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Reportaje:

Ascó desactivó la alarma para fugas

La presidenta de Seguridad Nuclear revela en el Congreso que la planta anuló la alerta por el escape - Anuncia que las multas para Endesa serán millonarias

Cada detalle empeora la situación de la nuclear de Ascó. La presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Carmen Martínez Ten, compareció ayer en el Congreso -a puerta cerrada- para explicar la fuga radiactiva de Ascó (Tarragona). Allí reveló que el 29 de noviembre, tres días después del incidente que causó el escape, la central desactivó la alarma que durante ese tiempo impidió que las partículas radiactivas salieran al exterior. Y lo hizo de forma consciente, al elevar el umbral para el que avisaba. La central afronta ahora una sanción millonaria, ya que el CSN piensa sumar en su propuesta varios incumplimientos y cada uno puede tener hasta 10 millones de multa.

Martínez Ten compareció a puerta cerrada pero hizo público el discurso que llevaba escrito. Allí no elude detalles de la actuación de Ascó (propiedad de Endesa e Iberdrola pero gestionada por la primera).

El CSN admite que el público pudo recibir más dosis de la permitida
En octubre se buscarán más partículas fuera de las instalaciones

La presidenta del consejo detalló cómo el 26 de noviembre, en una "maniobra no prevista", dos operarios izaron con cuerdas un bidón de 50 litros con agua radiactiva y lo vertieron a la piscina de combustible. Una rejilla aspiró parte del agua, pero como estaba en marcha el sistema de ventilación de emergencia evitó lo peor. Ese sistema hace circular el aire por unos filtros que retienen las partículas radiactivas. Los operarios detectaron que por la rejilla había escapado parte de la radiación y la intentaron descontaminar. Algo había fallado, pero parecía bajo control. Nada había salido al exterior.

Al día siguiente "el titular elevó los niveles de alarma y actuación de los monitores de radiación fijando un punto de tarado varias veces superior al previo, para adecuarlos, según ha manifestado el titular, a los nuevos niveles de radiación en la zona y con objeto de eliminar la alarma y las consiguientes demandas de actuación y parada de los sistemas de ventilación de emergencia y normal".

Al subir el umbral, desactivó "la señal permanente que mantenía en marcha la ventilación de emergencia". Esto permitió que a las 12.24 del 29 de noviembre, tres días después del incidente en la piscina, un técnico de la sala de control arrancase la ventilación normal. El aire dejó de correr por los filtros y las partículas salieron al exterior. El fallo fue tal que cuando en abril la inspección del Consejo visitó al central, la dirección de la planta dijo que no sabía quién ordenó arrancar la ventilación normal. A partir de ahí la central comenzó su carrera de ocultación. Martínez Ten acusó a la central de falta de cultura de seguridad, deficiente comunicación interna, malas prácticas de los trabajadores y falta de transparencia.

Las partículas salieron y hasta más de tres meses después el consejo no fue informado. Lo supo cuando Ascó ya había encontrado partículas radiactivas en el exterior -que tampoco notificó-. Desde entonces han aparecido unas 1.000 partículas, la mayoría al suroeste de la planta, con una actividad total referida al día del escape de 260 millones de becquerelios (1.100 veces más de lo que la central notificó inicialmente). Como aparecerán más partículas, la cifra seguirá creciendo.

Sólo cinco han aparecido fuera del perímetro de la central. Se trata de unas lentejas radiactivas localizadas junto al Ebro, pero el CSN peinará la zona en octubre para comprobar que no queda nada. Además, ordenará reformar el sistema de ventilación para evitar casos similares.

Aunque el CSN insiste en que no ha habido riesgo para la población ni el medio ambiente, Martínez Ten afirmó que "el suceso podría haber dado lugar a una dosis al individuo, localizado en el interior del emplazamiento, superior al límite reglamentario para miembros del público, que es de un milisiervert al año, pero inferior al límite de dosis de los trabajadores", que es 50 veces mayor. Es decir, que aunque en las mediciones realizadas a 2.116 personas no han aparecido dosis significativa, la fuga fue suficiente para producir una dosis mayor de la permitida para el público.

Por todo esto, la central ha cometido al menos tres incumplimientos de la ley: superar la exposición de dosis al público, la falta de notificación del suceso y la ausencia de información al inspector residente, cada una penada con una multa máxima de 10 millones. Además puede haber sanciones menores por la falta de formación del personal. El CSN prepara ahora un informe en el que las sanciones no se solapen para que la central no pueda recurrir.

El expediente sancionador llegará antes de agosto al Ministerio de Industria, que es el que impone la sanción. Vandellòs II (gestionada por la misma empresa) fue multada en 2006 con 1,6 millones de euros, pero en 2007 una reforma legal endureció las sanciones.

Martínez Ten valoró que Endesa haya reestructurado su división nuclear, pero no opinó sobre que los que dirigían entonces la central de Ascó sigan ahora en otros puestos. Además, acusó veladamente a los ecologistas de causar alarma y de utilizar el incidente de Ascó como argumento en el debate sobre el futuro de la energía nuclear.

"La nuclear más chapucera"

Todo el mundo quería transparencia, pero la comparecencia de la presienta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Carmen Martínez Ten, se produjo a puerta cerrada. El portavoz socialista, Francesc Vallès, señaló que se hizo así para no vaciar de contenido la ponencia sobre el CSN. Oficialmente, la presidenta quería comparecer en público. Sólo se opuso Joan Herrera, de ICV, quien afirma que si a Martínez Ten se lo hubiera pedido al PSOE habría hablado en Comisión, con luz y taquígrafos. Vallès señaló que "la buena noticia es que no ha habido riesgo para las personas". El PP apuntó en la ponencia que parte de la culpa de la alarma se debe al CSN.Jordi Jané, de CiU, pidió al CSN que cree comisiones territoriales de crisis para que incidentes como el de Ascó I se puedan gestionar con mayor cercanía hacia el territorio. Herrera criticó que el incidente demuestra que "la española es la industria nuclear más chapucera de Europa" y se preguntó cómo es que Ascó ha seguido funcionando. Greenpeace, que desde el principio alertó del escape, sostuvo que el CSN se ha dedicado a minimizar el riesgo de la fuga.

2.116 análisis

- La fuga radiactiva es ya 1.100 veces mayor de lo que dijo la planta inicialmente.- El Consejo de Seguridad Nuclear acusa a la dirección de obstaculizar la labor del inspector y ordenará reformar el sistema de ventilación.- La planta sostiene que no sabe quién dio la orden que originó la fuga.- Los análisis a 2.116 personas descartan el impacto en la población.

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