Las pastillas para dormir son más populares que efectivas
Los modernos somníferos sólo alargan 11 minutos el tiempo de sueño
Sus sueños le echan de menos. Eso es al menos lo que dice un anuncio televisivo en EE UU de un somnífero. Esta pastilla hace que quien la toma se duerma de 7 a 16 minutos más rápido que con un placebo (pastilla sin efecto alguno) y aumenta el tiempo total de sueño de 11 a 19 minutos, según un estudio realizado el año pasado. Pero sea cual sea la marca de somnífero, estos medicamentos no mejoran demasiado el sueño. La popularidad de los somníferos es un misterio que confunde a los investigadores. Mucha gente que los toma cree que funcionan mucho mejor de lo que demuestran las mediciones de laboratorio.
Los fármacos para dormir raramente tienen efectos adversos graves
Las benzodiacepinas son más baratas y alargan el sueño media hora
Un reciente metaanálisis constató que los modernos somníferos funcionaban mejor que las pastillas inocuas. Pero los resultados no fueron abrumadores, según este metaanálisis, publicado este año y financiado por los National Institutes of Health. Las pastillas reducían 12,8 minutos el tiempo medio que una persona tardaba en dormirse en comparación con un placebo, y aumentaban el tiempo de sueño en 11,4 minutos.
En cambio, las personas que tomaron somníferos más antiguos (benzodiacepinas) se durmieron 10 minutos antes y descansaron 32 minutos más que el grupo de placebo. Paradójicamente, cuando se preguntó a los sujetos cómo habían dormido, ofrecieron mejores resultados: 52 minutos más de sueño con los somníferos más antiguos y 32 minutos con los más nuevos.
"A la gente parece aliviarla mucho los somníferos, ¿pero dormir 25 minutos realmente te alivia tanto?", pregunta Wallace B. Mendelson, ex director de un centro de alteraciones del sueño en la Universidad de Chicago. "Un aspecto más importante de esto es que alteran la percepción de una persona sobre su estado de conciencia".
Karl Doghramji, un especialista del sueño en la Universidad Thomas Jefferson de Filadelfia, coincide. "Los somníferos no aumentan el tiempo de reposo de manera drástica, ni disminuyen enormemente el tiempo de vigilia", afirma. "Pese a ello, encontramos pacientes que, al tomarlos, muestran un alto grado de satisfacción".
La mayoría de los somníferos actúan sobre los mismos receptores cerebrales que los medicamentos para tratar la ansiedad. Al reducir la ansiedad, las pastillas pueden conseguir que la persona se preocupe menos por el hecho de no dormir, y de ese modo se siente mejor.
Otra teoría sobre la discrepancia entre el sueño calculado y percibido invoca una afección denominada amnesia anterógrada. Mientras se encuentran bajo los efectos de la mayoría de los somníferos, las personas tienen problemas para formar recuerdos. Al despertar, puede que simplemente olviden que han tenido problemas para dormir.
"Si olvidas cuánto tiempo has pasado en la cama dando vueltas, en cierta manera es igual de bueno que dormir", asegura Gary S. Richardson, especialista en alteraciones del sueño del hospital Henry Ford, en Detroit.
El sueño, al fin y al cabo, origina un estado natural similar a la amnesia, motivo por el cual los niños, a menudo, olvidan sus pesadillas violentas a la mañana siguiente. Si permanecemos en la cama, como hace la mayoría de la gente que toma somníferos, la amnesia no es algo malo.
Los informes sobre gente que ha comido o conducido bajo los efectos de zolpidem recuerdan a los problemas que ocasionó el somnífero triazolam (Halcion) hace casi 20 años. Algunas personas que tomaron ese medicamento para dormir en los aviones desarrollaron amnesia del viajero. Aterrizaban en su destino y luego se perdían u olvidaban dónde estaban, lo que llevó a las autoridades de varios países a retirarlo del mercado. Algunos estudios muestran que zolpidem y otros nuevos somníferos, anunciados como más seguros que las benzodiacepinas, pueden causar problemas similares.
Pese a esos problemas, la mayoría de los especialistas en medicina del sueño dicen que los somníferos por lo general son seguros. Mark W. Mahowald, director del Centro de Trastornos del Sueño de Minnesota, que ha documentado casos de gente que ha comido mientras dormía bajo los efectos de un somnífero, dice que los efectos secundarios graves son infrecuentes y que no deberían disuadir el uso de las pastillas.
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