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Catástrofe en Japón

La radiactividad del mar se dispara junto a la central de Fukushima

El nivel de contaminación es 1.250 veces superior al límite permitido

La radiactividad de la central nuclear de Fukushima I se ha convertido en una potencial amenaza para el mar. La agencia de seguridad atómica de Japón aseguró ayer que el nivel de radiación en el océano junto a la planta atómica se ha disparado en los últimos días, hasta alcanzar 1.250 veces el límite legal en las mediciones efectuadas el viernes pasado. "Este es un nivel relativamente alto", dijo Hidehiko Nishiyama, portavoz de la agencia, en una rueda de prensa emitida por televisión.

El terremoto y el tsunami ocurridos el pasado 11 de marzo en la costa nororiental de Japón provocaron 10.151 muertos y 17.053 desaparecidos y dañaron gravemente el complejo nuclear, lo que ha producido una serie de fugas radiactivas que han contaminado agua, verduras y leche en las prefecturas vecinas.

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Las mediciones facilitadas por Tokyo Electric Power (Tepco), la compañía que opera Fukushima, suponen un incremento importante de la radiación en el agua del mar respecto a las efectuadas el martes, cuando el nivel de yodo 131 fue de 126 veces el tope legal, y el jueves, cuando fue 145 veces más alto. Fueron realizadas a 330 metros de la costa.

Beber medio litro de agua dulce con el nivel de radiactividad encontrado el viernes expondría a una persona a la dosis máxima permitida en un año, según Nishiyama, quien descartó que la contaminación suponga una amenaza para la vida marina y la seguridad en el consumo de pescado. "Hablando en general, el material radiactivo soltado al mar será dispersado por las corrientes, así que haría falta mucho más para que las algas y la vida marina lo absorbieran", afirmó.

También dijo que, dado que el tiempo en que el yodo radiactivo se reduce a la mitad es de ocho días, "para cuando la gente coma productos del mar, las cantidades habrán disminuido probablemente de forma significativa".

Sin embargo, Tepco aseguró que los niveles de cesio 137, que tiene un ciclo de reducción de unos 30 años, eran 79,6 veces el máximo legal. El Gobierno aseguró que a 30 kilómetros de la costa, los niveles de yodo 131 estaban dentro de los límites aceptables.

Aunque las palabras de Nishiyama intentan enviar un mensaje de tranquilidad a la población, el anuncio del aumento de radiactividad en el mar provocará probablemente una nueva señal de alerta internacional. Varios países, como Estados Unidos, Australia, Singapur y Rusia, han prohibido la importación de alimentos procedentes de las prefecturas cercanas a Fukushima I, después de que fueran detectadas altas dosis de radiación en la leche y una docena de tipos de verduras de esta zona. Algunos Gobiernos habían puesto ya bajo vigilancia las importaciones de pescado y marisco japonés, unas medidas que probablemente ahora se intensificarán.

En la central, los técnicos continuaron trabajando para estabilizar los reactores, tras las sospechas surgidas el viernes pasado de que la unidad 3 -de un total de seis- podría haber sufrido una grieta.

La agencia de seguridad nuclear dijo ayer que la temperatura y la presión en todos los reactores se han estabilizado. Tras haberlos rociado durante días con agua de mar para bajar la temperatura, los ingenieros han comenzado a bombear agua dulce para evitar los efectos corrosivos del agua salada. Estados Unidos ha enviado dos barcazas con agua desde una de sus bases navales, cercana a Tokio.

En el noreste del país, los equipos de rescate siguen buscando cadáveres entre la devastación causada por el terremoto y el tsunami, mientras más de 250.000 personas siguen en campos de desplazados. Sin embargo, la distribución de ayuda y comida y el servicio de electricidad han mejorado.

En Tokio, la vida ha vuelto en gran medida a la normalidad, aunque algunos japoneses y extranjeros siguen aún en el sur del país o en el extranjero. Los supermercados continúan con problemas de abastecimiento de agua mineral, ya que la población ha acaparado botellas tras la detección temporal en el agua del grifo de la capital de niveles de radiación superiores a los admisibles para los bebés.

Desplazados por el terremoto disfrutan de un baño comunal en una tienda instalada por los militares en Rikuzentakata.
Desplazados por el terremoto disfrutan de un baño comunal en una tienda instalada por los militares en Rikuzentakata.PAULA BRONSTEIN (GETTY)
Entierro de una víctima del seísmo en una fosa común temporal, en la prefectura de Miyagi.
Entierro de una víctima del seísmo en una fosa común temporal, en la prefectura de Miyagi.Y. NAKAO (REUTERS)

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