El voto útil hunde a los comunistas
Italia se ha partido en dos grandes bloques, la tensión bipolar PDL-PD acumula cerca del 80% de los votos y pone fin a una larga historia de pluralidad. Después de 60 años acaba el reinado de los emperadores de la I República. Los poscomunistas y los posdemocristianos no sólo dejan de ser protagonistas, sino que pierden su postrera condición de bisagra. El hundimiento de la Izquierda Arcoiris, incapaz de superar el 3,5% de los votos, provocó anoche la fulminante dimisión de su líder, Fausto Bertinotti.
El voto útil, el miedo a regalar la victoria al gran contrario ideológico o quizá la inútil labor de desgaste realizada contra el Gobierno de Prodi en los 20 meses que duró el Ejecutivo de la Unión dejan en el camino al histórico líder comunista y a su Izquierda Arcoiris. "Es una derrota neta y de proporciones imprevisibles", dijo anoche Bertinotti.
Tras abandonar la pantalla del PD, la Izquierda Arcoiris no puede formar grupo parlamentario y no obtiene un solo senador. Un escenario trágico y, según el politólogo Giovanni Sartori, un "hecho histórico". La mezcla de Refundación, comunistas italianos y verdes, tras la renuncia al símbolo de la hoz y el martillo, se derrumba ante la fuerza de los números. Un colapso general, incluso en sus bastiones tradicionales.
Las elecciones suponen también la defunción de la tercera fuerza crucial de los años setenta y ochenta, el Partido Socialista Italiano: apenas el 1% de los votos. Su líder, Enrico Boselli, también dimitió y se convirtió en la segunda víctima del día.
Mientras tanto, la opción favorita de los obispos italianos, el católico y centrista Pierferdinando Casini, sobrevive, pero a duras penas: seguirá en el Parlamento, aunque las previsiones para el Senado pronostican que tendrá como máximo dos senadores. Decididamente, Marx y Dios ya no son lo que eran.
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