El disidente Fariñas, en estado crítico
En las últimas horas, su estado de salud se agravó seriamente debido a una infección hospitalaria y a complicaciones hepáticas
El disidente cubano Guillermo Fariñas se encuentra en estado crítico después de 126 días en huelga de hambre. En las últimas horas, su estado de salud se agravó seriamente debido a una infección hospitalaria y a complicaciones hepáticas, a lo que se añade que acaban de descubrirle un coágulo en la yugular, algo que pudiera ser fatal por el riesgo de trombosis, según Ismeli Iglesias, su médico de cabecera. "Su estado es grave, crítico, pero hay que esperar", ha dicho a este diario la madre de Fariñas, Alicia Hernández, desde la sala de cuidados intensivos del hospital de Santa Clara donde está ingresado su hijo desde el 11 de marzo.
Fariñas, de 48 años, comenzó su protesta el 24 de febrero , un día después de la muerte del preso político Orlando Zapata Tamayo, fallecido tras realizar una huelga de hambre de 85 días. Desde entonces, no come ni bebe, si bien permite que le alimenten e hidraten por vía parenteral y también recibe tratamiento médico sistemático. Ya ha superado otras crisis e infecciones en las últimas semanas, pero cada vez la situación es más delicada, indica su madre, que es enfermera de profesión.
Fariñas demanda la excarcelación de 26 presos políticos enfermos, aunque ha dicho que estaría dispuesto a abandonar su ayuno si son liberados los 10 o 12 más graves, con la condición de que el Gobierno y la Iglesia católica se comprometan a un elaborar un calendario para excarcelar al resto con posterioridad. Hasta el momento, la mediación de la jerarquía católica ante el Gobierno de Raúl Castro ha logrado la excarcelación del preso de conciencia parapléjico Ariel Sigler Amaya, así como el trasladado de otros 12 opositores a cárceles cercanas a sus lugares de residencia. La Iglesia afirma que más presos pueden será liberados en breve gracias al diálogo abierto con el régimen, pero para Fariñas hasta ahora esto no ha sido garantía suficiente. "Si los presos enfermos no son liberados, continuaré hasta el final", dijo en su última conversación con este diario, hace una semana.
Según Iglesias, en los últimos tres días el estado del disidente se "ha ido complicando cada vez más" y en cualquier momento puede llegarse a una situación de no retorno. Fariñas ha adelgazado más 20 kilos, tiene constantes dolores de cabeza y en las articulaciones, está muy hinchado y se le ha descubierto una infección por estafilococos, adquirida a través de un catéter, motivo por el que ya esta siendo tratado con antibióticos. Desde hace cuatro días no esta recibiendo alimentación parenteral, y los médicos le prohibieron hablar por teléfono y moverse para evitar que el coagulo en el cuello produzca un trombo, eventualidad que podría ser fatal. "Ha pasado de un estado grave-estable a un estado grave-crítico", ha dicho Alicia Hernández, que pese a todo trata de mantener la calma.
Otros médicos consultados por este diario aseguran que la vida de Fariñas corre peligro aunque empiece a comer, pues el daño a su organismo es tal -en los últimos 15 años el opositor ha realizado más de 20 huelgas de hambre, una de ellas de siete meses- que su metabolismo puede colapsar en cualquier momento.
El agravamiento de la salud de Fariñas se produce en un momento muy especial, cuando la inédita mediación de la Iglesia católica cubana ante Raúl Castro parece avanzar y hay grandes expectativas de que el "proceso" abierto conduzca a la excarcelación de un importante número de presos políticos. Sin duda, un desenlace trágico del caso Fariñas sería un duro golpe a estos propósitos; el Gobierno ha dicho que no acepta "chantajes", y varios opositores ya han anunciado su voluntad de "tomar el relevo" de Fariñas si este muere. Ante el dilema, muchos se inclinan por esperar y rezar.
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