"Roberto no es ningún racista", afirma su hermano
Los hermanos del acusado Roberto Alonso de la Varga, de 32 años, acusado de dejar tetrapléjico al congoleño Miwa Buene, de 45, también declararon para intentar demostrar que el vecino de Alcalá no es xenófobo. Por ello, insistieron en que Alonso no era racista, ya que tenía "amigos negros de toda la vida". Para reforzar esta tesis, también testificaron dos amigos del acusado, ambos de raza negra. Uno de ellos se demostró al final del interrogatorio que solo era un conocido que trabaja como portero de una discoteca alcalaína. El otro sí era una amistad antigua.
Pedro Alonso fue el primer testigo propuesto por la defensa. Declaró en el mismo tono que su hermano el día anterior, con un tono agresivo y saltándose algunas de las preguntas de las acusaciones. La presidenta de la sala tuvo que pedir calma y que se ciñera al contenido de las cuestiones. "Mi hermano [Roberto] ha tenido amigos de todas las nacionalidades desde siempre. Toda mi puta vida le he conocido con amigos negros, que incluso han comido en casa", declaró en la sala. Aseguró que no tenía ningún problema con ellos: "Son personas como nosotros". También insistió en que la zona de copas en la que ocurrió la agresión era frecuentada por muchos inmigrantes y que se había convertido en "conflictiva". "A menudo tienen que acudir varios coches de policía para parar las peleas", describió Pedro.
Cuando terminó de declarar, pidió dar un beso a su hermano, a lo que accedió la magistrada que preside la sala. Ambos se fundieron en un abrazo. El acusado se echó a llorar. Fue el único momento en que cambió el talante serio y sereno que mantuvo durante la vista.
En prisión
También declaró la hermana, Rocío, que fue más allá y afirmó que "en parte" los problemas que están viviendo de suciedad y de inseguridad de la zona de Alcalá en la que viven se debe a los inmigrantes. "Ayudan a deteriorar el ambiente", añadió. La sorpresa llegó cuando dijo que hacía unos años que no sabía nada de cómo era su hermano porque ella había estado en prisión. La presidenta le pidió que le explicara el delito, pero ella no quiso concretar. Ha pasado cinco años en la cárcel por un delito contra la salud pública (tráfico de drogas) y otro por receptación (comprar objetos a sabiendas de que son robados).
Hoy está previsto que el juicio quede visto para sentencia con la declaración de los peritos y forenses y con las conclusiones definitivas del fiscal, de las acusaciones y la defensa.
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