Francisco de Miranda. La aventura de la política
Ensayo. España ha sido una gran fabricante de revolucionarios en contra de sí misma. Francisco de Miranda, el precursor de las independencias latinoamericanas, es un excelente ejemplo de ello. Como se aprecia en la documentada pero sucinta biografía que le ha dedicado el historiador Manuel Lucena, 1812, Cádiz, la primera Constitución española, fueron tanto una oportunidad para España como una decepción para muchos latinoamericanos. Salvo Simón Bolívar, que nunca pareció dudar de su misión libertadora, Miranda, el caraqueño políglota que conoció a todos y sedujo a casi todos, fue uno entre la gran mayoría de los que no nacieron antiespañoles ni revolucionarios. Al contrario, tardó en decantarse por la opción independentista, y sin descartar que hubiera algo táctico en sus insistentes peticiones de reparación a la Corona española, cabe argumentar que no habría rechazado un autonomismo americano, que no tuviera que cortar los lazos con la metrópoli. Lo que le pasaba a Miranda y eso queda claro en el excelente estudio de Lucena, es que la España de Fernando VII le venía pequeña, y que en su empeño de vivir muchas más vidas que el común de los mortales, no encontró en Madrid ni en Cádiz ninguna que se le acomodara para la posteridad. El libro aborda directa o indirectamente todas esas cuestiones y, si acaso, algunos habríamos deseado que su extrañamiento y ruptura final con Bolívar hubiera sido tratado con mayor extensión, así como la comparación de sus figuras. Pero ya he dicho que Lucena Giraldo ha empaquetado tanto como escrito una biografía en la que nada sobra, nerviosa, ágil -como el propio Miranda- que, quizá, le pone a uno en la pista de futuros empeños. Como decía Oliver Twist: "Queremos más, señor".
Francisco de Miranda. La aventura de la política
Manuel Lucena Giraldo
EDAF. Madrid, 2011
254 páginas. 22 euros
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