Una presa fácil para el radicalismo
El Gobierno de Saná sostiene que el joven nigeriano fue reclutado en Londres, aunque todo indica que culminó su proceso de integración a Al Qaeda en Yemen
La corta biografía de Umar Farouk Abdulmutallab, el hombre que intentó hacer estallar un avión transatlántico el día de Navidad, está siendo escudriñada por los servicios antiterroristas y los medios de comunicación, sobre todo británicos. Y el perfil resultante es el de un joven de vida privilegiada y educación cosmopolita, pero también solitario, reprimido y obsesionado con la religión. El prototipo de presa fácil para predicadores radicales. En concreto, Anwar al-Awlaki, un imán vinculado a Al Qaeda cuyo nombre aparece en la trastienda de buena parte de los atentados terroristas de los últimos años.
Umar Farouk Abdulmutallab, que cumplió 23 años tres días antes del atentado fallido, es uno de los 13 hijos de Alhaji Umaru Mutallab, un importante banquero y alto funcionario de Nigeria. Nació en Kaduna, región musulmana del norte del país. Su padre proyectó para él una buena formación. Cursó la secundaria en la escuela británica de Lomé (Togo), muy popular entre la alta clase nigeriana. Después de estudiar árabe durante un año en Yemen, se matriculó en el University College, de Londres, donde estudió una ingeniería técnica entre 2005 y 2008.
Los profesores le describen como un joven educado y tranquilo, aficionado al fútbol británico. También recuerdan que era muy religioso y que andaba predicando a otros alumnos. Algunas de sus opiniones, como la defensa de los talibanes, desconcertaba a sus compañeros. En esos años, Abdulmutallab frecuentó Internet. Cerca de 300 mensajes firmados por Farouk1986 reflejan a un joven que se siente solo, abrumado por la incompatibilidad entre sus gustos y aficiones occidentales y el rigorismo religioso, y que lucha por controlar el deseo sexual.
En Londres, Abdulmutallab presidió la Sociedad Islámica de su universidad, donde organizó actividades con predicadores. Según los diarios londinenses, es el cuarto presidente de ese foro que enfrenta cargos por terrorismo.
La duda es cuándo el nigeriano da el salto definitivo en su proceso de radicalización. Las autoridades yemeníes insisten en que fue reclutado por Al Qaeda durante su estancia en Londres. Pero el Gobierno británico y los amigos de Abdulmutallab aseguran que se unió a la red terrorista después de dejar Reino Unido.
Después de graduarse en 2008, sus padres decidieron enviarle a Dubai, para que estudiara un postgrado de Negocios. Confiaban en alejarlo de las influencias extremistas, pero no tuvieron éxito. En julio de 2009, Abdulmutallab anunció que volvía a estudiar árabe a Yemen. Sin embargo pasaba más tiempo en mezquitas y en la universidad de Iman, foco del radicalismo islamista. En octubre, rompió con su familia, asegurando que había encontrado "una nueva vida". Fue entonces cuando su padre tomó cartas en el asunto y alertó a la Embajada de Estados Unidos. La CIA agregó el nombre de Umar Farouk Abdulmutallab a su lista de sospechosos de terrorismo, pero no lo hizo el FBI, cuya base de datos alimenta otra lista decisiva: la de los 4.000 sospechosos a los que no se permite volar a EE UU.
En su testimonio a las autoridades estadounidenses, el propio terrorista explicó que entre septiembre y diciembre de 2009 estuvo en un campo de entrenamiento de Al Qaeda en Yemen. Fue en ese país donde recibió los explosivos para el atentado. Uno de sus entrenadores, dijo, era el clérigo Anwar al-Awlaki. Abdulmutallab lo había conocido durante su primera estancia en Yemen, en 2005. Después mantuvieron el contacto a través de Internet. Hay también registrado un encuentro de ambos en Londres.
Al-Awlaki ha sido vinculado a tres de los terroristas del 11-S, a los atentados del metro de Londres en 2005, a una célula islamista en Toronto (Canadá) en 2006 y al oficial estadounidense que perpetró la matanza de Fort Hood.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.