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La infidelidad de su esposa pone en apuros al ministro principal del Ulster

Herido grave en un atentado con bomba un policía de Irlanda del Norte

El ministro principal de Irlanda del Norte, Peter Robinson, líder del Partido Unionista Democrático, se vio ayer políticamente acosado por las ramificaciones económicas del affaire que durante meses en 2008 mantuvo su mujer y también diputada de la Asamblea de Irlanda del Norte, Iris, con un joven que entonces tenía 19 años.

Iris Robinson, de 60 años, consiguió de dos amigos constructores sendos préstamos de 27.000 euros para que su amante pudiera montar un café en una zona recreativa de Belfast e influyó para que el Ayuntamiento, del que entonces ella era concejal, le concediera a él la licencia de explotación. También se quedó para ella un 10% del préstamo, pero no declaró ninguno de esos intereses ni a la Asamblea ni al Consistorio.

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Peter Robinson, que el miércoles cosechó una oleada de simpatía tras hacer público que su esposa le había sido infiel y que ella intentó suicidarse cuando él se enteró, en marzo pasado, vio ayer transformada esa simpatía en suspicacia. Al margen del efecto político de la infidelidad de una mujer que siempre ha ido con la Biblia en la mano en su carrera política y que ha acabado acostándose con el hijo de uno de sus mejores amigos, que había fallecido pocos meses antes, el caso tiene trascendencia porque el propio Robinson no hizo nada para que el Parlamento tuviera conocimiento del conflicto de intereses de su mujer, aunque sí la presionó para que devolviera el dinero.

Las suspicacias se han visto incrementadas por el hecho de que los Robinson no han hecho público el caso de manera espontánea, sino porque sabían que la BBC estaba investigando los intereses económicos de Iris y se disponía a desvelarlos el jueves.

El líder del nacionalista y católico SDLP, Mark Durham, pidió ayer la inmediata dimisión de Iris de todos sus cargos públicos y afirmó que Peter Robinson debería plantearse también su posición si no acepta que se ponga en marcha una investigación adecuada.

El escándalo de los Robinson, que ha convulsionado a una comunidad provinciana y mojigata, ha dejado en la sombra el salto cualitativo que dio ayer la violencia de los disidentes republicanos en la provincia con un atentado que estuvo a punto de costarle la vida a un miembro del Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI).

Un explosivo en el coche

El policía, un católico de 33 años que lleva 10 en el cuerpo, conducía su propio vehículo desde su casa camino de la comisaría cuando estalló una bomba adosada en los bajos del automóvil a las 6.30 de la mañana cerca de Randalstown (condado de Antrim). Sus compañeros le encontraron consciente, pero sangrando abundantemente, y su estado es grave.

Un portavoz del PSNI atribuyó el atentado a disidentes republicanos, pero afirmó que es aún demasiado pronto para atribuirlo a un grupo en concreto. Los observadores independientes que controlan la actividad paramilitar en Irlanda del Norte advirtieron en su último informe que la disidencia republicana está más activa que nunca y se teme que pueda haber un atentado espectacular.

Tanto el ministro principal Robinson como su adjunto, el republicano Martin McGuinness, condenaron el atentado. "Es un acto cobarde contra un hombre comprometido a defender la sociedad libre que todos disfrutamos", dijo Robinson. "Estas acciones no sirven a ningún propósito ni siguen ninguna causa", aseguró McGuinness.

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