Bildu apoyará la fusión en Kutxa
La coalición 'abertzale' ultima el acuerdo con Mario Fernández y Xabier Iturbe - Se asegura un 30% de los beneficios para Obra Social y bloquear la privatización
Habrá, por fin, fusión de las tres cajas vascas. Bildu lo hará posible en la decisiva asamblea de Kutxa, convocada para el 23 de septiembre, mediante la aportación de los votos del sector abertzale de compromisarios que aseguran la mayoría cualificada suficiente una vez que la coalición ha encarrilado un acuerdo marco con los presidentes de BBK, Mario Fernández, y de la entidad financiera guipuzcoana, Xabier Iturbe, que se cerrará en los próximos días.
Mientras las tres cajas han derivado en sus respectivos directores de Recursos Humanos la negociación con los sindicatos para cerrar el acuerdo social y así garantizarse de paso los votos de CC OO que darían la mayoría absoluta a la fusión en Kutxa -en Vital y BBK ya está asegurada-, Fernández e Iturbe se encaminan a formalizar el pacto más estratégico de esta dilatada operación antes del próximo viernes. Ese día, en la asamblea general de la entidad vizcaína, Mario Fernández detallaría las nuevas condiciones que posibilitarán el acuerdo definitivo para la creación de Kutxa Bank y que se desprenden de la intensa negociación mantenida durante casi dos meses con Bildu.
En el cambio de postura se ha valorado el incierto futuro de Kutxa fuera de la fusión
Según medios próximos a la entidad financiera guipuzcoana, la coalición abertzale elaboró un documento de trabajo donde la garantía sobre la Obra Social y el bloqueo de una posible privatización constituían las líneas rojas para proseguir los contactos. La propuesta, presentada por escrito hace más de un mes y como consecuencia de los contactos telefónicos iniciados desde la presidencia de Kutxa, garantiza que la caja vasca destinará en los tres primeros años de su vigencia el 30% de sus beneficios a la Obra Social sobre una cifra mínima asegurada que mantenga las cotas de reparto a las se viene asistiendo hasta ahora por parte de cada una de las entidades y así sortear los posibles efectos del impacto de la crisis. En el año 2009, se alcanzó este porcentaje del 30% para la Obra Social con un volumen total de 168,8 millones de euros.
A su vez, el acuerdo entre Bildu y Kutxa contemplará medidas protectoras ante una futura privatización de la nueva caja fusionada. Entre las condiciones aceptadas se refleja el compromiso sobre el derecho preferencial en la compra de acciones, así como la garantía de que Kutxa Bank deberá dotarse de un significativo porcentaje en su autocartera una vez que se cumpla el período legal de adquisición en el mercado.
En el debate sobre la privatización, los representantes de Bildu en el diálogo con Fernández e Iturbe reconocieron la dificultad legal para forzar la mínima oposición. De ahí que forzaran la negociación para reflejar el mayor compromiso posible que garantizara el control vasco si se produjera esta venta.
Para llegar a este acercamiento de posturas en Kutxa, la izquierda abertzale ha realizado un significativo tránsito ideológico al que no es ajeno el debate iniciado en el seno del sindicato LAB, donde con el paso del tiempo han ido aflorando voces que advertían de la necesidad de abordar una negociación por el incierto futuro en el que se instalaría Kutxa si volviera a quedar fuera de esta fusión, toda vez que BBK y Vital tienen garantizado su acuerdo. De hecho, dirigentes del área de LAB Finanzak han participado en el diagnóstico de la propuesta negociada por representantes de Bildu. Además, dos de los tres consejeros que Alternatiba -uno de los partidos representados en esta coalición- tiene en la asamblea de Kutxa ya habían adelantado que votarían a favor de la fusión.
Desde las dos cajas directamente relacionadas en la negociación también se ha mostrado una "reconocida sensibilidad" para propiciar el acuerdo, según admite una persona conocedora de alguna de las conversaciones. La viabilidad definitiva a la fusión supondrá un éxito directo de Mario Fernández, que ha desempeñado un papel preponderante en la recta final de este diálogo con los miembros de Bildu, encarrilado de una manera sustancial el pasado jueves en San Sebastián. De paso, la coalición abertzale adquiere así una nueva cota de protagonismo que le permite ratificar su condición de fuerza decisiva en Guipúzcoa, donde acapara todo el poder institucional, sino que le aleja de las posiciones ultramontanas en las que este sector ha permanecido atrincherado durante décadas. Se trata, en definitiva, de adornarse de una imagen de responsabilidad crítica en un tema de indudable repercusión política y económica.El significativo hecho de que Bildu reflejara sus propuestas mediante un documento tampoco pasó desapercibido en el protocolo de las negociaciones. De paso, al alcanzar este acuerdo de tú a tú con los presidentes de BBK y Kutxa, las fuerzas soberanistas explicitan por la vía de los hechos su condición de influyentes.
A nivel de posicionamiento ideológico, Bildu entiede que las garantías de futuro arrancadas en el acuerdo en materia de Obra Social y de privatización justifican, sobremanera, la ciaboga a la que se asistirá el próximo día 23 en la asamblea de Kutxa. El texto definitivo, que contempla otras medidas, será perfilado a partir de mañana.
Durante este proceso, agilizado por ambas partes durante las últimas semanas, se ha descartado la voluntad inicial de Bildu de exigir la renuncia de algunos de los consejeros representados en la asamblea y que, a su juicio, deberían ser sustituidos en aplicación a los resultados de las elecciones locales y forales del 22-M. Incluso, en la coalición abertzale se manejó la posibilidad de impugnar la próxima asamblea. Así las cosas, este escenario beligerante dibujaba un panorama nada alentador una vez más para la dirección de Kutxa, pero también erosionaba la imagen pública y política de Bildu, precisamente cuando ahora dispone de responsabilidades institucionales. Además, el proceso administrativo que se abriría tampoco garantizaba a sus impulsores un rédito inmediato para sus exigencias.
En el entorno de la negociación también se reconoce que el diálogo fluido sin recurrir a posiciones inflexibles ha facilitado un acercamiento que ambas partes dan prácticamente por definitivo. A este clima ha contribuido de manera especial el papel desempeñado por Mario Fernández, dotado de un indisimulado interés profesional para evitar que se perdiera esta tercera oportunidad de una fusión de las cajas.
Sin esperar esta vez al último día
Xabier de Irala aún no ha conseguido digerir su profundo malestar por el proceso negociador de la dirección de Kutxa durante el proyecto de fusión a dos con BBK. Después de un reconocido desgaste de imagen del PNV suplicando el apoyo del PP en una visita nocturna a su sede donostiarra de Joseba Egibar, y cuando apenas restaban 24 horas para la asamblea decisoria, el presidente de la entidad financiera guipuzoana, Xabier Iturbe, aún fiajaba su suerte a las ausencias de última hora. No hubo milagro y el fiasco fue de tal magnitud que enojó demasiado hasta en Sabin Etxea. Hay quien sostiene que desde entonces la sintonía entre Egibar e Iturbe ya no es la misma.
Conocedor de las dificultades que entraña asegurarse en la asamblea de Kutxa el respaldo definitivo a una fusión y de la frustrante experiencia acumulada en anteriores negociaciones, Mario Fernández no ha querido correr riesgos en esta ocasión, entendida como la última oportunidad para un acuerdo entre las tres cajas vascas y que representa, de paso, su apuesta personal más trascendente en la recta final de su carrera profesional. Es por ello que el presidente de BBK, dotado de una reconocida capacidad negociadora, haya liderado desde finales de julio el proceso de acercamiento con Bildu en Kutxa mediante la sucesión de reuniones clave, a las que también ha asistido Iturbe, pero donde el acotado grupo de representantes de la coalición abertzale entendió con rapidez quién determinaba el camino a recorrer.
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