La capital argentina queda aislada por tierra, mar y aire
El helicóptero de la presidenta no pudo despegar de la Casa Rosada
Buenos Aires quedó ayer prácticamente aislada por el humo de la quema de pastos que llega desde más de 90 kilómetros al norte de la ciudad. Las autopistas que unen la capital argentina con Rosario (300 kilómetros al norte) y La Plata (50 kilómetros al sur) fueron cerradas, y el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner recomendó no circular por las otras carreteras que comunican con las provincias porque la visibilidad es menor a 100 metros.
Tampoco operaba la terminal de autocares, y en el aeropuerto porteño (sólo para vuelos nacionales) despegaban aviones, pero no aterrizaban. También fue clausurada una de las seis líneas de metro porque el humo lo invadió todo: hasta los túneles subterráneos. Ni siquiera el helicóptero que traslada a diario a Cristina Fernández desde su residencia a la Casa Rosada pudo despegar de la sede presidencial.
La Dirección Nacional de Vialidad declaró ayer el estado de emergencia para todos los accesos a la ciudad de Buenos Aires. Dos de ellos fueron interrumpidos al tránsito: uno es la carretera Panamericana, que une la capital con Rosario y en la que la visibilidad llegaba a ser de menos de cinco metros; otro es el que conecta con la ciudad de La Plata. Entre la neblina habitual y el humo, un bus y dos coches chocaron en la madrugada de ayer en una autopista, lo que causó la muerte de una persona.
La autovía Buenos Aires-Rosario, la más transitada del país, ya había sido cortada por primera vez el pasado miércoles, lo que generó una larga cola de coches y camiones. También se paralizó el tráfico el jueves por la noche. Algunos camioneros, impacientes por pasar, se abrieron camino en dirección contraria.
Los cortes de carreteras llevaron al cierre de la terminal de autocares. El aeropuerto Jorge Newbery, en el que se centralizan los vuelos nacionales, venía operando con dificultades desde el jueves y ayer estuvo cerrado hasta el mediodía, cuando comenzó a funcionar sólo con despegues, porque los aterrizajes seguían siendo imposibles por la humareda. Desde la pista no se veía a más de 50 metros, ni siquiera se divisaba el vecino Río de la Plata. Las llegadas fueron derivadas al aeropuerto de Ezeiza (20 kilómetros al suroeste de Buenos Aires), donde operan los vuelos internacionales. Cuatro puertos de buques de carga ya habían cerrado el jueves: los de Buenos Aires, La Plata, Zárate y Campana. Los barcos de pasajeros a Uruguay aún navegaban, aunque con demoras. Una de las pocas opciones para salir o entrar de Buenos Aires es el tren, pero las líneas y las frecuencias son reducidas.
Una línea de metro, la que une el centro de la ciudad con el barrio de Villa Urquiza, tuvo que paralizarse ayer por la mañana porque el humo había bajado a los túneles y reducía la visibilidad a niveles mínimos. Todas las otras líneas sufrieron retrasos.
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