El PNV no tiene dos almas
El presidente del EBB garantiza la unidad interna y remarca la apuesta de su partido por la "centralidad" y la defensa de un nacionalismo "incluyente"
Iñigo Urkullu abrió ayer su discurso echando mano de los recuerdos, mirando al pasado, y lo cerró lanzado mensajes de esperanza. Cuando iba camino al Palacio de Congresos de Barakaldo le vino al pensamiento una fecha: el 1 de marzo de 1977. Aquel día, cuando contaba 16 años, decidió afiliarse al PNV. Aquel joven ilusionado, con casi 35 años más a sus espaldas, se dirigía hacia el BEC "con la misma ilusión" para conocer un veredicto sabido de antemano. Los 71 delegados de la VI asamblea general con derecho a voto, sin abstenciones ni papeletas en contra, le revalidaron la confianza para dirigir los destinos del PNV durante los próximos cuatro años. Urkullu accedió a un auditorio plagado de ikurriñas en compañía de todo su equipo, los ocho burukides (dirigentes) elegidos en el cónclave y los presidentes de las ejecutivas territoriales de Bizkaia, Álava, Gipuzkoa, Navarra e Iparralde. El Euskadi Buru Batzar (EBB) al completo.
El líder nacionalista pide evitar cantos de sirena que llevan al aislamiento
Los primeros asientos de la sala fueron ocupados por nombres de mucho peso en el PNV, como el exlehendakari José Antonio Ardanza, quien llegó acompañado por el alcalde Bilbao, Iñaki Azkuna, y Juan José Ibarretxe; su antecesor en el cargo, Josu Jon Imaz; el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, la europarlamentaria Izaskun Bilbao y el congresista Josu Erkoreka, entre otros. En este decorado, Urkullu aprovechó para enfatizar la unidad existente dentro de su partido y desmentir a quienes observan divisiones y luchas internas. "No tenemos dos almas", dijo el mandatario jeltzale: "Tenemos miles, cientos de miles de almas, las de todas las personas que vivimos y trabajamos aquí".
El mensaje fue entendido como un claro cierre de filas tras culminar este fin de semana un proceso electoral interno en el que se ha insistido sobre la existencia de dos sensibilidades dentro de la formación nacionalista. La elección de la nueva composición de la ejecutiva nacional, en la que ha salido reforzado su máximo responsable, ha dejado al sector que representa el guipuzcoano Joseba Egibar con un solo miembro de su confianza, mientras que el resto -los cinco vizcaínos y los dos alaveses- están claramente alineados con las tesis de la línea oficial que encabeza el propio Urkullu. La unión de la que habla el líder del PNV se comprobará en breve durante la elección de los presidentes territoriales, dado que en Gipuzkoa podría librarse una descarnada batalla por el control de la ejecutiva.
Con el respaldo obtenido en la asamblea, Urkullu señaló que el PNV se reafirma en situarse "en la centralidad", porque así es como ha obtenido un "éxito centenario", Más allá de otras aspiraciones, Urkullu recordó que el espacio político y electoral del PNV es "el nacionalismo democrático incluyente". Por ello, no va a dejarse llevar por "ningún canto de sirena" que lleve al partido "al aislamiento". Neutralizó así cualquier intento de caer en la tentación de hacer seguidismo de la estrategia de otras formaciones. "Nuestra pretensión es seguir siendo la clave de bóveda, la piedra angular que estabilice el entramado social y político de este país", remarcó.
Antes de acabar con el grito Free Basque Country! y Gora Euskadi asakatuta!, Urkullu quiso trasladar a sus seguidores la convicción de que el PNV recuperará la "esperanza" y cumplirá su "sueño" de lograr "más nación" para Euskadi dentro de Europa.
Los presidentes territoriales, próximo capítulo
Tras la renovación interna que sale de la VI asamblea general del PNV con la reelección de Iñigo Urkullu como presidente del EBB y la nueva hornada que se incorpora a la dirección, el próximo capítulo de este largo proceso iniciado hace ya medio año se ciñe ahora a las territoriales. En concreto, las elecciones a presidente del partido en Álava y en Gipuzkoa acapara el máximo interés dentro y fuera de la propia militancia.
Tras los indicativos resultados registrados en el proceso previo a la constitución del nuevo EBB, es evidente que se desprenden dos lecturas inmediatas de posible aplicación en estas dos territoriales, a las que últimamente se las ha venido asociando con el alma más soberanista y en su día muy identificadas con el anterior lehendakari, Juan José Ibarretxe.
De un lado, Joseba Egibar concurre con el mensaje elocuente de la pérdida de peso real de su GBB en la nueva dirección, que supone una crítica al descontento existente con la política seguida hasta ahora. En la apuesta por su renovación, el presidente de los nacionalistas guipuzcoanos encontrará resistencia. Desde luego, no es algo nuevo para él aunque hasta ahora apenas ha sufrido embestidas dentro de la organización territorial. A los históricos Juan Mari Juaristi y Joxe Joan González de Txabarri se van a incorporar al descontento con Egibar un grupo de excargos públicos, con experiencia en la gestión y de trayectoria en el PNV y que son bien vistos desde Sabin Etxea.
En el caso de Álava la principal incógnita radica en conocer el propósito de Iñaki Gerenabarrena, quien ya ha visto cómo sus críticos son capaces de instalarse en el EBB, además con dos representantes. Como siempre ocurre en Álava, la partida no sólo se juega en el orden interno. Ahora mismo, el resultado para los representantes en el EBB indica que Gerenabarrena vería comprometida seriamente su reelección, pero no se descarta que el equipo de Iñigo Urkullu pretenda una salida menos hiriente. De este modo, la solución vendría por facilitar a Gerenabarrena un camino personal que, de paso, dejara abierta la puerta para sustituirle a otro candidato del ahora denominado sector crítico.
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