El desafío de la 'gran Hungría'
Una ley que concede la nacionalidad a las minorías magiares en el exterior inquieta a los países vecinos
El Parlamento de Hungría aprobó ayer una controvertida ley por la que se facilita otorgar la nacionalidad a las personas de etnia magiar que viven en el extranjero (entre 2 y 3,5 millones), la gran mayoría en el centro y el este europeo. Todos los que puedan certificar que tienen antepasados húngaros y su conocimiento de esa lengua podrán solicitar la nacionalidad, y mantener la actual, aunque nunca hayan residido en Hungría.
La recibirán si no tienen antecedentes penales ni suponen un peligro para el orden público ni para la seguridad nacional, según la normativa, aprobada por 344 votos a favor, 3 en contra y 5 abstenciones.
Los nuevos húngaros no tendrán de forma automática derecho a votar en Hungría ni a pensiones ni prestaciones sociales húngaras, según la ley, que entrará en vigor el 20 de agosto. La normativa, que tuvo el respaldo tanto de Fidesz -el partido en el poder- como de las demás facciones parlamentarias, fue el pilar del programa electoral y de Gobierno del nuevo primer ministro, Viktor Orban, urdidor de la victoria del partido de centro-derecha Fidesz, que logró una mayoría superior a dos tercios del Parlamento en las elecciones de abril.
Eslovaquia retirará la nacionalidad a quienes acepten el pasaporte húngaro
Tras la I Guerra Mundial, Hungría perdió dos terceras partes de su territorio y así se crearon minorías húngaras en los países limítrofes.
Al menos 1,4 millones de personas son de origen magiar en Rumania, unas 450.000 suman las de Serbia y Ucrania, y otras tantas en Eslovaquia, donde son el 10% de la población. La ley puede originar conflictos en esos tres países vecinos, dado que en un par de décadas el Gobierno de Budapest puede intentar cambiar las lindes en función del principio étnico, según los analistas.
Pese a ser el país más afectado, Rumania no está en contra, actitud que contrasta con Eslovaquia, cuyo primer ministro, Robert Fico, ha afirmado que la ley es "un peligro vital" para la soberanía del país.
La reacción eslovaca no se hizo esperar y, horas después, el Consejo de Ministros aprobó de urgencia un proyecto de ley por el que modificó el Acta de Ciudadanía Eslovaca. El Parlamento eslovaco ratificó el proyecto de ley horas después. La reforma establece que si un eslovaco solicita voluntariamente otra ciudadanía, cuando la obtenga perderá la eslovaca, y hace obligatorio que para ejercer una función pública se ha de tener la ciudadanía eslovaca, lo que no se aplicará si ello ocurre por matrimonio o en caso de niños que nazcan en países que otorgan la ciudadanía por esa circunstancia. El Partido de la Coalición Húngara (SMK), en Eslovaquia, se congratuló por la decisión de Budapest por creer que facilita la solicitud de la doble ciudadanía a los húngaros en los países vecinos y calificó de "inapropiada y exagerada" la "histeria" provocada por el Gobierno eslovaco.
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