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Reportaje:

En los dominios del Chapo Guzmán

El Ejército mexicano penetra en la sierra de Sinaloa, feudo del principal cártel de narcotraficantes

La polvareda que levantan las aspas del helicóptero no inmuta a los dos muchachos que se han colado en la pista militar. Desde Badiraguato, en el Estado mexicano de Sinaloa, aeronaves del Ejército transportan tropas y víveres hacia diversos puntos de la Sierra Madre Occidental, algunos de acceso imposible si no es a lomos de mula o por vía aérea.

El objetivo del nuevo operativo antidroga es el llamado Triángulo Dorado, en los Estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, donde abundan desde hace décadas los cultivos de marihuana y de una hermosa planta de flores blancas y rojas conocida como amapola, la adormidera de la que se extrae el opio y con la que se elabora la heroína.

El despliegue de 9.000 soldados abarca los Estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua
En Sinaloa, morir violentamente es morir de muerte natural: 7.110 homicidios en 11 años
Ser 'narco' es el sueño e ilusión de muchos jóvenes, está presente en sus conversaciones

El oficial al mando de la base de helicópteros no hace declaraciones. "Vaya a la Comandancia de la Novena Zona Militar, en Culiacán. Allí le informarán". Pero en Culiacán también dan la callada por respuesta. "Hable con la Secretaría de la Defensa Nacional, en la Ciudad de México". El mutismo oficial rodea el envío de un contingente de 9.000 soldados y varios cientos de policías federales a la zona, en un nuevo capítulo de la ofensiva del Gobierno de Felipe Calderón contra el crimen organizado vinculado al narcotráfico.

Morir violentamente es morir de muerte natural en Sinaloa, donde los sicarios matan esencialmente por tres motivos: falta de pago en una operación de tráfico de drogas; combatir a la mafia, y tener relaciones con la mujer equivocada, según cuenta un vecino de Culiacán bien relacionado con el hampa. Los registros oficiales muestran que en los últimos 11 años se cometieron 7.110 homicidios dolosos en Sinaloa, la mayoría vinculados con el narcotráfico. El año pasado la cifra llegó a 562 homicidios.

Estamos en el Estado más emblemático en la producción y tráfico de drogas, feudo de la organización ilegal más poderosa de México -el cártel de Sinaloa-, y semillero de capos tan destacados como Joaquín El Chapo Guzmán, el narcotraficante más buscado desde su fuga de la cárcel en enero de 2001. Aquí nació también Amado Carrillo Fuentes, alias El señor de los cielos, jefe de jefes del cártel de Juárez hasta su muerte, llena de interrogantes, en 1997. Sinaloenses son Ismael Mayo Zambada, a quien la Fiscalía antidrogas considera el principal narcotraficante en activo, Rafael Caro Quintero, antiguo líder del cártel de Sinaloa, preso desde 1985, y Ernesto don Neto Fonseca, ex jefe del cártel de Guadalajara, también en la cárcel.

En las entradas y salidas de Culiacán, capital de Sinaloa, efectivos de la Policía Federal registran los vehículos, y los soldados hacen lo propio en la carretera hasta Tamazula (Durango), uno de los centros de cultivos de marihuana en el Triángulo Dorado. Badiraguato es una localidad de 30.000 habitantes a menos de una hora de Culiacán. Su aspecto apacible contrasta con la aureola de ser la puerta de entrada a un territorio sin ley que se adentra en la sierra. Ya en los años 40 ostentaba el récord de plantaciones ilegales en México. Aquí se acuñaron las palabras gomero, para referirse a los traficantes de goma de opio, y motero, para los traficantes de mota (marihuana).

En Badiraguato manda quien manda. David Díaz Cruz, jefe de la Policía Municipal, expone "las limitaciones" de su cargo. Los 40 agentes bajo sus órdenes no son más que los individuos armados, vestidos de negro y encapuchados que la noche del 9 de septiembre pasado asaltaron el cuartel de los municipales, donde está la cárcel, para asesinar a un detenido en una de las celdas y llevarse a otro, cuyo cadáver fue encontrado después. Un ajuste de cuentas entre bandas. Meses antes, había sido asesinado el número dos de la Policía Municipal. Su jefe no sabe por qué, o al menos eso dice.

¿Qué puede hacer el comandante Díaz para conservar el puesto y la vida? Ver, oír y callar, o hacerse pendejo. Además, recuerda, la ley no le faculta para investigar delitos como el narcotráfico, que corresponden al fuero federal. "Sólo puedo actuar en situaciones de flagrancia. Aunque tenga sospechas de que en la tienda de la esquina venden droga, no puedo investigar". La situación se repite en muchos estados mexicanos: las policías locales acaban introducidas con el narcotráfico por acción u omisión.

La carretera de Badiraguato hacia la sierra pronto se convierte en una pista de montaña que sólo permite el paso de vehículos 4x4. El asfalto termina en la comunidad de Lapara, donde fue capturado Lino Portillo, El Lino, pistolero del cártel de Tijuana con numerosas muertes a sus espaldas. Apareció ahorcado en la celda del penal de Culiacán en marzo de 2003. Más de diez familiares suyos fueron ejecutados en días posteriores. El camino discurre entre dominios de los barones de la droga, a los que todo el mundo conoce y respeta. Hasta Santiago de los Caballeros no hay la más mínima presencia militar.

En esta pequeña aldea de poco más de 200 habitantes tiene su base el 42 Batallón de Infantería. El oficial al mando dice que los soldados que intervienen en el operativo antidroga están desplegados más al norte, en zonas de difícil acceso, con extensos cultivos de marihuana y amapola. No da más detalles.

El cementerio, en lo alto del pueblo, domina el valle. Hay varios panteones donde "duermen" familias del hampa local. Como los cuatro hermanos Caro Carrillo, a los que la muerte alcanzó en la veintena. Uno de ellos acabó calcinado al desplomarse la avioneta que pilotaba con un cargamento de droga. Un inmenso mausoleo de mármol se levanta en el punto más elevado del camposanto. Lo mandó construir Ernesto Fonseca, Don Neto, cuando era el amo y señor del pueblo.

Por los caminos de la Sierra Madre, los nombres de muchas rancherías (poblados) están asociados a los de conocidos jefes de los cárteles de la droga. En el lugar más recóndito puede haber la mansión más sorprendente. La Tuna, junto al límite con el Estado de Chihuahua, es una pequeña comunidad donde nació El Chapo Guzmán, el hombre más perseguido de México, por el que Estados Unidos ofrece una recompensa de cinco millones de dólares. Varios de sus familiares viven en estas montañas y aquí es, según diversas versiones, donde el fugitivo se siente más seguro.

Las historias sobre El Chapo se cuentan por decenas en Sinaloa. Una de ellas aventura que el Ejército está concentrando numerosos efectivos en la zona de La Tuna con el objetivo de cercar a la presa más codiciada. Pero nadie sabe a ciencia cierta dónde se esconde. Los rumores corren de boca en boca y apuntan que el capo más buscado tiene buenos lazos con el Gobierno, o que financió al ex presidente Vicente Fox, o que le protegen los militares.

La vía de entrada a Culiacán desde el aeropuerto es un escaparate de concesionarias de automóviles. Grandes y chicos, en esta ciudad están a la venta todas las marcas de los todoterrenos estadounidenses, europeos o japoneses. Son los vehículos en los que viajan los narcotraficantes, amantes de la ostentación. El parque móvil es una muestra del dinero que circula en todo el Estado de Sinaloa, producto en parte del derrame económico del narcotráfico. "Nunca hemos vivido de otra manera. Estamos acostumbrados a vivir con los narcos desde siempre, al menos desde que tengo uso de razón", dice Marta, de 50 años, vecina de Culiacán.

El escritor Elmer Mendoza sostiene que el narcotráfico ha generado una cultura en la que "el dinero es el paradigma en que desemboca el esfuerzo humano en Sinaloa". Ser narco es el sueño e ilusión de muchos jóvenes, está presente en sus conversaciones. Basta comparar el futuro de un recién licenciado de la Universidad con el de quien ingresa en el negocio de la droga. El resultado está a la vista. "Cada vez hay más universitarios en las estructuras de poder del narcotráfico. Sobre todo en las capas intermedias, donde los consejeros que analizan las inversiones para el lavado de dinero funcionan como en una empresa. La Universidad de Sinaloa, en cambio, es una fábrica de desempleados", dice Mendoza.

La música norteña, a través de los narcocorridos, habla del tema. Y también la literatura. Elmer Mendoza dirige en Culiacán un taller literario. Cuenta que el 30% de sus alumnos escribe únicamente de violencia y narcotráfico. "Es un tema subyugante, muy íntimo, que nos asalta todos los días", comenta el escritor, que ejerció de consejero de Arturo Pérez Reverte cuando éste preparaba su novela La reina del sur, inspirada y ambientada en el mundo del narcotráfico mexicano y, concretamente de Sinaloa.

Manuel Clouthier, hijo del fallecido líder del Partido de Acción Nacional (PAN) y ex candidato presidencial, no se anda por las armas a la hora de buscar responsables de lo que ocurre en su Estado. "No existe crimen sin apoyo institucional", afirma. En su opinión, el verdadero riesgo procede de la narcopolítica. "El político coludido con el crimen sí tiene que perder. Es el más peligroso", precisa. Y da nombres y apellidos: "En el sexenio de Vicente Fox el narcopolítico creció en grado superlativo. El anterior gobernador de Sinaloa, Juan Millán, fue el capo número uno, que convirtió este Estado en el territorio más seguro para el narcotráfico".

Según este empresario-periodista, los jefes de las organizaciones criminales tienen una capacidad corruptora sin límites. "Corrompen la voluntad del hombre, las instituciones, la sociedad (a través de la violencia), el derecho a la vida, el espíritu emprendedor, al generar una cultura del dinero fácil que va en contra de la cultura del esfuerzo..."

Clouthier, hijo de uno de los referentes políticos de Sinaloa aplaude las recientes extradiciones a Estados Unidos de destacados barones de la droga porque, en su opinión, es lo único que temen. "En México los capos presos entran y salen de la cárcel como les da la gana. Viven como en suites presidenciales". Pero Clouthier espera más acciones y más contundentes contra el crimen organizado. "Quiero ver que en Sinaloa se toca en serio. No sólo en la sierra, también en las ciudades. He visto mucha mercadotecnia política. Sinaloa es el líder y por eso tiene que ser tocado para demostrar que el Gobierno va en serio".

Un soldado mexicano hace guardia ante la incineración de cuatro toneladas de marihuana.
Un soldado mexicano hace guardia ante la incineración de cuatro toneladas de marihuana.AFP

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