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La ultraderecha exhibe su poderío en Washington

El Tea Party toma la capital de EE UU para exigir más religión y menos Estado

En el mismo lugar y en el mismo día en que hace 47 años el reverendo Martin Luther King, líder de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, pronunció su célebre discurso Yo tengo un sueño, decenas de miles de miembros del movimiento ultraconservador del Tea Party, convocados por el presentador de televisión Glenn Beck, se reunieron en Washington ayer con el lema común de Devolverle a América su honor, exigiendo un menor intervencionismo del Estado y proclamando un renacimiento del país en la fe cristiana.

Esta demostración de fuerza del Tea Party, frente a las escalinatas del Monumento a Abraham Lincoln -el presidente que liberó al país de la esclavitud- se produce justo en una semana en la que varios candidatos impulsados por ese movimiento han ganado importantes primarias del Partido Republicano de cara las elecciones legislativas de noviembre. El encuentro arrancó con una proclamación por parte de Beck: "Hoy América vuelve a Dios".

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Beck, uno de los gurús mediáticos más críticos con el presidente Barack Obama, al que ha acusado de querer convertir el país en un régimen socialista, negó que el de ayer fuera un mitin político, aunque estuviera convocado en la capital federal del país y a dos meses de los comicios en los que se renovará un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes. Su discurso fue más bien una oración y un homenaje a los soldados estadounidenses.

Le sucedió en el estrado la ex candidata vicepresidencial Sarah Palin, cuya sola aparición en el escenario despertó el mayor número de vítores del encuentro. "Estoy muy orgullosa de ser americana", dijo, antes de reclamar como propio el legado de lucha por los derechos civiles de Martin Luther King. Aun así, en la inmensa multitud de ciudadanos llegados de todos los rincones del país había solo un puñado de afroamericanos, en una ciudad donde el 55% de los habitantes es de raza negra.

Ofendidos porque Beck organizara el encuentro de ayer en un día y un lugar tan señalados, los líderes del movimiento de lucha contra la segregación convocaron una contramanifestación hasta el Capitolio, bajo el lema Reclamando el sueño. Esa marcha, apoyada por el hijo de Martin Luther King, se celebró, entre otras cosas, porque "el sueño del doctor King todavía no se ha cumplido", según proclamó su convocante, el reverendo Al Sharpton.

A pesar de que el mitin del Tea Party se presentaba como un acto no político, la multitud reunida no podía disimular su opinión sobre la marcha del país. "Obama debería ser actor, no presidente. Es una marioneta de los poderes fácticos", denunciaba Carol Hunt, de 67 años, de Las Vegas. "Los izquierdistas nos controlan. El Gobierno se adueña de todo. Y con Obama hemos tocado fondo", añadía Elden Eiselen, de 56 años, de Indiana. Marty Katz, de 61 años, residente de Maryland, se aventuraba a afirmar que Obama es en realidad "un comunista que está desmantelando el sector privado para regalárselo al Estado".

Estos votantes decían honrar ayer al doctor Martin Luther King y se manifestaban a favor de los derechos civiles. Pero tenían matices que añadir. "Los inmigrantes son racistas. Vienen aquí desde México y se adueñan del Estado. Quieren que las escuelas sean en español. Quieren hablar su idioma. Se niegan a aprender inglés. Y cuando se lo recriminas, vienen con el cuento ese de que son una minoría y necesitan protección. Eso es racismo inverso", explicaba Mariah Martin, de 49 años, llegada de Pensilvania.

En el mitin de Beck comparecieron también numerosos políticos. Entre ellos el que ya es oficialmente el candidato al Senado por el Partido Republicano en Florida, Marco Rubio, que dijo que vendrá a Washington en noviembre a luchar contra las carencias del Gobierno. También habló por vídeo Rand Paul, que con el apoyo del Tea Party ganó las primarias en Kentucky. Ambos son parte de la gran ofensiva de la ultraderecha norteamericana ante las elecciones de noviembre.

En las primarias celebradas el martes en Florida, Rubio y el empresario Rick Scott consiguieron la nominación por el Partido Republicano al Senado y al Gobierno del Estado, respectivamente. Además, gracias a una maniobra de la ex gobernadora Palin, un desconocido ha logrado una victoria, todavía provisional a falta del cómputo de los votos por correo, en la candidatura al Senado por Alaska. Si esa victoria se confirma, el Tea Party tendrá ya cinco candidatos al Senado federal en noviembre: Alaska, Florida, Colorado, Nevada y Kentucky.

La pujanza de este movimiento ha provocado fisuras en el Partido Republicano en varios Estados. El que ahora es el gobernador de Florida, el republicano moderado Charlie Crist, competirá con Marco Rubio al mismo escaño del Senado, pero como independiente. El fiscal general de ese mismo Estado, Bill McCollum, perdió el martes las primarias a gobernador frente a Scott y se ha negado a cederle su apoyo en las legislativas, expresando dudas sobre su honestidad.

El ex presidente Ronald Reagan, en sus campañas electorales, acuñó una frase que repiten habitualmente los conservadores de Estados Unidos como un undécimo mandamiento: "No hablarás mal de otro republicano". Eso era antes del Tea Party, un movimiento nacido el año pasado en mítines de oposición a la reforma sanitaria de Obama, cuyo nombre -en español, motín del té- toman de una revuelta de los colonos americanos en 1773 contra un intento de la corona británica de cobrarles impuestos.

Una de las asistentes al acto organizado por el Tea Party, mientras canta el himno estadounidense.
Una de las asistentes al acto organizado por el Tea Party, mientras canta el himno estadounidense.AFP

Un gurú mediático

- Glenn Beck, convocante de la concentración de ayer, se ha convertido en uno de los más influyentes líderes mediáticos de la ultraderecha estadounidense.

- Es conocido por criticar duramente a Barack Obama,

al que acusa de querer establecer un régimen socialista en Estados Unidos.

- Su programa en la Fox es todo un fenómeno televisivo, con una audiencia de 2,3 millones de espectadores. - Algunos de sus espacios habituales llevan el nombre de Constitución atacada y Apocalipsis económico.

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