toda España (una vieja reivindicación de estos centros), porque si no, asegura, los concertados ubicados en zonas de rentas medias y bajas tendrán que cerrar la oferta de esta etapa, con las consecuentes "pérdidas de puestos de trabajo y de diversidad para el sistema".
En general, el 67,6% de los alumnos de todas las enseñanzas no universitarias, desde infantil hasta FP, estudió el curso pasado en la pública, tres décimas más que el año anterior. Pero, mientras en la segunda etapa de educación infantil, primaria y secundaria, etapas plenamente subvencionadas en los colegios concertados, las proporciones siguen siendo casi iguales, en FP de grado medio la tasa de alumnos que acoge la pública ha aumentado un 1%, y en educación infantil hasta tres años, un 6,8%, hasta escolarizar por primera vez a algo más de la mitad de los niños (50,7%). En esta etapa, que no es del todo gratuita tampoco en la pública, parece empezar a notarse el plan del Gobierno, cofinanciado con las comunidades, para extender la oferta estatal (Educa3). En especial, llama la atención la estadística de Baleares (donde la pública pasó en un año de acoger al 54,5% de los niños al 82,3%) y Castilla-La Mancha (del 24,4% al 62,8).
Según la mencionada encuesta del INE, la FP de grado medio y superior cuestan entre 17 y 21 euros al año en la pública de matrícula, y en la privada entre 1.300 y 1.600. Y en el primer ciclo de infantil la pública cuesta 356 euros de media, la que tiene algún tipo de subvención, 1.387 y la privada 1.634.
La cifra de alumnos extranjeros se estanca, pero hay 12.000 más en FP
Después de 15 años de aumento ininterrumpido del número de alumnos extranjeros en las aulas españolas, con crecimientos anuales entre 14% y el 40%, en el curso 2008-2009 se frenó algo (al 6%) y el pasado se estabilizó, con un aumento de apenas un 0,5%. En primaria, por ejemplo, fueron 12.500 menos que un año antes. Sin embargo, es casi la misma cifra (12.284) que aumentaron los alumnos extranjeros en la formación profesional, un refugio para los jóvenes que ya no encuentran salidas laborales en trabajos de baja cualificación.
El estancamiento en la cifra general, que ya se anunciaba en 2008-2009 (curso en que el crecimiento fue solo del 7%), puede colocar al sistema educativo ante un nuevo escenario en el que, tras la ola de inmigración, se impone la presencia de la segunda generación, con características y problemáticas distintas, como se ha podido ver en otros países europeos.
"Es difícil saber qué consecuencias tiene una estabilización. Yo no daría por sentado que la situación se va a parecer a la de otros países inmediatamente", dice el profesor de Sociología de la Universidad de Salamanca Jaime Riviere. "Debemos diferenciar a los alumnos que son considerados extranjeros, pero son nacidos y criados en España -que serían los comparables a los que son mayoría en los otros países de Europa- y los alumnos que vienen de fuera y se incorporan tarde al sistema educativo. Las desventajas de estos últimos son mucho mayores y, con el tiempo, la proporción de los primeros tiende a crecer, como es lógico. Ellos tienden a ser iguales a los chicos de cualquier familia humilde, pero apostaría que con cierta desventaja añadida".
Por ejemplo, sobre el aumento en la FP, añade que probablemente la mayoría de esos 12.000 alumnos extranjeros más que llegaron el año pasado a la FP son nacidos y criados en España.
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