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La sombra de Tíbet planea sobre las elecciones en Taiwan

La isla teme seguir la misma suerte que la región del Himalaya

Las revueltas de monjes y civiles, que estallaron el viernes pasado en Lhasa (capital de Tíbet) y se han extendido posteriormente a otras provincias chinas, y la consiguiente represión por parte de las fuerzas de seguridad chinas, han irrumpido de pleno en la campaña electoral en Taiwan, donde los votantes de esta isla de 23 millones de almas elegirán el sábado un nuevo presidente para sustituir al independentista Chen Shui-bian, del Partido Democrático Progresista (DPP), quien en mayo concluirá su segundo y último mandato.

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"Cuando miramos a Tíbet, hay que pensar en nuestro propio destino", ha advertido Frank Hsieh, de 61 años, candidato del DPP, quien ha visto las ventajas políticas que puede sacar de los sucesos en la región del Himalaya y los ha esgrimido como ejemplo de lo que podría ocurrir en la isla.

El DPP, partidario de la independencia, rechaza la llamada política de una sola China -por la que la República Popular China y Taiwan (cuyo nombre oficial es República de China) deben unirse algún día por acuerdo mutuo-, mientras que el partido nacionalista (Kuomintang, KMT) la apoya y quiere estrechar lazos con Pekín.

"Yo voy a votar al DPP, porque Taiwan no pertenece a China. Siempre ha sido independiente", dice Yuan Ting, una profesora de ballet, de 30 años. Amanda Huang, diplomada en mercadotecnia, también de 30 años, disiente: "La política económica de Ma es mejor. Taiwan debería unirse a China. Sería más fuerte".

El Gobierno chino considera Taiwan parte irrenunciable de su territorio, aunque la isla ha funcionado como Estado independiente de hecho desde que los nacionalistas de Chiang Kai-chek se refugiaron en ella tras perder la guerra civil con los comunistas de Mao Zedong, en 1949. Pekín ha amenazado con la invasión si se declara soberana. De ahí las declaraciones de Hsieh, primer ministro entre 2005 y 2006, quien ha buscado de forma desesperada esta semana dar la vuelta a los sondeos, que anuncian como favorito a Ma Ying-jeou, de 57 años, el candidato del Kuomintang. El KMT gobernó Taiwan desde el final de la guerra civil hasta la victoria de Chen Shui-bian en 2000. Chen renovó la presidencia en 2004, gracias en buena parte a un atentado fallido la víspera de la votación.

Ma Ying-jeou, antiguo alcalde de Taipei, ha rechazado la analogía entre Tíbet y la isla, pero ha condenado la violencia y ha moderado su acercamiento a Pekín. Incluso ha llegado a afirmar que si la crisis en Tíbet empeora y es elegido presidente, considerará boicotear los Juegos Olímpicos. El Kuomintang domina el Parlamento desde las legislativas del pasado enero.

Algunos observadores piensan que la crisis tibetana tendrá un efecto en las urnas. "Las relaciones entre Tíbet y China son diferentes a las de Taiwan y China, pero los taiwaneses observan con mucha atención cualquier cosa que ocurre en Tíbet", explica Tsegyam, representante del Gobierno del Dalai Lama en el exilio en Taiwan, donde vive una comunidad de 1.100 tibetanos. "Podría beneficiar al DPP, ya que el KMT ha sido tradicionalmente más cercano a China", dice Benjamin Chin, de la Oficina de Información del Gobierno.

Ambos partidos han prometido mejorar las relaciones con Pekín, así que el factor clave será la economía. Ma ha propuesto crear un mercado económico común con China, lo que ha sido criticado fuertemente por Hsieh, ya que, según dice, inundaría Taiwan de productos y mano de obra barata.

A la vez que las elecciones presidenciales, han sido convocados sendos referendos. En uno, propuesto por el DPP, se preguntará a los votantes si el Gobierno debe pedir el ingreso en la ONU bajo el nombre de Taiwan, y en el otro (KMT), si debe hacerlo bajo el de República de China "u otro nombre apropiado". Pekín ha criticado con dureza la consulta, ya que la considera un paso separatista. En las calles de Taipei, las pancartas recuerdan la demanda: "Naciones Unidas para Taiwan. Paz para siempre".

El candidato presidencial del Kuomintang, Ma Ying-jeou, en un acto de campaña.
El candidato presidencial del Kuomintang, Ma Ying-jeou, en un acto de campaña.AP

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