Una vida en China. 3. 'El tiempo del dinero'
La publicación de El tiempo del dinero -tercera y última parte de Una vida en China- cierra la biografía en cómic del artista gráfico Li Kunwu, cuya peripecia vital ilustra los avatares por los que ha pasado su país desde los tiempos del maoísmo radical (con episodios tan traumáticos como el Gran Salto Adelante y la Gran Revolución Cultural) hasta la actualidad. Como su título indica, este último libro está dedicado al comunismo capitalista que puso en marcha Deng Xiaoping en diciembre de 1978 y que alentado por el ansia de una vida mejor ha hecho de China la segunda potencia económica mundial.
Autor de más de 30 obras gráficas, Li acepta colaborar con el francés P. Ôtié en un proyecto que le exige escarbar sin complacencia en sus recuerdos y desgarrar el trazo gráfico habitual de sus tiras en el Diario de Kunming para reflejar mejor las contradicciones que sacuden China durante estas décadas. El vértigo del cambio de los últimos 25 años es tan brutal que Li en el tramo final del proyecto, es decir, en El tiempo del dinero, tiene serias dificultades para hacer comprender a Ôtié la razón que mueve a la inmensa mayoría de sus familiares y amigos, en particular y de los chinos en general, a enriquecerse sin límites y el poco interés que prestan por cuestiones que para Occidente son fundamentales, como la matanza de Tiananmen.
Una vida en China. 3. 'El tiempo del dinero'
Li Kunwu y P. Ôtié
Traducción de Ana Sánchez
Astiberri. Bilbao, 2011
270 páginas. 22 euros
La obra te agarra porque se perciben con facilidad los esfuerzos de Li por vencer la resistencia a desnudarse en público, cirugía imprescindible para dar autenticidad al cómic. A través de su vida y la de sus amigos, con sus grandezas, sus miserias y cotidianidad, China se acerca a nosotros y permite al lector adentrarse en ese empeño común por el desarrollo y por dejar atrás toda una época de turbulencias, dolor y hambre.
Li utiliza para ello una técnica que presta especial atención a los rostros y a las expresiones (a veces al borde de la caricatura), tan depurada que le bastan unos simples trazos, pero tan elaborada, que en otras ocasiones le permite fotografiar escenas domésticas y paisajes urbanos.
Una vida en China no es solo recomendable para aficionados al cómic, sino también para quienes, lejos de todos los tópicos, aspiren a entender la realidad de este país llamado a marcar la historia del siglo XXI.
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