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El hospital de diseño no llega a tiempo

Aguirre pone la primera piedra del nuevo centro de Móstoles, que se inaugurará en la próxima legislatura

Elena G. Sevillano

Hasta 2012, nada. Lo dice el folleto que ayer repartió la Comunidad de Madrid entre los asistentes al acto de colocación de la primera piedra del nuevo hospital de Móstoles. Y lo corroboró también la presidenta, Esperanza Aguirre, durante su intervención. El hospital, un edificio de diseño singular que aprovecha al máximo la luz natural, tardará año y medio en estar construido. Tarde, por tanto, para cumplir el compromiso electoral que formuló Aguirre en 2007: cuatro nuevos hospitales durante esta legislatura (que acaba en mayo del año que viene).

Pese a que la presidenta sigue hablando de esos cuatro hospitales, no parece factible que pueda inaugurar más que uno antes de las próximas elecciones, el de Torrejón (gestionado por Ribera Salud). Con Móstoles previsto para 2012, Collado Villalba aún sin adjudicar y Carabanchel prácticamente condenado a no construirse (el Gobierno no lo considera necesario si llega a un acuerdo con el Ministerio de Defensa para que el Gómez Ulla atienda a civiles), la promesa electoral se queda en eso, en promesa.

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Más pronto o más tarde, lo cierto es que Móstoles va a convertirse en la primera ciudad madrileña -exceptuando la capital- con dos hospitales públicos. Algo que, tal y como recordó ayer el alcalde, Esteban Parro, empezaba a ser una necesidad urgente. El antiguo hospital de Móstoles, inaugurado hace 27 años, "se había quedado pequeño", admitió. El nuevo tendrá una población de referencia de 180.000 personas, mostoleños y habitantes de otros 17 municipios del suroeste.

"Me tiene enamorada desde que lo vi", dijo ayer Aguirre. Se refería al proyecto. Un diseño del arquitecto Rafael de la Hoz -el mismo que diseñó uno de los edificios de la Ciudad de la Justicia- que combina una base o zócalo que acoge los servicios hospitalarios (consultas, diagnóstico, tratamiento, quirófanos...) y, encima, dos coronas ovaladas donde se sitúan las 260 habitaciones, todas exteriores. Cómo estaría de enamorada del proyecto la presidenta que, cuando se vio sola frente a uno de los paneles explicativos, se volvió rauda hacia sus colaboradores: "Las cámaras, que vengan las cámaras y saquen esto". Durante su discurso se lanzó aún más: "Los hospitales van a ser como las catedrales del siglo XXI".

Si una palabra se repitió ayer durante el acto de colocación de la primera piedra, para el que se montó una carpa en medio del descampado, con su correspondiente moqueta roja y su atril, fue "público". Lo recordaba el cartel de obra, los paneles, los folletos, hasta el letrero del atril y la pegatina de la urna en la que enterraron los periódicos del día -"ya que se ponen, que sigan con el resto, ¿no?", se cachondeaban dos señores mientras los políticos echaban paladas de tierra en un hueco de la moqueta-. Lo dijo el alcalde y lo repitió la presidenta: "Nuevo hospital pú-bli-co de Móstoles". Público, pero de gestión enteramente privada. La multinacional Capio se encarga de construir el edificio, equiparlo y contratar a médicos, enfermeras y resto de personal. Y de gestionar el hospital durante 30 años. La inversión supera los 230 millones de euros.

"Va a ser un hospital de completa resolución. No habrá que derivar a nadie a otro porque no haya servicio aquí", aseguró Aguirre, que destacó que las habitaciones serán individuales. "Podrán ser dobles si se necesitan", precisó acto seguido. La cartera de servicios permitirá atender el 95% de las necesidades de la población, añadió. El centro contará con 47 consultas, 10 quirófanos, 78 puestos de urgencias y 18 de UCI. El equipamiento, "de última tecnología", según Aguirre, incluye un robot quirúrgico Da Vinci, que únicamente tiene otro hospital madrileño, el Clínico.

Recreación del interior del edificio.
Recreación del interior del edificio.CARLOS ROSILLO

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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