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Entrevista:MAHMUD AHMADINEYAD | Presidente de Irán | La situación en Irán

"El pueblo iraní está dispuesto a afrontar al enemigo en cualquier situación"

Parches de nieve sucia salpicaban anteayer viernes las calles de la parte alta de Teherán, restos a punto de fundirse del invierno excepcionalmente crudo que se ha abatido sobre Irán. Pese a ser dueños de las segundas mayores reservas del mundo de gas y petróleo, los iraníes han pasado frío estos meses.

Tanto frío, que el líder supremo de la Revolución Islámica, Alí Jamenei, en un raro gesto de disonancia en público según los estándares del hermético régimen de Teherán, forzó al presidente del país, Mahmud Ahmadineyad, de 51 años, a enviar más gas a las provincias del norte del país, las más castigadas por la escasez.

"Nuestra doctrina de seguridad es una doctrina de defensa"
"Aún hay muchas preguntas sin contestar sobre los atentados del 11-S"
"El equilibrio de poder en EE UU se basa en la agresión en política exterior"
En cualquier país, si hay libertad, la gente no vota a un Gobierno pro-EE UU
Mi viaje a Irak quiere transmitir un mensaje de respeto a su pueblo
No hay potencia en el mundo que pueda pensar en atacar a Irán
"No aceptamos el régimen hegemónico dominante en el mundo"
Trabajamos para reducir las diferencias entre pobres y ricos
Cada nueva resolución es un tiro en el cuerpo de la ONU
EE UU ha fracasado en la región y busca justificarse ante su opinión pública
Más información
Ahmadineyad pide "la retirada de las tropas extranjeras de la región"
Visita simbólica a Bagdad

El frío no es la única causa del descontento de la población. Las sanciones de la ONU se dirigen específicamente a dificultar los avances del régimen en sus planes nucleares; pero las de Estados Unidos no sólo disuaden de hacer negocios a sus bancos y empresas, sino también a las de Europa y Japón, contribuyendo así al creciente aislamiento internacional de Irán. La estrategia es clara: que los iraníes de la calle acaben considerando que el precio por disponer de la tecnología nuclear, aunque sea para fines pacíficos según sus líderes (a los que, por lo demás, casi nadie cree en el resto del planeta), resulta demasiado elevado.

Por si fueran pocos problemas, la vocación de Irán de contar como líder regional lleva hoy domingo a Ahmadineyad a una histórica visita a Bagdad, donde, paradójicamente, su seguridad personal dependerá de las tropas de Washington, su mayor enemigo a escala global. Un diálogo directo entre ambas potencias podría resolver muchas cosas y los candidatos presidenciales norteamericanos han hecho propuestas en este sentido. Pero de momento, la condición sine qua non de EE UU (la suspensión del enriquecimiento de uranio) y la debilidad de un Bush en sus meses finales dificultan cualquier acercamiento.

El viernes, en vísperas del viaje a Bagdad, el presidente iraní recibió en Teherán a EL PAÍS, la primera entrevista que concede a un periódico español. Ahmadineyad es menudo, sus ojos vivarachos resaltan sobre una tez sorprendentemente azulada, casi violácea; no se irrita en ningún momento; sonríe ampliamente y se muestra extremadamente atento a todos los detalles de la entrevista, incluida la traducción, pese a que no habla español: en un momento dado corrige al traductor, que utiliza el adjetivo "europeos", cuando el presidente se refiere a "países occidentales". A la entrevista asisten también una decena de sus ayudantes.

Pregunta. Su país está en el centro del debate internacional debido a su programa nuclear, su papel en Irak y sus ambiciones regionales. Tenemos la impresión de que sus relaciones con EE UU, o más bien la falta de ellas, tienen mucho que ver con esa situación. ¿Qué les impide normalizar la relación?

Respuesta. Nosotros no aceptamos el régimen hegemónico dominante en el mundo. Por eso las relaciones con EE UU necesitan algunas condiciones. Fueron ellos quienes rompieron lazos con nosotros. Pensaban que así nos castigaban, pero nos ha beneficiado porque [gracias a esa decisión] Irán ha podido crecer. Nos interesa tener relaciones con todos los países del mundo, excepto con el país usurpador sionista.

P. ¿Cree que con el cambio de inquilino en la Casa Blanca habrá más posibilidades de lograrlo?

R. Va a depender de la actitud y comportamiento del nuevo presidente. Si cambia de pensamiento sobre la región y el pueblo iraní, entonces tal vez.

P. Ahora mismo hay tres candidatos con posibilidades de llegar a la carrera final (McCain, Obama y Clinton). ¿A cuál preferiría ver en la Casa Blanca?

R. Considero imposible que Obama llegue a la presidencia debido a los poderes ocultos que existen en EE UU. Para nosotros no hay diferencia en quién gane. Lo importante es que quien lo haga conozca bien la situación mundial y los problemas que causa su política.

P. En cualquier caso, Obama ha hecho una declaración extraordinaria para la política norteamericana al manifestar públicamente su disposición a reunirse personalmente con usted. ¿Estaría dispuesto a tomar una decisión igualmente extraordinaria y a reunirse con él si sale elegido presidente?

R. Hace dos años y medio que expresé en Nueva York mi disposición a hablar con Bush, pero delante de la prensa. No tenemos problema en dialogar aunque me parece imposible que dejen triunfar a Obama. Ustedes conocen el equilibrio de poder en EE UU. Se basa en la agresión en política exterior. El voto popular es un mero decorado.

P. El desencuentro entre Irán y Estados Unidos se inició hace casi 30 años con la toma de la Embajada norteamericana en Teherán. ¿Cómo vivió usted, entonces un joven estudiante, aquel episodio?

R. Cuando ocurrió aquel incidente lo aceptamos con agrado. Nos alegró porque los 25 años de hegemonía estadounidense sobre nuestro país no beneficiaron a los iraníes. Al contrario, afectaron a nuestra cultura, a nuestra independencia y a nuestro progreso. De ahí que la ruptura de relaciones la consideremos una oportunidad. Si hubiéramos continuado por aquel camino, Irán no hubiera llegado a donde está hoy en día.

P. Cuando usted fue elegido presidente, algunos de los antiguos rehenes creyeron reconocerle como uno de sus captores. ¿Tuvo usted alguna relación con la toma de la embajada?

R. Incluso publicaron una foto de alguien que dijeron que era yo, pero el de la foto tenía 40 años y yo en aquella época tenía 22, además no llevaba la barba larga como el de la imagen... Me sorprendió mucho que sus servicios secretos cometieran un error tan burdo.

P. En su carta al presidente Bush, usted hacía una alusión muy seria: que los atentados del 11-S habían requerido la implicación o la infiltración de algún servicio secreto. ¿A quién tenía en mente?

R. Hice dos alusiones. Aún hay muchas preguntas sin contestar sobre aquel suceso: se han suscitado en artículos y libros en el propio EE UU. Pensamos que es imposible que ocurriera sin una vinculación de parte de la seguridad de Estados Unidos. Es imposible que sin contactos con algún servicio [secreto] los aviones pudieran despegar, sobrevolar su territorio y estrellarse contra las torres. Y surgen más dudas cuando con el pretexto de ese suceso atacan Oriente Próximo y aún lo siguen haciendo.

P. Perdone la insistencia, señor presidente, simplemente para asegurarnos que le hemos entendido bien. ¿Está entonces convencido de que algún tipo de colaboración, aunque fuera pasiva, de los servicios secretos de EE UU resultó necesaria para cometer el atentado del 11-S?

R. Sí, de al menos una parte. Murieron casi 4.000 personas. Lo lamentamos y lo condenamos. Incluso [el pasado septiembre] quise brindar tributo a los fallecidos. Pero después, con el pretexto de lo ocurrido, se ha matado a miles de personas en Afganistán y en Irak. Por eso consideramos importante que se lleve a cabo una investigación internacional para averiguar las raíces de lo sucedido. Hasta ahora no se ha condenado a nadie por ello.

P. Reconocerá que da la impresión de que EE UU hace el trabajo sucio para Irán. Les ha librado del régimen talibán y de Sadam Husein

[con quien Irán libró una dura guerra de ocho años]... ¿No resulta contradictorio que teniendo intereses muy similares en la región sean ustedes incapaces de superar sus diferencias?

R. Las consecuencias de sus acciones no son negativas al cien por cien. Pero los perjuicios son cien veces mayores que lo conseguido. ¿Se ha acabado con los talibanes en Afganistán? ¿O se ha acabado con los terroristas? ¿Son más débiles hoy que hace cinco años? No, son más fuertes. [EE UU] no ha podido lograr sus objetivos. Sadam se fue. Entonces, ¿por qué siguen ocupando Irak? Porque su objetivo principal no era librarse de Sadam Husein. El pueblo iraní es muy poderoso. Igual que convirtió la ruptura de relaciones en una oportunidad, también ha transformado esos sucesos en una oportunidad. Eso no quiere decir que los ocupantes pretendieran ayudar a Irán.

P. Está usted a punto de emprender un viaje histórico a Irak. ¿Cuál es su objetivo con esa visita?

R. Irán e Irak son dos países amigos y vecinos. Tenemos una relación histórica. Sólo por un breve periodo, a instigación de algunos países occidentales, se rompieron las relaciones entre nosotros. Pero siempre ha habido lazos profundos. Muchos iraníes han nacido en Irak y al revés. Tenemos una buena relación que debemos fortalecer aún más. Mi viaje quiere transmitir un mensaje de respeto a los iraquíes, a sus elecciones, a su soberanía nacional y a su independencia.

P. ¿Con qué objetivo ha solicitado una audiencia con el gran ayatolá Sistaní?

R. No, no está previsto. Sólo voy a Bagdad.

P. ¿Va a ofrecer asistencia militar al Gobierno de Bagdad para remplazar a los soldados estadounidenses?

R. No tenemos relación militar con ellos. Nuestras relaciones se circunscriben a la política, la economía y la cultura.

P. EE UU acusa a la Guardia Revolucionaria, y en particular a la Fuerza Al Quds [una unidad especial para exportar la revolución islámica que depende directamente del líder supremo], de interferir en los asuntos internos de Irak y facilitar armas a algunas milicias. ¿Podría suceder eso sin su conocimiento?

R. EE UU habla mucho, sobre todo en los países en los que fracasa. Es normal que un pueblo combata contra quienes ocupan su país. Los estadounidenses son ocupantes y ellos lo saben. Y a los iraquíes no les gustan los ocupantes. El problema de Estados Unidos es que no entiende la cultura de la región. Piensan que todos los problemas se resuelven a cañonazos. Hay que tener en cuenta a los seres humanos.

P. Disculpe que insistamos. ¿Podría algún cuerpo militar iraní trabajar en Irak sin el conocimiento del presidente de Irán?

R. Si Irán quisiera enfrentarse con EE UU, la situación cambiaría muy pronto. Irán es un país muy poderoso. Pensamos que EE UU ha fracasado en la región y busca una justificación ante su opinión pública. Tiene 160.000 soldados en Irak y ¿sólo unas pocas personas le hacen sentirse desvalido? Es como lo de la foto que me vinculaba con la toma de los rehenes.

P. ¿Qué tipo de Gobierno le gustaría ver en Irak?

R. Un Gobierno elegido por los iraquíes y que sea independiente. Su voto va a ser beneficioso para la región.

P. ¿Incluso si eligen un Gobierno aliado de Estados Unidos?

R. Respetamos la decisión popular. Así que respetaremos lo que decidan los iraquíes. Pero ustedes saben que en cualquier lugar del mundo, si la gente tiene libertad, no da su voto a un Gobierno proestadounidense. En libertad, la gente vota contra Estados Unidos, algo por lo que tenemos que felicitar al señor Bush.

P. ¿Considera que los iraquíes han elegido a su Gobierno con libertad?

R. Sí, el actual Gobierno de Irak está elegido por su pueblo. Por eso los ocupantes siguen allí. Si el Gobierno hubiera sido impuesto por EE UU, este país ya habría salido de Irak.

P. Pero el Gobierno iraquí es a la vez amigo de Irán y de EE UU. ¿Supone eso una contradicción o les abre a ustedes una vía de comunicación con Washington?

R. Tenemos relaciones con muchos países que también son amigos de EE UU. No es ningún problema.

P. Ahora en su viaje a Irak su seguridad va a depender del Ejército norteamericano ya que las fuerzas iraquíes aún no tienen el control de su país; eso le pone en manos de EE UU...

R. Es la responsabilidad del país ocupante de acuerdo con la legislación internacional.

P. El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado por unanimidad dos resoluciones sancionadoras y está preparando una tercera. No obstante, usted sigue repitiendo que Irán no va a renunciar al enriquecimiento de uranio. ¿Qué salida queda?

R. No estamos en un callejón sin salida. Es la otra parte la que está en esa situación. Se equivocaron al adoptar esas resoluciones basándose en informaciones erróneas. Ahora el informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica ratifica nuestra posición. ¿Qué van a hacer? En mi opinión tienen tres opciones. La primera, la más racional, reconocer su error. Eso nos favorece a todos. La segunda, guardar silencio, que es casi lo mismo. Y finalmente, tratar de encubrir su error con otra equivocación. Esto no nos perjudicaría tanto a nosotros como a ellos. Son libres de elegir. Por eso pensamos que están en un callejón sin salida. Pero nosotros caminamos dentro del marco legal. Cada nueva resolución es un tiro en el cuerpo de la ONU. Disminuye su credibilidad. Así que quienes toman las decisiones deberían hacerlo de forma correcta para evitar su descrédito. Por nuestra parte, vamos a actuar igual con esta resolución que como hicimos con las dos resoluciones anteriores.

P. ¿No le sorprende que las resoluciones hayan sido aprobadas por unanimidad, incluidas Rusia y China, que son aliados y amigos de Irán?

R. ¿Cómo se emitieron las dos primeras resoluciones? Tenemos buenas relaciones con China y con Rusia, pero defendemos nuestro derecho [al programa nuclear].

P. ¿No han hecho una lectura demasiado positiva del último informe del OIEA? Expertos y diplomáticos europeos insisten en que aún tienen que clarificar sus actividades nucleares pasadas. ¿En qué se han basado?

R. Este debate tiene un aspecto jurídico y un aspecto político. El jurídico ha terminado con este informe. Ahora el deber de la agencia es declararlo cerrado. Ha dicho con claridad que el problema con Irán ha concluido, que Irán no ha desviado [material nuclear para fines militares]. A pesar de la acusación de EE UU, no han encontrado ninguna prueba. En cuanto al político, está relacionado con la enemistad de algunos países occidentales con Irán. Hace 30 años que están en contra de nosotros. Ya apoyaron a Sadam Husein contra nosotros. Su actitud no es algo nuevo. Esos países no están contentos de que la agencia haya cerrado el dossier iraní. Cuando hablaban de [construir] confianza, mentían. A ellos no les importa el programa nuclear, sólo están buscando pretextos contra Irán. Claro que a nosotros ahora tampoco nos importa lo que piensan ellos. Hemos aprendido a vivir sin ellos. Es la ventaja de esta experiencia. No pueden tratar así a los iraníes. Los iraníes no van quedarse fuera de la escena internacional por esos problemas. Irán va a seguir progresando y en el futuro tendrán que colaborar con Irán, pero la situación será muy diferente. Hace dos años y medio propuse la creación de un consorcio que nos ayudara con el programa nuclear. No lo aceptaron y ahora hemos logrado ese programa por nosotros mismos. Ya no necesitamos ese consorcio. Si no aceptan nuestras condiciones ahora, les resultará más difícil en el futuro. Pueden elegir. Les damos libertad al respecto.

P. ¿No teme que esa actitud pueda llevar a una intervención preventiva bien de EE UU o de Israel?

R. ¿Quién puede hacerlo?

P. Israel tal vez...

R. Los sionistas no pueden hacer nada, ni siquiera pueden mantenerse a sí mismos. No hay potencia en el mundo que pueda siquiera pensar en atacar a Irán. Somos 70 millones de iraníes unidos. ¿Quién puede atreverse? Pero ellos anhelan hacerlo. No hay problema con que tengan anhelos, pero no pueden hacerlo. En cualquier situación el pueblo iraní está dispuesto a afrontar al enemigo. Los iraníes saben bien cómo hacer valer sus derechos, igual que lo saben los españoles.

P. Algunos de los misiles que han ensayado sólo tienen sentido para portar ojivas nucleares. Eso sin duda contribuye a la preocupación internacional...

R. A lo largo de su historia, Irán ha sido siempre un país pacífico. No hemos agredido a nadie. Todo lo que estamos haciendo es para defender el país. Pensamos que la era de las armas nucleares ha pasado. Si fueran útiles, EE UU no tendría los problemas que hoy tiene, tampoco la URSS habría desaparecido. Los sionistas tienen bombas atómicas, pero fracasan frente a Hamás. No sólo pensamos que la era de las armas atómicas ha pasado, sino que no tenemos interés en construirlas porque consideramos que van contra los derechos y la dignidad del ser humano. Nuestra doctrina de seguridad es una doctrina de defensa. Este misil que hemos lanzado es un misil de investigación para portar un satélite. Es nuestro derecho y necesitamos una presencia en el espacio para comunicaciones. Lo hemos anunciado [antes de lanzarlo]. Trabajamos con transparencia, a diferencia de otros países que actúan de forma clandestina y aún así nos condenan.

P. Usted llegó a la presidencia prometiendo que llevaría los beneficios del petróleo a las mesas de los iraníes. Sin embargo, en los taxis y en la cola del pan la gente se queja de la inflación, del paro y de las dificultades para llegar a fin de mes, ¿qué ha pasado para que no haya podido cumplir su promesa?

R. ¿Qué imaginaban ustedes, que llevaríamos un barril de petróleo a cada casa? Ahora el Gobierno está distribuyendo acciones de las compañías que se están privatizando, también estamos trabajando para reducir las diferencias de ingresos entre los más pobres, las clases medias y los ricos. Los iraníes son un pueblo vivo y atento a todos los asuntos. Tienen la libertad de dar sus opiniones y hacer críticas de lo que no vaya bien. Eso nos ayuda a corregir los problemas. No lo consideramos algo malo.

Mahmud Ahmadineyad, durante una cumbre de la OPEP en noviembre pasado en Riad.
Mahmud Ahmadineyad, durante una cumbre de la OPEP en noviembre pasado en Riad.REUTERS
El dirigente iraní, durante una reunión en el palacio presidencial, en Teherán.
El dirigente iraní, durante una reunión en el palacio presidencial, en Teherán.AP
Ahmadineyad posa junto a un mapa de Irán y el retrato del líder supremo, elayatolá Alí Jamenei.
Ahmadineyad posa junto a un mapa de Irán y el retrato del líder supremo, elayatolá Alí Jamenei.AP

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