La misteriosa odisea del 'Arctic Sea'
Una presunta escala en el enclave ruso de Kaliningrado alimenta las sospechas de que el buque cargaba armas
El Arctic Sea navega ya en aguas tranquilas. Su tripulación de marineros rusos está a salvo y sus ocho presuntos secuestradores se hallan desde el jueves detrás de las rejas de la tristemente famosa cárcel moscovita de Lefórtovo, gestionada antaño por el KGB y ahora por sus herederos. Sin embargo, el misterio que rodea el carguero supuestamente secuestrado el 24 de julio en el mar Báltico, desaparecido de los radares el día 29 frente a las costas francesas y rescatado por la Armada rusa el pasado lunes cerca de Cabo Verde, es ahora más sombrío que nunca. Varias y graves incongruencias entre los hechos y las explicaciones del Kremlin alimentan la sospecha de que el buque transportaba una carga de contrabando muy sensible, probablemente armamento.
Los expertos desechan la versión de secuestro, que ha difundido Rusia
La versión oficial rusa -ocho hombres se apoderaron del Arctic Sea frente a las costas suecas y lo dirigieron hasta el Atlántico- hace agua por todas partes, según señalan analistas del sector. Los expertos coinciden en calificar de inverosímil la hipótesis de un secuestro perpetrado en aguas bálticas (de las más concurridas y vigiladas de Europa), para hacerse además con un barco que oficialmente llevaba una carga de madera cuyo valor no pasaba de 1,3 millones de euros. Se trataría del primer secuestro en esa zona desde el siglo XVII.
Asimismo, sorprende la vigorosísima reacción del Kremlin ante la desaparición de un barco propiedad de una compañía finlandesa y que navega bajo bandera maltesa. El presidente ruso, Dmitri Medvédev, ordenó el 11 de agosto a su ministro de Defensa "tomar todas las medidas necesarias" para rescatar al Arctic Sea. Éstas incluyeron nada menos que el envío de varios buques y aviones de guerra.
¿Qué indujo a Medvédev a dar esa orden? ¿Por qué para trasladar a 11 tripulantes y ocho presuntos secuestradores desde Cabo Verde a Rusia hicieron falta tres aviones militares de transporte Il-76, con una capacidad de carga de 40 toneladas?
La respuesta quizá se encuentre en Kaliningrado, el enclave ruso a orillas del Báltico.
Yulia Latínina, comentarista de Nóvaya Gazeta, cree que en ese puerto, donde el carguero atracó supuestamente en julio para algunas "reparaciones", los contrabandistas cargaron el armamento que con toda probabilidad estaba destinado a países que ella califica irónicamente de "pacíficos aliados", como "Siria o Irán".
Mijaíl Voitenko, director de la página web Boletín Marítimo ruso y el primer hombre en lanzar las alarmas sobre el destino del Arctic Sea, también sostiene que el buque recogió su "peligrosa" carga oculta en Kaliningrado, antes de zarpar hacia Finlandia para recoger la madera que debía entregar en Argelia. La parada del buque en el enclave ha sido señalada por otros analistas y confirmada por un funcionario del puerto ruso a la prensa finlandesa el 8 de agosto.
Paul Holtom, director del Departamento de Comercio de Armas del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, destaca las preocupantes características del enclave. "Es una importante base militar y el epicentro de un florido contrabando de drogas y armas", dice en una conversación telefónica. "Por allí pululan ex oficiales de la Armada rusa que mantienen una notable capacidad de acceso a la estructura militar local. Tenemos en nuestros archivos varios casos de tráfico de armas salidas de allí", prosigue Holtom, que vivió en el enclave.
En Kaliningrado tienen base dos submarinos, cinco navíos de guerra, 32 barcos antiminas y de patrulla y 63 aviones militares, con el armamento correspondiente. Un cargamento oculto de armas sí justificaría el gran despliegue militar ruso y los retrasos de Moscú en informar del caso.
¿Supo el Kremlin de qué se trataba desde un principio? ¿O uno de los varios servicios secretos rusos se enteró del asunto cuando el Arctic Sea ya había zarpado y avisó a Medvédev de urgencia, quizá para ponerle la zancadilla a otro servicio ruso implicado en el asunto?
Las incógnitas sobre los actores son muchas, pero lo significativo es que Moscú decidiera facilitar información falsa sobre el caso. La autoridad marítima de Malta informó el martes de que en realidad el Arctic Sea "nunca desapareció", y que hubo consenso entre las autoridades de varios países para no divulgar información que pusiera en peligro la operación de rescate.
Operación que ¿casualmente? Rusia llevó a cabo en un lugar donde no tuvo que sufrir la presión que un país europeo habría ejercido para meter la nariz en el Arctic Sea, si se hubiese rescatado en sus aguas.
Aun dando crédito a la hipótesis del contrabando, quedaría por esclarecer quiénes son los presuntos secuestradores. ¿Una banda de cretinos que se hizo con el barco equivocado? ¿Un grupo mafioso que actuó a sabiendas de lo que había? ¿Un comando profesional lanzado para dar una buena excusa a la Armada rusa para intervenir y recuperar el cargamento del Arctic Sea? La respuesta será sin duda uno de los secretos mejor guardados del Kremlin.
Desde que los marineros fueron liberados, al menos hasta el sábado, sus familiares no han podido entrar en contacto con ellos, al contrario de lo que sucedió con los tripulantes rusos del barco ucranio Faína, que había caído en manos de piratas somalíes. Señal de que, según Voitenko, los marineros están recibiendo instrucciones sobre cómo contestar a preguntas demasiado curiosas. Como dijo uno de ellos al diario Izvestia: "Lo que sucedió con nosotros es secreto de Estado".
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