La "nefasta conexión" entre Berlusconi y Putin obsesiona a EEUU
Hillary Clinton pidió en junio de 2009 y enero de 2010 informes sobre las relaciones personales y las "inversiones en común" de los dos líderes | La embajada de Roma afirma que fuentes del PDL y la oposición piensan que "Berlusconi y sus amigos se lucran" con los contratos bilaterales de energía | Un funcionario de la embajada italiana en Moscú informa a EEUU: "Tienen línea directa y no sabemos de qué hablan".
Durante la guerra fría, Estados Unidos temía que el Partido Comunista Italiano importara a Europa occidental el sistema soviético. En el siglo XXI, las complejas relaciones bilaterales entre Rusia e Italia, y sobre todo la intensa relación privada entre el primer ministro ruso, Vladímir Putin, y su homólogo italiano, Silvio Berlusconi, se han convertido en una nueva obsesión para la Administración y la diplomacia estadounidense.
Los papeles secretos del Departamento de Estado analizados por este diario revelan que Washington rechaza y desconfía de la amistad entre Berlusconi y Putin, y la considera "corrosiva" para los intereses de Occidente porque determina la política exterior de Italia y "pone en peligro la seguridad energética europea".
Los cables afirman que Estados Unidos cree que Berlusconi, actuando como "mediador entre Occidente y Rusia", defiende a menudo los intereses de Rusia frente a los de la OTAN, Estados Unidos y Europa, "minando los valores humanos y democráticos que promueve la OSCE".
Entre mayo de 2002 y febrero de 2010, al menos 102 documentos emitidos por el Gobierno y las legaciones exteriores de EEUU (12 de ellos clasificados como secretos y el resto como confidenciales) han tratado de desentrañar y desactivar lo que el ex embajador en Roma, Ronald P. Spogli, definió en un cable del 26 de enero de 2009 como una "conexión nefasta".
El desasosiego de Estados Unidos se manifiesta en dos telegramas distintos, enviados a Roma y Moscú por la Secretaria de Estado, Hillary Clinton. En el primero, de 12 de junio de 2009 (cable 211902), Washington reclamaba "cualquier información sobre la relación personal" entre Putin y Berlusconi, e inquiría: "¿Qué inversiones personales, si las hay, han realizado (Putin y Berlusconi) que puedan determinar sus políticas exteriores o económicas?".
Unos meses antes, el 26 de enero de 2009, el entonces embajador en Roma, Ronald F. Spogli (nombrado por la administración Bush), había afirmado en un cable clasificado como Secreto / Noforn ("no entregable a países y ciudadanos extranjeros") que el primer ministro italiano y sus amigos se estaban "lucrando" con los acuerdos energéticos bilaterales firmados entre los gigantes de la energía ENI (participado al 30% por el Estado italiano) y Gazprom.
El despacho, que fue enviado con prioridad "inmediata" a la Secretaría de Estado, la Casa Blanca y los representantes estadounidenses ante la OTAN y la Unión Europea, decía: "Los contactos de la embajada, tanto en la oposición del centro izquierda como en el partido de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad, nos dicen que hay una conexión nefasta entre los dos primeros ministros. Afirman que Berlusconi y sus amigos ('cronies') se están lucrando personal y alegremente con muchos de los acuerdos de energía que se firman entre Italia y Rusia".
El documento era un exhaustivo informe de 13 páginas, elaborado por las secciones de Economía y Política de la legación situada en Vía Veneto. Más abajo, Spogli afirmaba: "La mezcla de simpatía, dependencia de la energía, falta de influencia institucional y la relación personal entre Putin y Berlusconi facilitan a Rusia un aliado fiable, disponible para trabajar dentro de la UE a favor de Rusia".
"Nadie le lleva la contraria"
El despacho trazaba un análisis histórico, económico y estratégico de la relación ítalo-rusa. Entre otras consideraciones, daba especial relevancia al personalismo de Berlusconi, citando su "deseo de ser visto como un importante líder europeo en política exterior", cosa que, afirmaba Spogli, "le lleva a llegar hasta sitios donde otros no se atreven".
El cable añadía: "Todos nuestros interlocutores -en el ministerio de Exteriores, la oficina del primer ministro, el partido del Pueblo de la Libertad e incluso en ENI- nos dicen que Berlusconi determina de forma individual la política de Italia ante Rusia, sin buscar ni aceptar consejos. Prácticamente todos son reacios a llevarle la contraria incluso cuando se comporta del peor modo sobre Rusia".
El embajador recordaba que, en noviembre de 2008, "tras una desastrosa conferencia de prensa en la que, entre otras cosas, (Berlusconi) describió la expansión de la OTAN, el reconocimiento de la independencia de Kosovo y el sistema de defensa de misiles como 'provocaciones de Estados Unidos' hacia Rusia, los dirigentes del Gobierno italiano practicaron el clásico 'archiva y olvida".
Y explicaba: "En respuesta a nuestras objeciones, el 'staff' del ministerio de Exteriores y del primer ministro nos envió de forma borreguil al primer ministro para no tener que darle ellos mismos la desagradable noticia de que había enfadado no solo a los americanos sino a otros miembros del Grupo de Contacto de los Balcanes, por no mencionar a los checos y polacos".
"Incluso el ministro de Exteriores (Franco) Frattini admite que no tiene la menor influencia sobre Berlusconi con Rusia", escribía también el embajador Spogli. "Durante una visita el pasado septiembre, el ex vicepresidente (Dick) Cheney advirtió a Frattini de la actuación muy pública e ineficaz de Italia sobre el conflicto de Georgia. Un Frattini muy apagado afirmó que, aunque tenía su propia opinión en la materia, eran órdenes inapelables del primer ministro".
"Determinar quién puede influir sobre la política de Berlusconi hacia Rusia no es tarea fácil", admitía el embajador. "Una cosa es cierta, de todos modos: no (influyen) las instituciones de política exterior del Gobierno italiano". Según Spogli, Frattini es "solo el mensajero de esa política".
Las dudas de Clinton...
El 12 de junio de 2009, poco antes de que Barack Obama se reuniera por primera vez en Washington con Silvio Berlusconi, Hillary Clinton había mostrado su inquietud por la influencia que Italia ejercía sobre la política rusa frente a Estados Unidos. "¿Han influido líderes políticos o de negocios italianos en la política rusa contra intereses de Estados Unidos, y si es así, cómo lo han hecho?", preguntaba en un cable enviado a Roma y Moscú.
El telegrama revelaba que el Gobierno estadounidense no solo desconfía de la relación de Berlusconi con Putin, sino que también observa con lupa al presidente ruso, Dmitry Medvedev. Clinton inquiría "en qué se diferencian las relaciones entre Putin y Berlusconi de las de Berlusconi con Medvedev".
Seis meses después, el 28 de enero de 2010 (cable 246008) la secretaria de Estado volvió a pedir a las legaciones europeas que facilitaran "cualquier información" sobre la relación entre Berlusconi y el presidente ruso.
El despacho terminaba preguntando, aunque todavía faltaba mucho tiempo para que estallara la guerra civil dentro del Pueblo de la Libertad, "de qué modo pretendería Moscú alterar su relación con Italia en el caso que Berlusconi dejara de ser primer ministro".
Además, la secretaria de Estado pedía datos sobre "la relación entre los dirigentes de ENI, incluyendo al consejero delegado (Paolo Scaroni), y los dirigentes del Gobierno italiano, especialmente el primer ministro Berlusconi y el ministro de Exteriores (Franco Frattini)".
Y reclamaba "ejemplos, si es posible, de cualquier instancia en que el Gobierno italiano haya tomado decisiones para beneficiar a negocios italianos o a intereses comerciales a expensas de las preocupaciones (de EEUU) sobre la política energética".
La legación moscovita respondió al cable de Clinton el 5 de febrero de 2010, con un informe clasificado secreto que confirmaba que Putin y Berlusconi "tienen una conexión directa".
El despacho 247415 iba firmado por el embajador John R. Beyrle, quien dejaba este comentario final: "En los asuntos importantes, parece que las relaciones económicas entre Rusia e Italia están dirigidas por los primeros ministros, que mantienen una conexión directa y controlan algunos de los más importantes activos de sus respectivas economías. En cuanto al fin al que destinan esos activos, es probable que no dependa solo de cálculos comerciales o de rentabilidad", añadía Beyrle, que concluía citando a un informador secreto: "Según nuestro contacto, 'parece que todo lo que sucede en los niveles más bajos es mera puesta en escena".
...Y las certezas del informador italiano
El documento revelaba la identidad del 'contacto' que informa a los estadounidenses. Se trata de un funcionario de la embajada italiana en Moscú, al que el cable identificaba con cargo, nombre y apellido, seguido de un paréntesis que dice: "proteger".
El 'contacto' expresaba su "frustración" porque la intimidad entre Putin y Berlusconi "deja a la embajada en la oscuridad". Y explicaba: "La propia embajada y el ministro de Exteriores, Franco Frattini, a menudo conocen las conversaciones entre Berlusconi y Putin solo después de que se produzcan, y con muy pocos detalles o background".
Además, proseguía el informador, "si es necesario realizar alguna acción, el secretario del Gabinete instruye al ministro de Exteriores o a la embajada sin facilitarles 'background', limitándose a comentar que Berlusconi y Putin han acordado hacer eso".
Según razonaba el diplomático italiano, "aunque esa estrecha relación no es ideal desde el punto de vista burocrático y es más perjudicial que beneficiosa, a veces puede resultar útil".
E ilustraba su argumento con un ejemplo: durante la negociación de la venta por ENI a Gazprom de su 20% de la filial rusa Gazpromneft, la empresa rusa quiso pagar a ENI las acciones "muy por debajo del precio de mercado, pero acabó pagando el valor de mercado después de que Berlusconi lo negociara con Putin".
Otra revelación de ese cable es que, según el informador italiano, "aunque (el proyecto del gasoducto) South Stream acapara casi toda la atención, el principal negocio de ENI en Rusia es comprar gas".
Según el cable, la embajada italiana estaba preparando una visita a la plataforma petrolera de Severenergia, una sociedad constituida por Gazprom, Eni y la eléctrica italiana Enel, y el informador afirmaba que "Eni y Enel montaron Severenergia para comprar activos de Yukos en la subasta de la quiebra" de la petrolera.
Enel planea aumentar sus inversiones en Rusia hasta los 9.000 millones de euros, añade el cable, que concluye afirmando que el consejero delegado de ENI, Paolo Scaroni, y el Gobierno italiano mantienen "contacto habitual con Igor Sechin, viceprimer ministro ruso y zar de la energía".
"Un verdadero incordio"
La lectura de otros cables filtrados a Wikileaks revelan la irritación de Washington por la relación entre Putin y Berlusconi. En octubre de 2008, un cable (172335) del embajador del Gobierno Bush en Roma, Ronald P. Spogli, había pedido al presidente que aprovechara su inminente reunión con Berlusconi para "obtener su compromiso de que se comportará más responsablemente sobre Rusia".
En cables posteriores, el representante en Roma del Gobierno Bush, que llegó a Roma en 2001, intentó explicar a Washington las claves de la relación entre Putin y Berlusconi. "Berlusconi admira el estilo de gobernar macho, decidido y autoritario de Putin porque piensa que se parece al suyo", escribió Spogli a la Casa Blanca en enero de 2009, cuando Obama acababa de ser investido presidente.
"Las bases de su amistad son difíciles de determinar", proseguía, "pero muchos interlocutores nos dicen que Berlusconi cree que Putin, un colega magnate, confía en él más que cualquier otro líder europeo". Y Spogli añadía, entre paréntesis: "Un contacto en la oficina del primer ministro nos cuenta que adoban sus frecuentes encuentros con regalos suntuosos".
"La relación bilateral entre EEUU e Italia es excelente y engloba una estupenda cooperación en muchos niveles y frentes. Por desgracia", resumía, "los esfuerzos de Berlusconi por 'arreglar' la relación entre Occidente y Rusia (que según le dijo al embajador se le "pega en las tripas como una gran masa indigesta") amenazan su credibilidad y le convierten en un verdadero incordio para nuestra relación".
En esa misma idea insistía otro despacho enviado desde Roma al presidente Obama: "Dolorosamente, Berlusconi trata la política con Rusia como hace con los asuntos políticos domésticos: tácticamente y día a día", decía. "Su abrumador deseo es permanecer bajo la buena estrella de Putin y frecuentemente vocea opiniones que le trasmite directamente Putin. Un ejemplo solo: tras la crisis de Georgia, Berlusconi empezó a insistir (y continúa en ello) en que Georgia fue el agresor y que su Gobierno era responsable de la muerte de varios cientos de civiles en Osetia del Sur".
La embajada sugería posibles soluciones: "Podemos ayudarle (a Berlusconi) a volver al camino justo mandándole una clara señal de que Estados Unidos no necesita un interlocutor para sus importantes relaciones bilaterales con Rusia, y que su insistencia en minar estructuras y canales basados en intereses comunes y valores compartidos dentro de la alianza (la OTAN) a cambio de estabilidad de corto plazo no es una estrategia que Washington quiera seguir".
Un plan (fallido) para "mitigar la corrosiva influencia"
El nivel de inquietud de Washington ante la equidistancia de Berlusconi es tan alto que la embajada en Roma puso en marcha un "plan para mitigar el problema y contrarrestar la corrosiva influencia" de la amistad entre Putin y Berlusconi.
"Hemos emprendido una ofensiva diplomática con figuras clave dentro y fuera del Gobierno italiano", contaba Spogli en el cable de enero de 2009. Con un objetivo doble: "Educar a nuestros interlocutores sobre las actividades rusas y construir un contrapeso de opiniones disidentes contra las políticas rusas, especialmente dentro del partido de Berlusconi".
"La embajada ha maniobrado con líderes del Gobierno de forma agresiva y a todos los niveles", añadía. "Asesores políticos y económicos han trabajado con miembros del partido (PDL) y del Gobierno, think tanks y prensa para ofrecer una narrativa alternativa a la insistencia de Berlusconi en que Rusia es un país estable y democrático que ha sido provocado por Occidente".
"El esfuerzo parece funcionar", valoraba el embajador. "La oposición ha empezado a pedir explicaciones a Berlusconi retratándolo como el tipo que ha elegido el lado equivocado del debate. Algunos en el Pueblo de la Libertad han empezado a aproximarse en privado para decirnos que les gustaría dialogar más con nosotros sobre Rusia, y nos han señalado su interés en calmar el vértigo de Berlusconi con Putin".
El "portavoz de Putin" critica a Medvedev
La conclusión del informe es agridulce: "Aunque nos queda un largo trecho para modificar ese relato, desgraciadamente, tenemos ayuda: en la forma de un primer ministro que parece cada vez más el portavoz de Putin", afirma Spogli.
Irónicamente, unos meses después, el 18 de septiembre de 2009, el propio Berlusconi confirmó en persona al flamante embajador del Gobierno Obama, David H. Thorne, que no pensaba dejar de ejercer ese papel de adalid de Putin.
En un cable confidencial del 21 de septiembre (226129), Thorne describe su primera visita al primer ministro italiano y comenta: "El primer ministro nos ofreció un largo y familiar discurso sobre (a sus ojos) las muchas y estupendas cualidades de Putin como líder".
Y luego: "Afirmó que bajo el ex presidente Bush y ahora con el presidente Obama ha conseguido jugar un útil papel de mediador en las relaciones Estados Unidos-Rusia, debido a su relación excepcionalmente estrecha con Putin, el verdadero centro del poder en Rusia".
Durante esa entrevista inicial con Thorne, Berlusconi califica al presidente ruso Dmitry Medvedev "con algo de condescendencia, como un aprendiz de Putin", anota el embajador.
Solo tres meses después, el 30 de diciembre, Berlusconi recibe a Thorne con Letta en Milán. Han pasado pocos días desde la agresión al primer ministro en la plaza del Duomo de Milán, Berlusconi tiene la cara "vendada" y según Gianni Letta, que asiste al almuerzo de tres horas, "ha sufrido una depresión tras el ataque: es un empresario y quiere que todo el mundo le quiera".
La opinión del primer ministro sobre Mevdeved parece haber cambiado: "Sobre Rusia", anota Thorne en su despacho secreto del 1 de enero de 2010 (242287), "Berlusconi piensa que Putin y Medvedev se llevan bien, se respetan mutuamente y tienen una relación eficaz. De hecho", ironiza Thorne, "la despedida tras el almuerzo quedó inesperadamente recortada por una llamada entrante de Putin".
Alta tensión sobre Georgia
El momento de mayor tensión en las relaciones entre Estados Unidos y el Gobierno de Silvio Berlusconi se produjo durante la crisis de Georgia, en agosto de 2008. Un cable confidencial (166086) dictado por el embajador Ronald P. Spogli y titulado "El embajador urge a Italia a pedir la retirada rusa" revela una escena digna de una película de Hollywood.
Spogli se reúne con Gianni Letta, número dos del Gobierno de Berlusconi y su principal asesor, y le explica que su país tiene informaciones de ataques militares rusos en Gori, y que es "esencial que las tropas rusas se retiren de Georgia y vuelvan a Osetia del Sur lo antes posible".
El embajador exige al Gobierno italiano que "empuje a Rusia a permitir la inmediata entrada de observadores internacionales y de ayuda humanitaria". Letta contesta que trasmitirá las peticiones a Berlusconi, que está, anota Spogli, "en la habitación de al lado".
El embajador comunica a Letta que Washington "no está contento" con la respuesta italiana al ataque ruso, y que está "particularmente perplejo" por la actuación de Franco Frattini, el ministro de Exteriores.
Spogli añade que la "actual política (italiana) de equidistancia (entre Estados Unidos y Rusia) parecerá inadecuada una vez que los hechos hayan sido analizados del todo". Letta responde que ya había anticipado que a Estados Unidos no le gustaría la posición italiana y que entregará el mensaje al primer ministro "lo antes posible".
Son días convulsos, marcados por la palpable irritación de Estados Unidos. El 12 de agosto, Spogli informa a Washington (cable 165759) de que Italia se niega a condenar la acción rusa, y deplora el comportamiento del ministro Frattini (que había pedido "sentido de equilibrio" a la Unión Europea ante el ataque ruso, mientras estaba de vacaciones en las Maldivas y se resistía a volver a Roma).
"El Gobierno italiano será con toda probabilidad menos que útil en la sede del Consejo del Atlántico Norte (principal órgano ejecutivo de la OTAN)", escribe Spogli. "Berlusconi y Putin ya han hablado y creemos que Rusia intentará explotar la relación personal entre ambos para empujar a Italia a hacer fracasar los esfuerzos por condenar la acción de Moscú".
El embajador informa a Washington que ha amenazado, de forma diplomática, al Gobierno italiano: "Hemos dejado claro que la actitud favorable mantenida hacia el nuevo gobierno Berlusconi en sus primeros meses de actividad podría desaparecer si no garantiza su credibilidad en esta cuestión".
El tono refleja una profunda desconfianza hacia el Ejecutivo italiano. "En la mejor hipótesis, Italia evitará pronunciar declaraciones fuertes o de presionar a Rusia. En la peor, Italia podría trabajar por destruir la determinación de los otros aliados en las sedes internacionales, incluidas la OTAN y la Unión Europea", valora Spogli.
"Mina el papel de la OSCE"
Varios cables indican que el recelo de Estados Unidos hacia Berlusconi, lejos de cuanto aseguran las declaraciones oficiales de estos días, no ha menguado con el tiempo. Un informe de la embajada de Roma (210920) enviado al presidente Obama el 9 de junio de 2009, resumía así la situación. "La dependencia de la energía rusa, los lucrativos y frecuentemente no transparentes acuerdos de negocios entre Italia y Rusia, y la muy cercana y personal relación entre Berlusconi y Putin han distorsionado la visión del primer ministro italiano hasta el punto de que (Berlusconi) piensa que mucha de la fricción entre Occidente y Rusia ha sido provocada por Estados Unidos y por la OTAN".
Berlusconi, anticipaba la embajada a Obama, "nos ha propuesto mediar en su relación con el presidente ruso Medvedev y espera que le dé usted una señal, por pequeña que sea, de que tiene su bendición para hacerlo".
"Al revés", sugería el cable firmado por Elisabeth L. Dibble, entonces máxima responsable (interina) de la embajada, "puede hacerle saber que creemos que los temas de seguridad que afectan a la comunidad trasatlántica deben ser conducidos por la Alianza en grupo, y que Estados Unidos no desea sacrificar valores a cambio de una estabilidad de corto plazo basada en las promesas rusas de buen comportamiento. Y que reaccionaremos -y esperamos de quienes compartan estos valores que lo hagan también-, cuando Rusia cruce la línea roja, por ejemplo al amenazar la soberanía de Estados vecinos".
En ese mismo despacho, escrito antes de una visita del primer ministro italiano a Estados Unidos (210920), insistía en esa idea y enumeraba los problemas creados por Il Cavaliere: "Berlusconi cree que, actuando como mediador, puede restaurar el espíritu de diálogo y cooperación entre Europa, EEUU y Rusia, pero (piensa) ampliamente en términos rusos, posponiendo indefinidamente el acercamiento de la OTAN a Ucrania y Georgia, diluyendo los esfuerzos europeos para promover la democracia en Bielorrusia, y minando el importante papel de la OSCE en defender los valores humanos y democráticos en Europa".
"Una política exterior diseñada para no negar nada a Rusia"
Así se titulaba el párrafo 16 del documento secreto (fecha) enviado por Spogli a Washington en enero de 2009, que resumía en una lista los asuntos "molestos" para Rusia en los que Italia le ha prestado apoyo en sedes internacionales.
- Presión ante la OSCE para ignorar los incumplimientos de Rusia sobre los 'conflictos congelados' que tiene legalmente comprometidos en Estambul.
- Débil apoyo o incluso oposición a los esfuerzos de la OTAN por construir lazos más estrechos con Georgia y Ucrania.
- Débil apoyo inicial para apoyar los esfuerzos internacionales para reconocer la independencia de Kosovo
- Comentarios poco colaborativos sobre los planes de Defensa de Misiles con Polonia y la República Checa.
- Apoyo a los planes del presidente ruso Medvedev para redefinir la arquitectura de seguridad Europea minando a la OSCE y a la OTAN.
- Apoyo a los esfuerzos rusos por socavar las iniciativas de la Unión Europea y de Estados Unidos para dar más seguridad energética a Europa.
Valentini, el hombre en la sombra
Si hay algo que intriga a los diplomáticos estadounidenses en la relación Putin-Berlusconi es el papel que juega un íntimo colaborador de Berlusconi, Valentino Valentini. Los cables muestran que el servicio exterior piensa que "este diputado y figura en la sombra", que "actúa sin equipo y ni siquiera secretaria" es el "hombre clave de Berlusconi en Rusia".
Valentini, explicaba el ex embajador Ronald P. Spogli en enero de 2009, "habla ruso (entre otras lenguas), viaja a Rusia varias veces al mes, y aparece a menudo al lado de Berlusconi cuando se reúne con líderes mundiales".
La embajada admitía que "no está claro" lo que Valentini hace durante sus frecuentes visitas a Rusia, aunque apuntaba: "Se rumorea ampliamente que cuida los intereses de Berlusconi". Y añadía: "Nuestros contactos lo describen de forma uniforme como cercano a Berlusconi en todo lo que tiene que ver con Rusia, pero no como un hombre político".
En realidad, Valentini trabaja como asistente e intérprete personal de Berlusconi desde hace mucho tiempo. A los 23 años, terminó un master en Publitalia, la empresa que presidía Marcello Dell'Utri, el senador siciliano y cofundador de Forza Italia, condenado ahora por complicidad mafiosa, y poco después pasó a trabajar con el Cavaliere.
El inmenso poder político de ENI
Las expresiones utilizadas por el servicio diplomático dejan ver que Estados Unidos no se fía de ENI y considera que el gigante italiano de la energía tiene "un inmenso poder político". Diversos cables revelan que EEU presionó con fuerza a Italia al menos desde 2008 para que ENI no llevara adelante el proyecto del gasoducto South Stream con Gazprom y para que abandonara la idea de construir otra tubería de gas desde los campos iraníes de Pars hasta Turquía, según le había propuesto el Gobierno iraní a ENI.
Un despacho emitido por la embajada en Roma el 13 de enero de 2010 afirmaba que la visión de ENI respecto a la situación energética europea "es perturbadoramente similar a la de Gazprom y el Kremlin, y a veces se adorna con florilegios retóricos reminiscentes del doble lenguaje de la era soviética".
Otro cable de la embajada de Roma previo a una visita del ministro Frattini a Estados Unidos afirmaba: "El Gobierno italiano es ambivalente sobre el apoyo al gasoducto europeo Nabucco, mientra ENI está dispuesta a ayudar a Gazprom a construir gasoductos en el Mar Negro y el Mar Báltico que solo aumentarán la dependencia de la Unión Europea sobre Rusia. ENI parece a menudo dictar la política energética del Gobierno, y usa su poder para entorpecer los planes liberalizadores del mercado de energía europeo".
Un cable del Departamento de Estado del 2 de mayo de 2008, enviado a 20 legaciones y despachos (154742) por el subsecretario Reuben Jeffery III, narra un tenso encuentro entre este y el consejero delegado de ENI, Paolo Scaroni, en Washington.
Cuando Jeffery le pregunta "por qué Italia apoya el proyecto South Stream, Scaroni contesta abruptamente: 'Europa necesita gas ruso. Es mejor tener el gas directamente de Rusia y evitar futuras disputas Rusia-Ucrania".
El citado documento secreto de 26 de enero de 2009 analiza la influencia política interna del gigante energético italiano, creado en 1953 por el mítico Enrico Mattei, que falleció en un sospechoso y nunca aclarado accidente de aviación en 1962 tras discutir la primacía de las Siete Hermanas en el mercado del petróleo mundial.
"El Gobierno italiano ha apoyado los esfuerzos de ENI y otros gigantes de la energía por crear una sociedad única con Rusia y Gazprom para cooperar a largo plazo (hasta 2035)", escribe Spogli. "ENI, la paraestatal más prominente de energía, tiene un inmenso poder político; su estrategia de negocio se enfoca sobre ambientes geopolíticos complicados, generalmente percibidos como un riesgo demasiado alto por sus competidores internacionales".
"Los esfuerzos de ENI por presionar 'vis a vis' al Gobierno italiano están mejor fundados que la mayoría de delegaciones de Gobierno", añade el documento. "Tiene un asesor diplomático asignado por el ministerio de Exteriores. Juzgando solo por la prensa, diríamos que Berlusconi ofrece a su consejero delegado, Paolo Scaroni, tanto acceso como el que le da a su ministro de Exteriores".
"El director de negocios de ENI nos confesó hace poco que se reúne con Gianni Letta, equivalente a un consejero de seguridad nacional y confidente de Berlusconi, una vez a la semana", continúa. "Miembros políticos de las dos orillas nos dicen que ENI es uno de los grandes promotores de los numerosos 'think-tanks' italianos, muchos de los cuales organizan discusiones públicas sobre la importancia de las relaciones Italia-Rusia. Hay incluso sospechas de que ENI mantiene a periodistas en nómina".
Además, el informe revela que "ENI no limita su diálogo con el Gobierno a los temas de energía; su presencia en Rusia supera a la de la embajada escasa de personal, y, según un diputado del Partido Democrático, muchos mensajes políticos pasan de forma frecuente a través de esos canales comerciales y económicos".
El embajador termina anotando: "Según ENI, la amenaza real para la seguridad energética de Europa occidental no es Rusia - es Ucrania". La solución a la inseguridad energética, según ENI, "son más conexiones de tuberías desde los campos rusos de gas y la necesidad de tuberías que no atraviesen Ucrania -que sería lo racional en el caso de South Stream y North Stream".
South Stream, ¿la joya de la alianza?
Pese a los esfuerzos por evitar los daños colaterales, los cables reflejan que Estados Unidos entiende muy bien que Italia necesita la energía rusa. "Virtualmente sin reservas domésticas de energía, sin potencia nuclear nacional, y con una ambiciosa compañía energética paraestatal (ENI), la principal preocupación bilateral de Italia es la búsqueda de garantías de suministro energético a largo plazo", escribió el embajador Spogli en 2009.
En paralelo, los cables certifican que los negocios bilaterales entre Rusia e Italia crecieron con enorme fuerza tras la caída del muro de Berlín. Entre 1998 y 2007, las exportaciones italianas a Rusia aumentaron un 230%, desde los 2.700 millones de euros a los 9.500 millones.
Las embajadas de Roma y Moscú analizan a menudo los avances y retrocesos del gasoducto Suoth Stream, considerado el proyecto estrella del acuerdo ENI-Gazprom.
Según datos de Gazprom, la tubería costará 8.600 millones de euros y exportará gas a Europa puenteando a Ucrania bajo el Mar Negro y llegando a través de Turquía en dos ramales, uno por el norte desde Hungría a Austria, y otro por el sur desde Grecia a Italia.
La tubería debería estar lista hacia 2015, según Gazprom, aunque la diplomacia de Washington se muestra escéptica y en dos cables duda incluso de que el gasoducto "se termine en esa fecha, si es que lo hace alguna vez".
En los últimos tiempos, la administración estadounidense ha mostrado su inquietud por la triangulación del eje Roma-Moscú a Trípoli. El despacho enviado por Hillary Clinton del 28 de enero de este año preguntaba a sus legaciones en Roma y Moscú: "¿Cuáles son las visiones de los funcionarios del Gobierno italiano y de los de ENI sobre la política energética con Rusia y sobre el proyecto South Stream, especialmente en lo relativo a Libia y los Balcanes?".
Puedes contactar en Eskup con el autor del artículo, Miguel Mora. | Comenta esta noticia en la red social de EL PAÍS | La mayor filtración de la historia | Preguntas y respuestas | Ir al especial
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